Generalmente su nombre se le traduce como aquella que tiene el color de humo, asociado con los fuegos para quemar los cadáveres.
Encarna el arquetipo de la última etapa de la mujer y enfatiza la sombra.
Contiene grandes tesoros de sabiduría, trae la plenitud que da la misma existencia, no necesariamente los objetos, la propiedades o las amistades, sino nuestra propia existencia, nuestro propio ser.
Dhumavati representa el aspecto temible de Devi, la hindú Madre Divina.
Ella es a menudo descrita como una vieja, viuda , fea, y se asocia con las cosas consideradas poco auspicioso y poco atractivo en el hinduismo, como el cuervo y el período Chaturmas.
La diosa se representa a menudo en un carro sin caballos o montar un cuervo, por lo general en un crematorio.
En Tantra si no aprendemos a morir, no hay transformación.
El proceso de transformación del Tantra es un continuo muerte y renacimiento.
No puede haber renacimiento si no morimos, y Dhumavati es en ese sentido la muerte.
Ella guarda la capacidad real de morir del practicante, el desprendimiento, el desapego de la vida.
Su práctica ayuda a entender el significado real de las cosas, a trascender la dualidad del bien y del mal, a entender que a pesar de todo eso que nosotros hemos aprendido a ver como detestable, sucio y malo, es un aspecto más de la divinidad.
Y al verlo de esa manera todo eso se va transformando.
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