Según leyendas orientales, el Buey o Búfalo, estaba huyendo del frió invernal cuando oyó el llamado de Buda y no vacilo en acudir junto al Maestro para venerarlo.
Llego inmediatamente después de La Rata, ocupando por ello el segundo lugar entre las especies animales.
Desde entonces, la tradición china revistió al Búfalo de una suerte de aura que amalgama la acción con la estática contemplación.
Asimismo, se lo relaciona con la mas profunda sabiduría, el dominio de la moderación y el rechazo de las apetencias burdamente materialistas.
El Gran libro de Tao dice que el Búfalo supo, con tal actitud, separar lo necesario de lo superfluo, "escogiendo el Gran Camino y desechando los atajos".
El Manual del Astrólogo
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