En la mitología griega, Céfiro (en griego) Zéphyros) era el dios del viento del oeste, hijo de Astreo y de Eos.
Céfiro era el más suave de todos y se le conocía como el viento fructificador, mensajero de la primavera.
Se creía que vivía en una cueva de Tracia.
Uno de los mitos conservados en los que Céfiro aparece más prominentemente es el de Jacinto, un hermoso y atlético príncipe espartano.
Céfiro se enamoro de él y le cortejó, al igual que Apolo.
Ambos compitieron por el amor del muchacho, pero éste eligió a Apolo, haciendo que Céfiro enloqueciera de celos.
Más tarde, al sorprenderlos practicando el lanzamiento de disco, Céfiro sopló una ráfaga de viento sobre ellos, haciendo que el disco golpease al muchacho en la cabeza al caer.
Cuando Jacinto murió, Apolo creó la flor homónima con su sangre.
Para los romanos era Favonio.
Noto o Austros (en griego antiguo ) era el dios del viento del sur.
Estaba asociado con el desecador viento caliente de la salida de Sirio tras el solsticio de verano y se creía que traía las tormentas del final del verano y del otoño, por lo que era temido como destructor de las cosechas.
Su equivalente en la mitología romana era Austro, la personificación del siroco, que traía densas nubes y niebla o humedad.
Euro (en griego antiguo) era la deidad que representaba al funesto viento del este.
Se creía que traía calor y lluvia, y su símbolo era una vasija invertida derramando agua.
Su equivalente en la mitología romana era Vulturno (no confundir con Volturno), un dios-río tribal que más tarde pasaría a ser la deidad romana del rio Tíber.
Cuatro dioses menores del viento aparecen en unas pocas fuentes antiguas, tales como la Torre de los Vientos en Atenas.
Originalmente, como atestiguan las obra de Hesíodo y Homero, estos cuatro dioses menores eran los Anemoi Thuellai , ‘vientos de tempestad’), demonios malvados y violentos creados por el monstruoso Tifón, equivalentes masculinos de las arpías, a las que también se llamaba thuellai.
Estos eran los vientos que Eolo guardaba en sus establos: los otros cuatro Anemoi «celestiales» no permanecían encerrados.
Cecias (en griego antiguo Kaekiaç) era el dios-viento del noreste.
Es el encargado de arrojar el granizo.
Se le representa como un hombre alado, viejo, con barba, completamente vestido de túnica y descalzo, sostiene entre sus dos manos una cesta, o mas propiamente, un escudo lleno de granizo.
Su equivalente en la mitología romana es el dios-viento Caecius.
Apeliotes es el dios-viento del sureste.
Es el encargado de hace soplar el viento que hace madurar las frutas y el trigo, por ende a veces se le llama "El viento del Otoño".
De él se decía que tenía su hogar cerca del palacio de Helios, el dios-sol, hacia el Oriente, y por ende, a Apeliotes se le llama a veces ‘El viento cruzado’ pues es el que se encarga de ir guiando los rayos del sol.
Se representa en el Arte como un hombre alado, joven, sin barba, completamente vestido de túnica, y calzando coturnos, llevando entre sus manos parte de un manto que lo envuelve parcialmente y sobre el cual, sostiene entre sus manos, una gran cantidad de frutas y granos.
En la mitología romana el equivalente a Apeliotes es el dios-viento Argestes.
Coro (en griego antiguo Skirion) es el dios-viento del noroeste.
Por ser un viento frío y seco, se le asocia directamente con el inicio del invierno.
Iconográficamente se le representa como un hombre alado, viejo y barbudo, con el cabello desordenado, completamente vestido en túnica, y calzando coturnos, llevando entre sus brazos una vasija de bronce de la cual esparce ardientes cenizas.
Su equivalente en la mitología romana es el dios-viento Caurus o Corus .
Libis era el dios-viento del suroeste.
Tiene en su poder la popa de un barco como en actitud de andar dirigiendo uno el mismo.
Se representa como un hombre alado, muy joven, sin barba, vestido con túnica y descalzo, sosteniendo entre sus manos el timón de una nave.
Su función dentro de la mitología griega no está muy definida.
En la mitología romana su equivalente es el dios-viento Afer ventus ("viento africano") o Africus.
En la actualidad, se le identifica con el viento Áfrico o Ábrego.
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