Si en alguna ocasión creemos que un ente negativo esta en nuestra casa, cogeremos un caldero de cobre, bronce o metal refractario, donde depositaremos un puñado (entre cinco y siete) pastillas de carbón instantáneo, para seguidamente prenderles fuego.
Cuando las pastillas estén en plena combustión, echaremos de manera alterna, siete puñados pequeños (el equivalente a una cucharilla de café) de azúcar, y siete puñaditos de sal, uno sobre el otro con intervalos de un minuto.
El gran poder purificador del fuego, combinado con el de la sal y el azúcar formara un humo que hará escapar a toda extraña entidad que invada nuestro hogar.
Se recomienda que tras realizar el ritual, mejor a primeras horas de la noche, no se abra la puerta ni las ventanas, para que el poder del humo no escape, tras lo cual, y pasada la noche, hemos de abrir todo el piso para que el elemento aire, muy purificador, acabe con la tarea realizada.
Este ritual Solo Debe Hacerse Una Vez y entre un ritual y otro similar debe transcurrir por lo menos una luna (o sea casi un mes) para no provocar una reacción contraria a la deseada.
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