Se acusa en ti una doble personalidad y precisamente esa es la raíz del desconcierto de la gente que te trata.
Hay veces que incluso llegas a dudar de cuál es tu verdadero carácter. ¿Alegre y desenfadada actitud ante la vida?
¿Profunda preocupación por los problemas ajenos?
Esas son las dos vertientes contradictorias que marcan tu forma de ser y estar.
Persona muy soñadora y fácilmente impresionable, sensible y poco realista, sientes una gran pereza a la hora de enfrentarte con los problemas de la vida.
La timidez y la falta de confianza en ti, te impulsan muchas veces a buscar la solución más fácil, que es la de ceder o transigir a las exigencias de los demás.
La lógica consecuencia de esta forma de proceder, es una sensibilidad muy acusada, que te hace ser suspicaz.
Muchas veces ves mala intención en donde no la hay y otras en cambio no sabes darte cuenta de que están abusando de ese estado de incertidumbre y resentimiento, te conviertes automáticamente en uno de los seres más inteligentes que puedan encontrarse.
Rapidez de reflejos, intuición extraordinaria y una inteligencia poco común vienen como al conjuro de una invocación mágica, para convertirte en un ser superior.
En este momento, te conviertes en un peligro latente.
Tu pensamiento se adelanta al de tus interlocutores, tu inteligencia te dicta con matemática precisión lo que has de decir o hacer y en resumen, mientras dure ese momento grandioso de inspiración, serás algo inaccesible, que escapa a todo posible calificativo.
Desgraciadamente esos ramalazos de genialidad duran muy poco y cuando menos lo esperas te encuentras de nuevo dentro de tu coraza protectora, torpe en tus reacciones e infinitamente inestable en tus decisiones.
La gente sabe que algo ha cambiado dentro de ti y quiere aprovecharse de tus dudas.
Corren el grave peligro de que la inspiración vuelva.
Si esto ocurre, eres capaz de destrozarlos con dos palabras.
Precisamente serán siempre tus palabras las que decidan, porque en ellas irán resumidas todo un tratado de filosofía práctica, de ética y de lógica aplastante.
Eres tan amante de las compañías bulliciosas, como de las prolongadas soledades.
Te da exactamente igual ser el centro de una reunión social, que aislarte en el rincón más oculto a disfrutar de tu propia compañía.
Persona de gran vida interior, puedes permitirte los largos diálogos contigo mismo, en los que está completamente vedada toda intromisión ajena.
La intimidad de tu mundo es una intriga para los demás.
Se llevarían una auténtica sorpresa si supieran que muchas veces este aislamiento es solo la consecuencia de una idea descabellada que ha pasado por la mente y que estás sopesando tranquilamente e incluso perfeccionando minuciosamente, aunque no tengas la menor intención de llevarla a la práctica.
Esta especialísima forma de ser, se acusa lógicamente en tu trabajo.
La palabra trabajo; ya empieza por no gustarte lo que esta palabra significa.
Cambiarías este nombre por algo más bello, más poético ¿verdad?
Por eso los que te conocen bien, no te piden que trabajes, sino que ayudes. ¡Ah, eso cambia!
Y te pones a ayudar y el tiempo pierde todo significado. No hay labor por ardua que sea, que no puedas realizar; desde el esfuerzo físico más pronunciado a la más delicada labor artística.
¡Qué es la hora de comer! Bueno y qué, estás ayudando y no dejarás de hacerlo por una razón tan prosaica.
¿Dormir? Ya tendrás tiempo cuando termines de solucionar los problemas de los demás, cuando termines de ayudar.
Y posiblemente así pasaran los años, siempre en la brecha, siempre ayudando, inmune al cansancio, pero eso sí, con un miedo atávico al trabajo.
El día que te des cuenta, de que eres una persona tan trabajadora como la que más, posiblemente te lleves el berrinche más grande de tu vida.
Económicamente, eres una persona sin ambiciones.
Te adaptas perfectamente a tus posibilidades y no quieres nada más que lo que realmente precisas para vivir.
Lo poco o mucho que te sobre de satisfacer tu poco complicado presupuesto, no es raro que lo destines a socorrer a las personas más necesitadas.
Lo que sí te preocupa y mucho, es el miedo a encontrarte sin dinero con qué cubrir tus necesidades. Consciente de que eres una persona de muchos recursos a la hora de ganarlo, temes verte sin nada y sobre todo temes por el tiempo que puedas tardar en conseguir nuevas fuentes de ingresos.
En tu caso lo más acertado sería un buen plan de ahorro, que te pueda cubrir esas eventualidades que tanta inquietud te causan.
La salud no presenta demasiadas complicaciones.
Salvo alguna dolencia que puedas contraer y que lógicamente escapa a todo posible pronóstico, nada tienes que temer en este sentido.
Puedes conseguir una edad muy avanzada si sabes cuidarte.
Posees la cualidad de aparentar menos edad que la que realmente tienes y esto es ya un buen síntoma, cara al futuro. No tienes demasiada voluntad a la hora de evitar los excesos de todo tipo y precisamente éste, puede ser tu punto flaco. Sepas controlarte y tu salud te lo agradecerá.
En el campo que más se manifiesta tu enorme sensibilidad es en el amoroso.
Persona afectuosa y sincera, temes atarte a otro ser que no reúna tus mismas cualidades.
De ahí que muestres algunas reservas a la hora de decidirte.
Cuando después de sopesar los pro y los contras terminas por convencerte de lo que quieres, tu sentido de la fidelidad se pone de manifiesto y tu amor se convierte en eterno.
Ya no verás más defectos en el ser amado, porque tu generosidad los eliminará fácilmente.
Resumiendo: contigo lo difícil es pasar la primera prueba.
Si esto se consigue, se está sobre el mejor camino para alcanzar algo muy parecido a la felicidad.
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