La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, atribuido al mítico Hermes Trismegisto, cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones.
Hasta el siglo XX las fuentes más antiguas conocidas eran manuscritos medievales, pero investigaciones posteriores han hallado predecesores arábigos en Kitab Sirr al-Khaliqa wa Sanat al-Tabia (c. 650 d.C.), Kitab Sirr al-Asar (c. 800 d.C.), Kitab Ustuqus al-Uss al-Thani (siglo XII) y Secretum Secretorum (c. 1140).
Propósito de la Tabla
En la Tabla de Esmeralda está condensado o resumido todo el arte de la Gran Obra, objetivo principal de la alquimia.
La alquimia es el arte del perfeccionamiento y la Gran Obra implica su cumplimiento, la perfección.
La Tabla de Esmeralda contiene en sus pocas líneas el secreto de la Gran Obra, es un pasaje directo para la perfección.
Dicho mensaje es expresado de modo simbólico, su sola lectura no revela su significado.
El acceso a la Gran Obra requiere trascender nuestra limitación racional, de ahí que todo alquimista conlleve una transmutación personal paralela que le permita acceder al lenguaje del Símbolo.
El Todo, el Uno, tan sólo se expresa simbólicamente, y es necesario el aprendizaje en la hermeneútica del Símbolo.
De no ser así, su sola simplicidad generará incredulidad.
La Razón aguarda complejidad ante lo complejo, mientras el Uno, el Ouroboros, se descubre ante la simplicidad de otra lectura, de otro lenguaje. En definitiva, la expresión críptica de la Tabla no es intencional, sino que requiere de la persona adecuada, capacitada para la Gran Obra.
Los Siete Principios Hermeticos
clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par.»
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