Adrianita también constituye un caso especial ya que en vida poseía, según su madre, dotes excepcionales.
Es la historia de una niña de once años que no temió la muerte, que la aceptó como parte de su destino y que al hacerlo, volvió, de algún modo, a la vida, a través de los milagros que la gente le atribuye.
Adriana Taddey nació el 4 de noviembre de 1958, en el seno de una familia de inmigrantes. Según su madre ya se le anunció antes de nacer "Liliana era chiquitita y un día estaba jugando en una montaña de arena. Yo estaba junto a ella -cuenta Antonia- y me pareció que, desde adentro de la casa, una nena me llamaba diciéndome: 'mamá, mamá'. Entré...salí al patio y volví a escuchar el llamado. Pensé que estaba loca...Eso me quedó; entonces le dije a Héctor que podamos buscar una hermanita para Liliana y bueno, al tiempo, quede embarazada."..."estábamos todavía en el hospital dónde yo la haba tenido y no se porqué al decir el nombre que le íbamos a poner dije: ella va a hacer santo su nombre" (Martínez 1997).
Desde su nacimiento fue un bebé muy precoz, a los dos meses ya tenía la dentadura completa, y al cumplir los seis meses ya decía sus primeras palabras.
Cuando Adrianita cumplió los tres años todo cambió. En las Pascuas de 1961, la familia se preparaba para ir a Misa y la nena se empezó a sentir mal, la internaron y cuando ella vio los remedios que le iban a dar, le dice a su madre que si se los administran la iban a matar.
Sin embargo le colocan el suero, después del tercero, empezó a gritar y empeoró cada vez más. Ante este cuadro, deciden trasladarla al Hospital de Niños de Buenos Aires. Había quedado cuadripléjica, con la cara torcida y sólo podía mover un dedo.
Se queja de dolores y la colocan en un pulmotor. La madre le pide a la Virgen que la dejara vivir. Al día siguiente Adrianita estaba mejor, "su carita estaba normal pero... a la vez no era la misma".
Dice que tuvo una visión de la Virgen, que se quedó toda la noche con ella y le dijo que se iba a curar.
Después de la aparición, pide tener con ella una medalla de la Virgen que presta a otros enfermos para que se mejoren. En el Hospital la comienzan a llamar "La Santita". Por otra parte, sabe todo lo que pasa en su casa porque dice que la Virgencita la lleva a pasear.
Después de 51 días de internación pudo volver a su casa. Soportaba su sufrimiento con paz y alegría. La comienza a tratar el Dr. Zurro y la solidaridad de la familia hace que le presten la casa para que este doctor atienda, además, a los niños pobres de Florencio Varela.
No sentía su discapacidad "No llores mamá, no me mires por lo que ves, yo no soy paralítica. Dios me puso en este mundo para los que vengan detrás de mí, ría conmigo, mamá, que la risa nos cura el cuerpo y el alma"
(Martínez 1997). Tenía visiones donde Jesús y la Virgen que le hablaban, para entender estos acontecimientos la familia se apoyó en todo momento en la Iglesia Católica local que seguía muy de cerca los acontecimientos.
Después de un tiempo, luego de una vacunación en la escuela se empezó a sentir rara, se hicieron varias consultas médicas pero no llegaron a ninguna conclusión. Murió el 4 de mayo de l969. Según su madre en el momento de su muerte se formó en el cielo una rara figura, un corazón, que ella interpreta como una señal de Dios para indicarle que Adrianita estaba junto a Él.
El Culto
Sus restos se encontraban en un nicho del cementerio de Florencio Varela, pero fueron trasladados a una bóveda ubicada a pocos metros de la entrada del lugar.
Este "Santuario" fue donado por la Municipalidad, considerando la enorme cantidad de placas agradeciendo milagros y curaciones.
Todos los días del año hay un peregrinar constante de gente que le lleva flores, recuerdos, golosinas y que depositan sus pedidos en un pequeño buzón instalado por la familia.
Dentro de la bóveda se observa un enorme retrato sonriente de Adrianita, rodeado de flores artificiales y naturales.
El pequeño ataúd se encuentra tras una vitrina de vidrio, dónde se acumulan juguetes, souvenirs, anillos, hebillas de niña, cartas dejadas por los creyentes, rosarios, cuadernos, estampitas de la Virgen y una serie de fotografías que muestran diferentes momentos de su vida e inclusive existe una que la muestra dentro del cajón durante su velatorio.
Existe un montaje fotográfico enviado a hacer por la madre donde se reconoce la clásica representación del Ángel de la Guarda pero con el rostro de Adrianita.
Hay un buzón para depositar los pedidos y decenas de placas de bronce clavadas sobre una de las paredes que dan testimonio del agradecimiento de varias familias de la localidad.
El día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre) la bóveda fue un constante desfile de gente que le acercaba flores, se detenía a rezar, dejaba una notita, etc. Todos afirmaban que la Santita era muy popular entre los pobres del barrio.
El Padre Juan Santolín fue el que le dio la Primera Comunión y quien rezó por ella cuando trasladaron el féretro.
El tiene una carpeta con fotos e imágenes de Adrianita, que podría ser parte de la documentación
necesaria para presentar en el Vaticano, reconoce que es un proceso lento y difícil, dónde cada "milagro" debe estar documentado para su estudio. A pesar de ser religioso puede ver que la fe de la gente no se detiene ante los trámites y cree que Adrianita es una Devoción Popular
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