Siempre se ha visto en la naturaleza que algunos animales nacen con mayores facilidades que otros y en el caso de los búfalos que habitaban en bosque, se ha visto que antiguamente se llevaban al mundo por delante sin que ningún otro animal del bosque les importe.
Por ello es que las cosas las tuvo que equiparar el Dios Nanabozho para que no sean tan injustas.
Cada nuevo día, los búfalos salían a correr en manada por el bosque y si había alguien por delante, entonces lo llevaban puesto sin importar nada.
Los zorros que eran los mejores amigos de los búfalos, siempre iban por delante en el camino para alertar de mala manera a los otros animales que se corrieran para dejar espacio a los búfalos que estaban por pasar por allí.
Un día, los zorros se olvidaron de alertar a una familia de pájaros que se encontraba descansando tranquila en su hogar y entonces cuando pasó corriendo la manada de búfalos se los llevó puestos y no solamente los hirió de gran manera, sino que también pisó a todos los huevos que se encontraban en el nido.
Tuvo que pasar semejante tragedia para que el Dios muy enojado actúe en este caso y por todos los demás, por ello llamó rápidamente a los búfalos y todos los animales del bosque se reunieron alrededor de ellos y Nanabozho para ver cuál era la sentencia.
Con un gran bastón le pegó a uno en la espalda, en el gran lomo que tenían y este se hundió formando una joroba, ellos miraron para abajo con vergüenza y sus cabezas nunca más pudieron mirar para arriba otra vez.
Por último fue el Dios para castigar a los zorros que temieron por sus vidas y se escondieron debajo de la tierra, entonces su castigo fue que nunca más puedan volver a vivir en la superficie, solamente harían sus casas en madrigueras por debajo de la tierra.
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