La convivencia de los emigrantes gitanos con los habitantes de los países del mundo Occidental no fue nada fácil.
En la mayor parte de Europa los gitanos han sido blanco de la represión policial y judicial durante los siglos XVI, XVII y XVIII; su forma de ver la vida suponía una "amenaza" para el orden del país, por lo que fueron expulsados, perseguidos, desterrados de casi todos los países de Occidente.
Algunas de las razones históricamente acuñadas de esta persecución fueron su nomadismo y sus diferencias en relación con la lengua, la estética, los valores, normas y leyes, etc., que le dan su idiosincrasia como pueblo.
Cabe formularnos una pregunta: ¿Por qué la vida nómada? ...
Si nos acercamos a observar el origen del hombre vemos que su sedentarización se produce cuando éste domina la naturaleza, es decir ya no tiene que desplazarse para buscar alimento, porque es capaz de producir su propia comida cultivando y es capaz de almacenar para cuando las condiciones climáticas no sean idóneas.
Y como es obvio, este hecho no se ha producido al mismo tiempo en todos los grupos humanos de nuestro planeta.
En el caso del pueblo gitano, como hemos dicho anteriormente, salieron de la India en busca de mejores condiciones de vida, iban de aquí para allá con sus posesiones en busca de alimento, no tenían ningún sitio fijo para vivir y paraban donde se les dejaba y el tiempo que se lo permitían.
Los itinerarios no existían, se iban marcando sobre la marcha y se acampaba donde había agua, generalmente en las afueras de las ciudades.
Este nomadismo perduró por dos razones fundamentalmente:
• Suponía una manera de vivir.
• Se movían en pos del sol, buscando buenas condiciones climáticas para acampar al aire libre.
Fueron las diferencias de los gitanos lo que rompió el esquema de "homogeneidad" (todos pensamos, sentimos y hacemos lo mismo) en todo Occidente.
Este sentir no está tan lejos de nosotros; todavía, en nuestro tiempo nos cuesta aceptar otro esquema que no sea el de la "homogeneidad" y la "superioridad" de nuestra raza ("nosotros somos los mejores" y "las ideas, sentimientos y acciones que no sean las que hemos visto desde nuestro entorno y nuestra familia no sirven").
Así, la manifestación de este rechazo hacia lo diferente supuso una cruel persecución hacia los gitanos de todo Occidente; recordamos el Holocausto Nazi en el que medio millón de gitanos fueron asesinados, y las diferentes Pragmáticas promulgadas desde distintos momentos del Estado Español (Pragmática de Medina del Campo dictada por los Reyes Católicos o las dictadas por Felipe IV y Felipe VI).
En los últimos años del siglo XIX las leyes y el rechazo social contra ellos se han ido suavizando en toda Europa, al considerarlos ciudadanos del lugar que habitaban.
Los grandes grupos de gitanos que han sobrevivido hasta hoy son tres:
• Cíngaros-Kalderas: son ante todo caldereros, llegados de la península balcánica, después en la Europa Central se dividen en cinco subgrupos: los Lovari, los Boyas, los Luri, los Churari y los turco-Americanos.
• Los Gitanos: que se encuentran en España, Portugal, África del Norte y Mediodía de Francia.
• Los Manuches ("hombres auténticos"): son bohemios tradicionales y se les llama también Sinti.
Se dividen en tres subgrupos: Sinti franceses, Sinti alemanes o Alsacianos y los Sinti Italianos.
El área de expansión de los gitanos cubrió prácticamente toda Europa (se cree que existen 1 2.500.000 gitanos distribuidos por todos los países europeos) y después se extendieron por todo el mundo.
Así podemos encontrar gitanos en Asia Menor, África, Egipto, Sudán, Etiopía, América, etc.
Cuenta una leyenda sobre la llegada de los gitanos a América que los primeros aparecieron con Colón y al descubrir un mundo nuevo volvieron para contarlo a sus familias y desde entonces las migraciones han sido continuas.
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