Quemaremos una mezcla de alcohol, clavo y azúcar, en un recipiente de bronce, y pensando en la persona que nos tiene envidia recitaremos en voz baja:
Por San Jaime, patrón de los valientes
Por San Jorge, patrón de los valerosos
Por San Miguel patrón de los justos
Por Santa Leticia, protectora de los envidiosos
Que todo aquel que me desee mal por envidia
Aleje sus pensamientos de mi, durante mil días.
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