La robustez del Caimán impregna a quienes nacieron protegidos por él.
Su salud está a prueba de bombas. Acostumbran a vivir muchos años y casi nunca deben superar enfermedades de consideración.
En ciertas ocasiones se pueden mostrar hipocondríacos, pero terminan por convencerse de que a ellos no les pasará nada grave.
El único punto débil de los Caimanes radica en el excesivo control de las emociones, que le pueden hacer vivir situaciones de estrés.
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