La Tradición Popular ha temido desde siempre a lo que se denomina Mal de Ojo. Y desde los principios de la humanidad ha sido una verdadera constante en el genero humano en todas las civilizaciones. Damos un repaso a la historia del mal de ojo. Los antiguos consideraban al Mal de Ojo como un maleficio que había que combatir con todas las fuerzas.
A través de la mirada, como ya hemos dicho se ha temido siempre a las maldiciones, y así determinados indígenas de diferentes culturas en el mundo, cuando ven que se les intenta filmar o fotografiar, se ocultan o se giran de espaldas, de esta manera creen ellos protegerse.
Incluso en determinadas culturas, como por ejemplo algunos aborígenes de Polinesia tienden a protegerse ocultando sus rostros bajo unas mascaras preconcebidas para defenderse de los malos espíritus.
Pero tampoco hay que ir muy lejos, en Europa y en Estados Unidos la gente tiene ya la “costumbre” de colgar detrás de las puertas una herradura o una Cruz de Caravaca o una Estampa del Sagrado Corazón para protegerse del temido Mal de Ojo.
En África, el Mal de Ojo es una Ceremonia Temida. Lo ha sido a través de años y años. El Brujo practica el Mal de Ojo contra alguien, lanza sus malos deseos y sus asesinos instintos contra su enemigo, pero sobre todo “Procura que se entere de esta circunstancia”. Así la víctima sabe que esta condenada y la combinación de la fé en la fatalidad y la autosugestión son el vaso de veneno que persigue el brujo. Incluso casi todos los afectados, al aceptar que el brujo tiene poderes, ni siquiera intenta combatir el maleficio.
En Europa abundan mitos y supersticiones referentes a los espejos. Desde que los brujos no se reflejan en ellos, hasta la mala suerte de romper uno, y cosas parecidas que alientan la cultura y tradición popular. Tales fantasías se inventaron hace siglos, pero en tiempos mas modernos tenemos la secuencia de la opera de Offenbach “Los Cuentos de Hoffman” que en su secuencia veneciana, este comprende que ha sido vencido por el malvado Sapertuto cuando se mira a un espejo mientras se viste, sin verse reflejado en el.
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