Festividad: 31 de agosto.
Fecha canonización: 1657 por Alejandro VII.
Nacionalidad: española.
Patrón: recién nacidos, niños, mujeres embarazadas, personas acusadas con falsedad, contra la fiebre, comadronas, ginecólogos.
Historia
Religioso y Cardenal.
Patrón de las embarazadas y parturientas.
Taumaturgo y fraile mercedario, Cardenal, emparentado con la noble familia catalana de los Cardona. Nació en el lugar de Portell, cerca de Cervera, y murió en el castillo de la villa de Cardona. Su nombre en el siglo era el de Ramón Sarroy. — Fiesta: 31 de agosto. Misa propia.
La Madre Iglesia, en la festividad de San Ramón Nonato le invoca con estas palabras: «Oh Dios, que hiciste a tu confesor San Ramón admirable en libertar a los fieles de la cautividad de los impíos; concédenos por su intercesión que, rotas las cadenas de los pecados, cumplamos con libertad de espíritu siempre tu santísima voluntad».
La Iglesia, con estas palabras nos describe brevemente los rasgos más sobresalientes de su personalidad: San Ramón es el alma privilegiada que rebosa caridad, su identificación con Jesucristo es tal que llega a sentir como propios los dolores sufridos por sus hermanos. Él, pertenece a aquella pléyade de santos que fueron las lumbreras espirituales del medievo, es uno más —exquisito— entre los muchos frutos de santidad que atesora el siglo XIII.
La historia de su nacimiento llega hasta nosotros envuelta con la evidente luz de lo sobrenatural: el milagro. Cuando Ramón vino al mundo su madre había muerto hacía ya veinticuatro horas, considerándose sin vida al propio niño. Su nombre hace alusión a las circunstancias de su venida al mundo. Nonato, significa: no nacido (no nat, en catalán). No nació, porque le sacaron violentamente del seno de su madre muerta. La daga de un cazador fue el instrumento que sirvió para salvar la vida de la criatura.
Era un niño todavía, cuando su padre, temiendo se inclinara hacia la vida religiosa, debido a su gran piedad y afición a los estudios, lo envió a una heredad que poseía para que cuidara de ella, con el único fin de distraerle de sus inclinaciones.
Pero un día Ramón oyó hablar de Pedro Nolasco, un hombre de Dios que buscaba corazones generosos para formar su Orden de los Caballeros de la Merced. Y se entrevistó con él en Barcelona, quedando prendido de su misma llama: ¡Redimir cautivos!
Por otra parte, era la Virgen Santísima la Patrona de la nueva Orden; y Ella había sido, desde su más tierna edad, su más profundo y dulce cariño, y su consuelo.
Ramón Nonato es uno de los grandes devotos marianos... María fue siempre su madre, su protectora, su auténtica consejera; Ella suplió con creces a aquella que jamás había conocido en la tierra; Ella le ayudó entonces a conseguir sus deseos: por mediación del Conde de Cardona, su padrino, obtuvo el consentimiento de su padre para ingresar en la Orden Mercedaria.
Veneraba a la nueva milicia mariana. Su obediencia, mortificación y humildad, fueron extraordinarias. Todos los caballeros le querían y todos los pobres seguían sus pisadas; todos solicitaban sus consejos.
Una y otra vez entró Ramón Nonato en tierra de moros en busca de cautivos y cristianos. Rescatólos en Valencia, en las ciudades andaluzas y en las costas africanas.
Disputó con los rabinos en las sinagogas, regateó con los príncipes y sus consejeros.
Dar oro por almas era su mayor felicidad, pero el oro no abundaba siempre, y a veces fue necesario fundir la plata de los cálices y cruces, porque era mejor salvar un alma que adornar un altar.
Y cuando no había dinero, ni cálices, ni cruces, que sirvieran para rescatar de manos de los impíos a sus hermanos cristianos, Ramón se entregaba a sí mismo como rehén. Su compasión por los pobres presos le había llevado hasta el sacrificio sublime y generoso de darse por ellos.
Al entrar en las mazmorras se le había oprimido el corazón viendo los rostros escuálidos, las miradas febriles, las espaldas llagadas de aquellos desdichados. Unos estaban a punto de morir de hambre, otros corrían peligro de apostatar, y todos dirigían hacia él sus ojos suplicantes, abrasados en el deseo de ver pronto su patria. Y Ramón ocupaba su lugar, para que les concedieran la apetecida libertad y el retorno junto a los suyos...
Veamos prisionero al Santo, en Argel: dormía en un sótano, comía pan de cebada, trabajaba en las murallas de la ciudad y compartía los sufrimientos de los demás cautivos. Su ejemplar conducta influyó en los infieles; procuraba también de palabra convertirlos a la fe cristiana. Enterado de ello el gobernador, amenazóle con nuevos tormentos.
Dice la tradición que para que permaneciera inactivo en su apostólica tarea, fue conducido a la plaza pública, donde un verdugo le barrenó los labios con un hierro candente.
Los constantes suplicios que sufría, iban embelleciendo el alma del cautivo y los sufrimientos empezaban a
destruir su cuerpo, cuando llegó a Argel el mercedario portador del rescate prometido, para que Ramón también fuese liberado.
Vuelto a Cataluña, su nombre comenzó a resonar por el mundo entero. Antes de su cautiverio en Morería, había alcanzado ya gran prestigio, predicando por la redención de los desgraciados cristianos caídos en manos de los sarracenos, y recogiendo subsidios, junto con otros esclarecidos varones. Ahora, regresado de sus días martiriales, su fama se extendió con rapidez y sin límites. A lo cual contribuyó evidentemente la distinción que se dignó conferirle el Pontífice Gregorio IX, creándole Cardenal en 1237.
El nuevo título no le desvió de su vida sencilla y penitente. Retiróse a su convento de Barcelona, donde vivió con gran modestia, sin que su pariente, el conde de Cardona, le pudiese jamás convencer de que admitiese algunas comodidades en el vivir, propias de su dignidad; ni adornase su celda con mayor decoro. Toda su obsesión fue santificarse más y más, consagrado a la oración y a la caridad para con los pobres, necesitados y enfermos.
Un ejemplo de su inagotable magnanimidad: Habiendo hallado a un pobre transido de frío, descubierta la cabeza, movióse a compasión y lo abrazó; y como nada podía darle en aquel momento, le entregó su propio capelo, muy disgustado por no haberlo podido socorrer con más eficacia.
A la noche siguiente, estando en contemplativa oración, recibió la visión de la Santísima Virgen, que colocó en su cabeza una corona de flores. Ramón la hubiera preferido de espinas; y por eso el Señor, accediendo al deseo heroico de su siervo, le envió dolores punzantes como si espinas traspasaran sus sienes.
El Papa lo llamó a su lado. Ramón, con el deseo de complacerle, emprendió el camino a Roma; pero apenas llegó a Cardona, le invadió una altísima fiebre, imposibilitándole el viaje. Agravóse su estado enormemente. En tales condiciones, pareció conveniente administrarle los Sacramentos; mas el sacerdote llamado a hacerlo habíase ausentado, quedando, de momento, Ramón sin poder ser complacido.
Insistiendo el enfermo en que quería recibir el Santo Viático, refiere una piadosa tradición que se lo administraron unos ángeles, muriendo a poco santamente, a sus treinta y seis años.
Disputáronse la sepultura del Santo la familia de Cardona, el clero de Barcelona y la Orden Mercedaria. Un nuevo prodigio resolvió el asunto.
Encerraron el cuerpo en una caja, colocóse ésta sobre una mula ciega, dejándola caminar sin guía ni conductor, y el animal paró, tras cruzar campos y montes y siguiéndole piadoso gentío, ante la ermita o capilla de San Nicolás, del paraje natal del Santo, testigo mudo, en otros días, de su piedad juvenil. Allí fue, con reverencia, enterrado.
San Pedro Nolasco, el glorioso Fundador y General de la Orden de la Merced, sabedor del milagroso suceso, pidió le fuese cedida la capilla con una porción de terreno, donde estableció un Convento Mercedario.
En la iglesia del mismo se guardan celosamente los despojos de San Ramón Nonato, honra de su comarca y de la Iglesia Universal. Su intercesión es invocada principalmente en los partos, y el Santuario es visitado por multitud de devotos, conocedores de sus innumerables favores y milagros.
Oracion Para Pedir Proteccion
¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra y los elementos, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra poderosa intercesión, abogado las doncellas, sucesión las casadas, defensa los que se ven calumniados, cosecha los labradores, puerto los náufragos, redención los cautivos, vista los ciegos y fin todos los males; por aquel vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento, que obligó a Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión, os suplico intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite, y recibirle por Viático al fin de mi vida, y sobre todo que pueda obtener la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria. Amén.
Oracion Para Un Feliz Parto
Oh excelso patrono, San Ramón, modelo de caridad para con los pobres y necesitados, aquí me tenéis postrado humildemente ante vuestros pies para implorar vuestro auxilio en mis necesidades. Así como era vuestra mayor dicha ayudar a los pobres y necesitados en la tierra, socorredme, os suplico, oh glorioso San Ramón, en esta mi aflicción. A vos, oh glorioso protector acudo para que bendigáis al hijo que llevo en mi seno. Protegedme a mí y al hijo de mis entrañas ahora y durante el parto que se aproxima. Os prometo educarlo según las leyes y mandamientos de Dios. Escuchad mis oraciones, amante protector mío, San Ramón, y hacedme madre feliz de este hijo que espero dar a luz por medio de vuestra poderosa intercesión. Así sea.
Novenario Especial De Embarazadas
Se hace una vez al mes, empezando desde el mes en que conocen que están embarazadas. El último mes harán el novenario de nueve días.
Oh San Ramón Nonato prodigioso. A Vos vengo movida de la grande benignidad con que tratáis a vuestros devotos. Aceptad, Santo mío, estas oraciones que de muy buena gana te ofrezco, en memoria de tus oraciones tan meritorias, que alcanzaron de Dios el que os haya constituido especial patrón de las embarazadas. Aquí está, Santo mío, una de ellas que se pone humilde debajo de vuestra protección y amparo, suplicándoos que así como se conservó siempre invicta vuestra paciencia en todos aquellos ocho meses en que fuiste tan singularmente martirizado con el candado y otras penas que pasasteis dentro de la tenebrosa mazmorra y en el mes noveno salisteis libre de todas aquellas prisiones, así Santo y abogado mío, os pido humildemente me alcancéis de mi Dios y Señor el que la criatura que está encerrada en mis entrañas se conserve en vida y salud por espacio de los ocho meses, en el noveno salga libre a la luz de este mundo, haciendo Vos, Santo mío, que así como el día que salió vuestra alma de vuestro cuerpo fue un día Domingo, que es día de gozo y regocijo, así el día de mi parto sea de todo contento y gozo, con todas aquellas circunstancias que Vos sabéis que más convienen a mayor gloria de Dios y vuestra y salvación de mi alma y la de mi hijo. Amén.
Novenario
Rezar la oración del día que corresponda:
Dia Primero
Dios y Señor mío, yo os doy infinitas gracias por todos los favores que hicisteis al glorioso San Ramón No-nacido; por cuyos méritos os suplico humildemente, que así como fuisteis tan liberal con el glorioso santo cardenal, lo seáis en esta ocasión conmigo, concediéndome el despacho de la petición que solicito en esta novena, para más serviros y amaros. Amén. Concluir con la oración final para todos los días
Dia Segundo
Dulcísimo Jesús mío, mi Redentor, y Señor, yo os doy inmortales gracias por todas las mercedes que vuestra infinita benignidad concedió al glorioso Padre San Ramón No-nacido. Tantas maravillas obró vuestra Majestad en vuestro siervo San Ramón, que me dan motivo para valerme de su intercesión, para que Vos, Dios mío, por sus ruegos y merecimientos cumpláis esta mi petición, a mayor honra y gloria vuestra; espero en Vos, Jesús de mi alma, que pues a los que se han valido de tan grande Santo habéis socorrido en sus necesidades, me socorráis también las mías. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
DÍa Tercero
¡Oh, Reina Purísima de la Merced, Madre de los necesitados y afligidos! A Vos vengo como hijo indigno que soy de tan grande Madre, para rendiros mil veces las debidas gracias, de tantos y tan grandes favores con que favorecisteis a vuestro siervo San Ramón No-nacido, de cuya intercesión me valgo en la presente ocasión para obtener el favor que pido en esta Novena. Confío que vos, soberana Reina, así como no le negasteis cosa al glorioso Santo de cuanto os pidió en la tierra, no le negareis ahora vuestra intercesión para con vuestro Santísimo hijo Jesús, a fin de que me conceda la gracia que deseo, para gloria vuestra, de vuestro Unigénito Hijo y bien de mi alma. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Cuarto
Dios y Señor mío, yo os ofrezco los méritos de la santa obediencia de vuestro grande siervo el glorioso Cardenal San Ramón No-nacido, y os suplico que por ellos me concedáis una perfecta y total obediencia, con la cual obedezca yo en todo y por todo a vuestras divinas inspiraciones, a los preceptos de la Santa Iglesia, y en particular os ruego que, por los mismos merecimientos me despachéis la petición que por mano del glorioso Santo os ofrezco. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Quinto
Señor y Dios mío, yo indigno hijo vuestro, me postro delante de vuestra presencia, y os presento aquella santa y suma pobreza con que vivió el glorioso San Ramón No-nacido, suplicándoos de todo mi corazón, que por los merecimientos que adquirió vuestro Santo con el ejercicio de tan grande virtud, queráis purificar este mi corazón, comunicándome una verdadera pobreza y desnudez de espíritu, con la cual esté mi alma totalmente despegada de todo lo transitorio, y unida con el amor Divino. Y en particular os ruego, os dignéis favorecerme con la gracia que pido, a mayor honra y gloria vuestra. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Sexto
Dios y Señor mío, pues que os habéis mostrado tan amante de la pureza, queriendo que el eterno Verbo tomase carne de una purísima Virgen desposada, yo os presento, Señor, la angélica pureza de vuestro castísimo siervo San Ramón No-nacido. Y por los méritos que correspondieron a la virginidad de tan gran Santo, os suplico queráis quitar todas las manchas de mi alma, para que así sea digna de unirse con Jesucristo, y quede dispuesta para recibir el favor que pido en esta Novena. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Septimo
Dios y Señor mío, Vos sólo sabéis aquel ardor soberano, con que siempre os estuvo amando, y deseando amaros más y más vuestro gran siervo y amigo San Ramón No-nacido, ansioso siempre de que todos los humanos corazones se abrasasen en divinos amores. Yo, confiado en vuestra misericordia infinita, os suplico humildemente, que por aquel corazón del Serafín San Ramón, os dignéis de abrasar el mío con llamas de vuestro amor y favorecerme con el despacho de la merced que os pido, por los merecimientos de la ardiente caridad de este gran Santo, mi abogado. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Octavo
Dios y Señor mío, con toda la humildad en mí posible, vengo a pediros un favor, valiéndome de los grandes merecimientos que tuvo San Ramón No-nacido: por el ejercicio heroico de su humildad profunda, alcanzaba de Vos lo que os suplicaba; la misma humildad de vuestro Santo os ofrezco, para que por ella me hagáis de tal manera humilde, que por vuestro amor deje mi propia estimación. Asimismo os ruego os dignáis concederme, para gloria vuestra y salvación mía, la merced que os pido. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Dia Noveno
Eterno y Omnipotente Dios y Señor mío, hoy es el último día de esta mi Novena, y si hasta ahora no he sabido disponerme para alcanzar el favor que deseo, os suplico me deis luz para debidamente disponer mi alma; y para que lo hagas te presento los martirios, trabajos, aflicciones, azotes y demás penas que tuvo el glorioso San Ramón No-nacido. Así, por tan grandes méritos que alcanzó por estas penas, concededme, Señor, un deseo fervoroso de padecer por Vos, y un cumplimiento a mi petición que todos estos nueve días ha pedido y pido, para honra vuestra y de mi glorioso Santo. Amén. Concluir con la oración final para todos los días.
Oracion Final Para Todos Los Dias
¡Oh Gloriosísimo San Ramón No-nacido! De todo corazón me gozo de que la majestad soberana de nuestro Dios y Señor os haya hecho tan grande Santo, adornándoos con tantas prerrogativas y mercedes; de todas las cuales doy a la Santísima Trinidad infinitas e inmortales gracias, y a Vos, Santo mío, mil parabienes.
Por esos admirables favores, y por la sangre que vertieron vuestros santos labios con el penoso martirio del candado, os suplico humildemente intercedáis ante la Divina Majestad por el aumento de la Santa Fe católica, la extirpación de las herejías, la quietud y sosiego de los reinos cristianos, la conversión de los infieles, y libertad de los pobres cautivos cristianos. También, Santo mío, os pido seáis mi intercesor, para que así como perseverasteis muchas horas vivo dentro del cuerpo de vuestra madre difunta, así esta mi pobre alma persevere viva en la vida de la gracia, dentro de la cárcel de este corruptible cuerpo, y salga de él a su tiempo en paz, para alabar a Dios en compañía de los Ángeles y Santos, por toda la eternidad; y para que mejor lo pueda conseguir, os suplico me alcancéis el favor que ahora os voy a pedir:
(Hágase aquí la petición)
Así confío lo haréis, amantísimo Padre mío, pues de Vos se dice alcanzáis de Dios todo cuanto vuestros devotos os piden, estando ellos afligidos; pero si acaso ha de ser para mayor gloria de Dios, y bien de mi alma el que se dilate, o no consiga la gracia que deseo, alcanzadme, Santo mío, perfecta resignación en la voluntad de mi Dios y Señor, para que así quede mi alma en paz, mientras el Señor me conserve la vida, y después, por medio de una dichosa muerte llegue a gozar las delicias de la eterna Patria. Amén
ANTÍFONA. Oh, Bienaventurado Ramón, que con todo su corazón amó a Cristo, y para ejemplo de su caridad no dudó en quedarse cautivo por librar a los cautivos. Oh dichosa vida, que aunque no la quitó la espada de los perseguidores, no por eso perdió el mérito del martirio.
V. Mi corazón y mi carne,
R. Se alegran por el Dios vivo.
ORACIÓN. Oh Dios, que hiciste admirable a San Ramón No-nacido, tu confesor, en librar a tus fieles del cautiverio de los impíos: concédenos por su intercesión, que nos libres de las cadenas de los pecados, practiquemos con libre voluntad las cosas que te son agradables. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén
Fuentes Consultadas
Devocionario Catolico
Biblioteca Cristiana
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