Fue en estos años de exilio cuando la maldición del Anillo pesó sobre los herederos de Durin. Cansado de una vida de vagabundo y con la añoranza de glorias pasadas, Thror se dirigió (tras haber legado a su hijo Thráin, el Anillo de los Enanos, la Llave y el Mapa de Erebor) a Moria, donde murió a manos de los Orcos.
Este hecho desencadenó la Guerra entre los Enanos y los Orcos, en la que inervieron todas las Casas de los Enanos y que finalizó con la batalla de Azanulbizar.
Sin embargo, aún tras haber derrotado a los Orcos, el Daño de Durin seguía en Khazad-dûm y no se intentó retomar.
Después de la batalla los Enanos se dispersaron. Dáin Pie de Hierro condujo al pueblo de Náin de regreso a las colinas de Hierro.
Después, Thráin y Thorin, junto a sus seguidores (entre ellos Balin y Gloin) volvieron a las Tierras Brunas, y poco más tarde se mudaron y erraron por Eriador, hasta que levantaron un hogar en el exilio al este de las Ered Luin, más allá del Lune. La colonia de Enanos creció. No obstante, en los últimos días de su vida, Thráin intentó regresar a la Montaña Solitaria, pero en su camino fue apresado en Dol Guldur, donde le arrebataron el último de los Anillos de los Enanos.
Tras la muerte de Thráin II, Thorin Escudo de Roble se convirtió en el heredero de Durin, pero heredero sin esperanzas.
Vivió en Eriador. Allí trabajó mucho tiempo y traficó y almacenó riquezas; y la población aumentó con la llegada de muchos miembros errantes del pueblo de Durin, que cuando oyeron decir que estaba en el oeste acudieron a él. Ahora tenían hermosas estancias en las montañas y almacenes de bienes. Sin embargo, finalmente decidido a recuperar el Reino Bajo la Montaña, acompañado de Doce Enanos (Dori, Ori, Nori, Óin, Glóin, Bifur, Bofur, Bombur, Dwalin, Balin, Fili, y Kili) y el Hobbit Bilbo Bolsón, y guiados por la mano y los consejos del mago Gandalf el Gris iniciaron la Búsqueda de Erebor, consiguiendo finalmente la muerte de Smaug a manos de Bardo de Esgaroth. Días después se desencadenó la Batalla de los Cinco Ejércitos frente a las Puertas de Erebor, en la que Thorin II murió siendo sucedido por su pariente Dáin Pie de Hierro.
Bajo el reinado de Dáin II Erebor volvió a prosperar, y fue durante esta época en la Balin, hijo de Fundin, intentó la reconquista de Khazad-dûm, que acabó en desastre.
Durante la Guerra del Anillo la Montaña Solitaria sufrió el sitio de los Orientales de Sauron, donde cayó Dáin II. Fue su hijo Throrin III quién acabó por derrotar al enemigo tras la caída de Señor Oscuro. También fue durante la Guerra del Anillo cuando se derrotó al Balrog de Moria, a manos del Mago Gandalf el Gris, que guiaba a la Comunidad del Anillo a través de Khazad-dûm.
Cabe destacar la importancia a finales de la Tercera Edad de Gimli, hijo de Glóin y súbdito de Dáin II, que formó parte de la Compañía del Anillo y se convirtió en uno de los grandes héroes de la Tercera Edad, ganándose el sobrenombre de Amigo de los Elfos (por la amistad que lo unió a Legolas Hojaverde del Bosque Negro y el amor que sintió hacia la Dama Galadriel). Tras la Guerra del Anillo se dirigió con algunos Enanos a Aglarond, al Sur de las Montañas Nubladas donde prosperó, aunque se dice que no acabó sus días en las Tierra Media sino que marchó junto con su amigo Legolas a las Tierras Imperecederas.
Cuarta Edad
En la Cuarta Edad tanto Aglarond como Erebor permanecieron independientes y aliadas al reino Reunificado de Aragorn Telcontar.
Durin VII, hijo y heredero de Thorin III y del que se dice que fue "el Último", volvió a ocupar durante esta Edad las Estancias de Khazad-dûm.
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