Descendientes de los antiguos Sulevos.
A cambio de un vaso de leche son capaces de transportar cualquier cosa.
Tienen horror a los cuchillos, pues en más de una ocasión han sido asaltados.
Les gusta repartir alegrías, detrás de sus pisadas la hierba vuelve a crecer de inmediato.
Son la esperanza del día; y el mensajero de la vida.
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