Un texto fundamental en la Wicca es Aradia, El Evangelio de las Brujas.
Postula un mito de la creación según las brujas italianas, que se ha anclado fuertemente en la concepción de la Wicca.
Este mito nos permite comprender a la Wicca como culto con una Diosa lunar y un Dios terrenal. Detalla cómo Diana, Diosa de las brujas, se unió a su hermano Lucifer (Portador de Luz) y de esa unión sexual nació su hija de origen divino: Aradia.
Es Aradia quien tiene la misión de enseñar a los brujos sobre su divina madre Diana y quien les entrega los procesos mediante los cuales establecer un círculo mágico y llamar la presencia de Diana a ellos.
La presencia de la Diosa en la Wicca tradicional es esencial tanto en Sabbats como en Esbats, al igual que el Dios.
Su nombre es secreto y no se pronuncia fuera de los círculos.
Si no eres iniciado, llamarla Diana es adecuado, o algunos la asemejan con Keridwen, una deidad Celta.
Otros simplemente la llaman Diosa o Gran Madre.
Es una deidad lunar pero no es la misma luna, esa es Selene.
Los ritos que se hacen en Esbats son para venerarla y también se puede hacer magia con su permiso y ayuda.
Es usual festejarla con cantos, con danza (sobre todo en círculo o en espiral) y al compartir panecillos con forma de luna creciente y vino tinto consagrados en su nombre.
Su relación con el Dios depende de la época del año, porque la Diosa de la Wicca está siempre presente sobre la superficie de la tierra.
En Beltaine es la amante quien queda encinta en los sagrados ritos.
En Yule, es su madre, quien le da a luz cuando el Dios regresa del inframundo.
En Samhain lo ve sacrificarse por la renovación de la vida y tomar su lugar como Dios del inframundo.
Ella no conoce la muerte si no a través de entregarlo a su sacrificio.
Es eterna y a la vez cambiante mediante los ciclos lunares: de luna nueva a creciente, a llena, a menguante, a luna negra. Si observas bien o si lees sobre astronomía te darás cuenta que de hecho la luna no tiene sólo tres fases.
Para conocer mejor la naturaleza de la Diosa puedes meditar con la luna o puedes escribirle tu propia plegaria o invocación y pedirle que te inspire y que te muestre sus ritos y te guie hacia Ella con su sabiduría.
Visita a sus hijas mediante sueños tanto visionarios como premonitorios.
También se acerca a sus hijos varones, según la habilidad de ellos de recibirla.
Estos encuentros pueden ser muy prácticos o pueden ser muy místicos.
Se le asocia mucho con las aguas limpias como el mar, los ríos y las lagunas que tienen aguas vivas y estos entornos son ideales para hacer un circulo en su honor ya sea en luna nueva como en luna llena.
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