A menudo los espíritus de los bosques urden sus engaños para alejar a los mortales de ellos, como protección o simplemente para divertirse.
El espíritu de Rubezhal, de temperamento juguetón, se ensombrece cuando los mortales saquean sus dominios... El nos advierte... “No mateis animales...”, “No destrocéis el bosque”,
“No ensuciéis los ríos...” Quien no haga caso de sus advertencias enfermará y nadie duda que “El Hombre Marrón” consumirá sus cuerpos.
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