Los dioses védicos son, según el Rig Veda, 33 divididos en igual número de celestiales, atmosféricos y terrestres.
En realidad estos tres grupos no son tan equiparables; por ejemplo los terrestres son más bien, escasos. Además, algunas divinidades sobrepasan los límites de una categoría por ser demasiado complejas mientras que otras son meros nombres y si incluyéramos a estas últimas tendríamos centenares de dioses en vez de tres decenas.
Hay también parejas inseparables y dioses colectivos a los cuales hay que agregar una plétora de se seres semidivinos y maléficos, sabios y sacerdotes detentadores de poderes sobrenaturales, animales y ríos sagrados, los ancestros y el rey de los muertos.
El Rig Veda no es un tratado de teología sino una colección de himnos destinada a celebrar a los dioses, a elogiarlos con la esperanza de recibir protección y recompensas en este mundo.
No hay que esperar, entonces, un panteón védico estructurado de manera rígida y clara. Por el contrario, la caracterización de los dioses es, usualmente, vaga, sus rasgos antropomórficos salvo alguna excepción poco marcados, la contradicción entre los himnos frecuente, la superposición entre sus esferas de influencia habitual, su mitología embrionaria.
El culto se realizaba a cielo abierto oficiado por varias clases de sacerdotes:
el Brahmán era el líder, el hotri recitaba el Rig Veda, al adhvaryu pronunciaba las fórmulas del Yajur Veda, el Udgatri cantaba el Sama Veda.
No había templos ni estatuas, su esencia eran los actos rituales precisos centrados en el sacrificio (libaciones, ofrendas al fuego de granos y leche, a veces la inmolación de algún animal), sincronizado con fórmulas sonoras o mantras y acompañado del recital de himnos.
Con el advenimiento del hinduismo la mayoría de los dioses védicos quedó relegada a un segundo plano. Algunos preservaron un rol como guardianes de los puntos cardinales de los templos, otros fueron olvidados o perduraron sólo en la literatura.
Surya, el dios del sol, continuó siendo adorado durante muchos siglos en ciertas áreas.
Dos dioses relativamente menores, Rudra y Vishnu, crecieron hasta devenir centrales en el hinduismo, el primero con el nombre de Siva.
Wikipedia
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