Les traigo esta historia que es patrimonio de la cultura Venezolana, para que sirva como cultura general a todos los espiritistas, Maria Lionzeros del mundo.
Miles de personas centran su fe en el enigmático personaje, buscando soluciones a los múltiples problemas que los aquejan, la reina los cobija en su seno brindándole un apoyo espiritual que emana de un culto que tiene como esencia principal la manifestación de muchos espíritus que la acompañan en su misión de brindar al creyente un camino de luz y esperanza. La esencia de este culto espiritual es de curar, orientar y sanar a los creyentes que buscan la solución a sus vicisitudes, bien sea espiritual o material, esta práctica es absolutamente benigna, y es un error pensar o relacionar dicho culto con un manto maligno para cubrir sus ritos, ya que su esencia básica es ayudar a los necesitados.
Origen del Culto
Existen muchas leyendas sobre María Lionza, pero la más acertada es la que guarda los viejos a través de muchos años de tradición y practica, en la mágica región Yaracuyana en Venezuela y a continuación les narrare:
En la época de la conquista en medio de una feroz lucha por el dominio del territorio, los indígenas seguían fiel mente a los caciques, formando grandes tribus para la defensa de su territorio con valentía y fiereza, en la zona centro occidental del país se erigía la figura de un recio cacique caquetio llamado “Yaracuy” nombre que resaltaba la fiereza y fortaleza de su intrépida naturaleza, ya que “Yaracuy” en lengua caquetia quiere decir “El Fiero”.
Cuando la guerra estaba en su apogeo, la esposa del nombrado cacique dio a luz una pequeña alrededor del año 1.535 siendo este acontecimiento el inicio de una historia cuya transcendencia se fue fortaleciendo en el tiempo y se mantiene firme como parte de nuestra cultura e identidad.
Esta niña nació con los ojos verdes, curiosidad que basto para ganarse el rechazo de la tribu y en especial de su padre quien decidió matarla, para evitar según sus creencias supuestos males que auguraban la señal en los ojos del infante.
Tal decisión llego a oídos del cacique “Manaure” que llego a tierras caquetia y abogo por la inocente niña, siendo este el consejero principal de “El Fiero Yaracuy”, este accedió a las peticiones de “Manaure” y permitió que su consejero se llevara a dicha niña, encargándose el a partir de ese momento de su crianza y educación, Manaure llevo a la niña a un lugar situado dentro de las montañas de la región y dicho cacique le puso por nombre a la niña “Yara” , para identificarla ante la sociedad indígena como la primogénita del cacique “Yaracuy” y así se respetara su condición de noble dentro de la tribu, “yara” fue llevada a un refugio (actualmente la montaña del Sorte), en donde creció y se educo aprendiendo la lengua española, con la ayuda, de su padre de crianza “El cacique Manaure”, ya que este tenía un permanente contacto con los españoles, usando generalmente la sabiduría y estrategia política, mientras otros cacique usaban la violencia. Con este insigne tutor “Yara” logra desarrollar una personalidad motivada a dirigir la liberación de su pueblo.
Nieta del cacique Chilúa y biznieta del cacique Yare, todos grandes hombres guerreros y estadistas. En el estado que hoy lleva el nombre de su padre. El nombre de “Yara”, significa “agua”, y es el agua precisamente la que define su vida, su padre de crianza el cacique “manaure” le prohibió verse en el agua, para que no se diera cuenta del color de sus ojos (verdes), por eso solo se le permitía bañarse o acercarse al agua de noche, cosa que debió haber sido muy erótica para los varones de su tribu. Una mujer joven y bella bañándose sola de noche. En una oportunidad una serpiente anaconda cautivada por la belleza de la joven mujer engañó a Yara y la hizo que se fijara en su propia reflejo en el agua de un pozo del río. La india se dio cuenta de su belleza y del extraño color de sus ojos por primera vez en su vida. La serpiente, quien era la dueña del río, fue apresada por su mal proceder, pero esta se hinchó de rabia y desamor hasta que logro sacar toda el agua del pozo inundando toda la aldea, para luego morir reventada. De esta manera la joven y bella princesa terminó siendo la dueña del pozo, del río y de toda el agua, protectora de los peces y luego de toda la flora y la fauna. De allí viene el nombre del río Yurubí (significa agua caudalosa) y del parque nacional. El hogar de Yara se llamaba “Quibayo” lugar que todavía existe en la montaña que posteriormente un geógrafo catalán describiría en sus mapas como “montagne de la bonne sorte” (montaña de la buena suerte) o simplemente “montaña de Sorte”.
La historia de Yara está estrechamente ligada con la de su padre Yaracuy. Resulta que Yaracuy comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guanabacoa. En el momento del descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por tribus, tales como los tarananas, yaritagua, Acarigua, torondoyes, y zarazas. Otras tribus, entre ellas los macuares y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy. El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa. “Yara” continuo ayudando a los indígenas a defenderse del dominio extranjero hasta que logran contactarla utilizando a la iglesia católica como intermediaria, una monja logra persuadir a “Yara” de reunirse con el gobierno regional español, para tratar de dar fin a través de un acuerdo a dicha guerra con “Yaracuy” y sus legiones indígenas, el encuentro con “Yara” y la monja se llevo a cabo en un lugar neutral, en donde la representante de la iglesia queda conmovida con la mágica figura de “Yara”, no solo por su belleza, sino por el encanto que emanaba su presencia, ante es impactante hecho, la monja sugiere a “Yara” que se presente ante los representantes del gobierno español con un atuendo, que aunque muy simple cubriera la desnudez que siempre la acompaño desde su nacimiento y recomendó dicha monja que “Yara” se presentara antes esa personalidades con el nombre de María (para enaltecer a la madre de dios) y madre de la iglesia y así causar una buena impresión a aquellas autoridades regionales españolas “Yara” queda inmutada ante dichas peticiones , pensando que eran costumbres de esa cultura que desconocía y que no entendía por lo que le resto importancia a dicha petición , por lo que accedió antes de continuar el viaje, estos hechos ocurrieron por el año 1552 fecha en que fue capturado y condenado a muerte el feroz cacique “Yaracuy”, Sin conocer estos planes Mientras el cacique “Yaracuy” era capturado y “Yara” ajena a lo que estaba sucediendo se acercaba a la guarnición española con la intención de mediar y llegar a un acuerdo para ponerle fin a las hostilidades. Este encuentro había creado gran expectativa en la población indígena muchos se aglomeraban para ver de cerca a la “diosa viviente protectora de los indios” y mientras más se acercaba al sitio de reunión convenido, seguía creciendo la masa de indígenas que se agolpaban en ese sitio y quienes ofrecieron montarla en una danta (también conocida como onza), para enaltecer su entrada al amurallado español, “Yara” es recibida por los representantes del gobierno español y de la iglesia católica y de inmediato se percata de que su padre está prisionero. “Yaracuy” yace postrado y maniatado en el suelo a la vista de todos. La intención era demostrar a la resistencia indígena la caída de su líder y así dar un duro golpe a la moral de su pueblo, justo en ese instante “Yaracuy” y “Yara” cruzan sus miradas, lo que de inmediato hizo vibrar la sangre que los unía y los abrazo el instinto. El orgullo de “Yaracuy” los había separado en el pasado, pero en esa oportunidad ese mismo sentimiento los unaria para intentar escapar de la traición a la que se enfrentaban, para evitar la caída de su hija “Yaracuy” adelanta su plan de fuga y se libera de las ataduras enfrentándose a sus captores en una desigual lucha.
El feroz cacique caquetio consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces. Aquí se produce una de las escenas más representativas de la historia de Venezuela: la voluntad, arrojo y valentía de un venezolano que se negó a ser esclavo del imperio español y que defendió a sangre y fuego su territorio y soberanía. Yaracuy que logro aprender la lengua española dejo escuchar sus últimas palabras. “Me voy, pero no solo”, esta confusión logra hacer que la india yara escape de aquel lugar escoltada por cientos de indígenas. Todo esto sucedió en lo que hoy son las ruinas de San Felipe el Fuerte, en la ciudad de San Felipe, capital del estado que hoy lleva su nombre, Yaracuy. (El nombre completo de la ciudad de San Felipe es San Felipe el Fuerte).es por estos hechos ocurridos en la caída del cacique Yaracuy que, tiempo después pagarían los hombres mujeres y niños de la única ciudad totalmente amurallada de Venezuela. Los miembros de la tribu de Yaracuy entraron en el fuerte y mataron a todo ser viviente, humanos y animales para luego quemar y destruir toda la ciudad, trabajo que terminó el terremoto de 1812. Por esa razón en las ruinas del fuerte solo quedan las lozas del piso y algunas pocas paredes de lo que fue una vez una ciudad completa. Una vez muerto Yaracuy, Yara asumió el cacicazgo de su tribu como fue el caso con muchas mujeres venezolanas que se vieron en la necesidad de convertirse en caciques por la escasez de hombres dejada por la guerra contra la invasión conquistadora. Yara como cacique comenzó a ser una magnífica estratega militar y los españoles siguieron teniendo bajas en sus bandos como cuando Yaracuy todavía vivía pero ahora de parte de su hija. Por eso fue necesario ordenar la captura de Yara. Unos curas católicos fueron los primeros en entrar en contacto con Yara y la trataron de cristianizar y hasta le dieron el nombre cristiano de María del Prado. Sin embargo sus intentos fueron en vano, Yara no cedió ante el culto a un Dios hombre; bueno pero asesinado al igual que ellos lo estaban siendo. Yara siguió siendo guerrera y Sorte era su fuerte. Los españoles le seguían hasta allí pero Yara mágicamente se perdía entre la selva, entre los caminos y las brumas de la montaña por ella encantada. Esto es lo que dio pie al comienzo de la leyenda de María Lionza.
Finalmente Yara fue acorralada por los españoles. Sin miedo, Yara subió a un árbol alto, encima de un pozo del río; viéndose rodeada y comenzando sus perseguidores a subir el árbol, Yara se lanzó al pozo de aguas cristalinas desde lo alto del árbol. Una vez disipada la espuma y las burbujas, los españoles esperaron ver salir a Yara, ver su cuerpo aturdido o muerto por el golpe, sin embargo Yara nunca salió del pozo. Los soldados buscaron en el pozo, río arriba y río abajo pero Yara no apareció. Retirándose del lugar y ya habiendo avanzado un buen trecho del camino, los soldados voltearon y vieron a Yara arriba en la montaña completamente desnuda montada sobre una danta con sus brazos en alto sosteniendo un hueso de cadera de mujer. Con este gesto Yara quiso decir que su prole, su gente, su hogar y su cultura estarían a salvo por la fertilidad y aptitud guerrera de la mujer venezolana. En esto se distancia la historia de Yara de la de su padre Yaracuy; Yara no se dejó atrapar nunca, de hecho no hay registro de su muerte ni de su captura. Yara nació y vivió libre. Esta es la pose que capta el artista Alejandro Colina en su escultura hecha en 1.953 y ordenada por el Presidente de la República, General Marcos Pérez Jiménez.
Puede ser que la historia nos haya engañado, como puede ser que la misma historia se haya corrompido para atribuirle a esta mujer indígena un nombre, un linaje o un cuento no ajustado a la realidad. Lo que sí damos por cierto es que Yara, estaba en lo cierto. Sus hijas son dignas descendientes de Yaracuy, Chilúa y Yare. Luisa Cáceres de Arismendi, Concepción Mariño, Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, Josefa Camejo y miles de otras mujeres venezolanas que heredaron sus genes por sangre, nacimiento o por naturalización han demostrado sobradamente su aptitud guerrera contra la opresión y la fecundidad probada para haber parido un país entero que se ha multiplicado varias veces en número desde entonces. Y la prueba es aún más evidente, sus descendientes son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras esposas e hijas. Yara estaba en lo cierto. Sus descendientes han formado un país con la fuerza de su voluntad y la fertilidad de sus caderas.
Fuentes Consultadas
Oshun We
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