Esta raza de seres diminutos ha dejado huella en Azeroth con la aplicación de inteligencia colectiva y una ambición que sobrepasa a sus iguales de mayor tamaño.
Los gnomos son renombrados mecánicos, ingenieros y técnicos, muy respetados por su conocimiento de las facetas científicas del mundo y su capacidad de transformar dicho conocimiento en increíbles herramientas, vehículos, armaduras y armas.
Poco se sabe de la historia gnoma en el periodo previo a la Segunda Guerra, aún entre los mismos gnomos.
Gran parte de su filosofía se centra en conceptos inventivos y en pensar a futuro, dando poca importancia a la historia o a los registros que no tienen relación con la ciencia.
No obstante, hechos recientes han revelado la existencia de mecagnomos prehistóricos, creados por los titanes para ayudar a dar forma a las tierras de Azeroth.
Como muchas de las creaciones de los titanes, estos ayudantes fueron afligidos con la maldición de la carne y se convirtieron en lo hoy día es la raza gnoma.
Cuando los enanos descubrieron a los gnomos siglos después, se les reconoció como una raza importante y viable.
Los enanos quedaron impresionados con el ingenio y la rapidez de sus “parientes” de menor tamaño (quienes también fueron forjados por los titanes y fueron víctimas de una maldición similar) y ayudaron a los gnomos a construir Gnomeregan —la capital gnoma— en las estribaciones de Dun Morogh; cerca de Forjaz, la capital enana.
Desde su maravillosa tecnociudad, los gnomos proporcionaron ayuda invaluable a la Alianza de enanos, humanos y elfos de la noche con armamento, vehículos y tropas llenas de energía.
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