Afuera de la parroquia, Teodora Colque termina de desplegar flores y peluches sobre los coloridos mantos que sólo dejan al desnudo las ruedas de su coche. "Es una ofrenda, una forma de agradecerle a la Madrecita todo lo que nos regaló este año", explica la mujer, que hace más de tres décadas abandonó la ciudad de Potosí, en Bolivia, para construir un nuevo ´hogar' para los suyos en Tupungato. Ya no recuerda cómo eran los festejos en su tierra natal, pero nunca perdió la devoción por su Patrona: la Virgen de Copacabana.
En la mañana de ayer el centro tupungatino se vistió de color y alegría. Con pórticos llenos de flores, estandartes, autos y camionetas ´vestidas', bandas de música y hasta bombas de estruendo, las comunidades bolivianas del departamento acompañaron a la imagen de la Virgen en su recorrido por las calles de esta ciudad.
La particular procesión arrancó, después de la misa de las 10, desde la parroquia Nuestra Señora del Socorro hasta el salón del polideportivo municipal, donde las oraciones tanto como los bailes y comidas típicas se sucedieron hasta bien entrada la noche. El cura Raúl Olguín guió el caminar de los fieles con cánticos y vivas. También aprovechó la festividad para bendecir los carros ataviados de aguayos y hasta locales comerciales que encontró a su paso.
En Tupungato -y en el Valle de Uco en general- la cultura boliviana ha marcado una fuerte impronta, pues gran parte de su población es nacida o desciende de familias que provienen de este país limítrofe. Según estadísticas del último censo, de los 2.512 extranjeros que actualmente viven en la Capital de la Nuez, 2.064 son bolivianos. Un panorama similar se da en otros puntos de Mendoza, donde celebraciones similares tuvieron y tendrán lugar este fin de semana, con motivo de la independencia y fechas patronales de Bolivia.
Nuestra Señora de Copacabana es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen María en América. Tal culto se inició en 1583 en un pueblo que se encuentra a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, donde la península de Copacabana se adentra en el lago Titicaca. Su festividad es el 5 de agosto y en 1925 fue declarada como Reina de la Nación.
La Virgen Milagrosa
"Nosotros retomamos algunas tradiciones del país, pero allá los festejos duran varios días y son más paganos. En Tupungato, toda la ceremonia está más vinculada a lo religioso. A venerar a nuestra Madre", explica Delma Martínez de Palacios. Su familia ganó para siempre el mote de ´custodio', por haber sido el primer hogar que albergó la escultura de María traída desde Copacabana por quien era sacerdote en Tupungato, Juan Miranda.
Desde entonces, la Virgen cambia de familia una vez por año y quienes la reciben en su hogar son nombrados ´pasantes'. Ayer, Víctor Medrano y Mercedes Márquez salieron de la parroquia cargando la imagen y ostentando orgullosos las bandas azules que denotan su título. Para ellos, la peregrinación arrancó tres meses atrás, cuando empezaron a llevar a la "Madre" casa por casa para rezar el rosario. También celebraron una novena y un triduo en su honor.
En medio de la fiesta, ayer se eligió al nuevo matrimonio de pasantes. "Ellos tendrán unos días para preparar un altar en su hogar, donde puedan recibir a la Virgen, su ajuar y su ropero", explicó una joven hija de bolivianos. Enseguida agregó: "La gente tiene a la Señora de Copacabana como muy milagrosa y le regalan desde vestidos hasta cosas de valor".
El mito popular también sostiene "que si uno no le cumple, te quita lo que te había dado". Quizá sea por eso que los bolivianos que viven por estas latitudes acostumbren para este aniversario llenar a su ?Madre' de obsequios y continuar con el ritual a lo largo de tres años. "Es agradecerle a la Virgen que te ayuda a progresar aquí", aclara Faustina Aslla, quien llegó a Mendoza en 2006.
El "cargamento" con el que visten sus autos, los souvenirs que diseñan y entregan las familias durante la fiesta, la "mixtura" (papel picado, harina, brillos, etc.) que llevan en la chuspa (bolso norteño tejido al telar) y esparcen como si se tratase de bendiciones ante el paso de su Patrona. Todos son signos de ofrenda y agradecimiento con los que demuestran el cariño que les infunde esta advocación de su país natal.
Cecilia Méndez se radicó en el distrito del Cordón del Plata y allí armó su familia. Hoy sus hijos y nietos continúan con esta tradición. Si hay algo que caracteriza a esta comunidad es la protección de sus costumbres y la organización. Eso quedó demostrado ayer, en la manera en que cada vecino donó algo de lo que tiene para realizar un almuerzo y una fiesta que nucleó a cientos de personas.
Fuentes Consultadas
Los Andes.com
Siguiente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario