La energía qi se manifiesta tanto en el cuerpo como en el universo en forma de dos fuerzas complementarias y a la vez opuestas, que se denominan yin y yang.
Estas dos fuerzas representan la interacción dinámica que forma el conjunto finamente equilibrado. Por ejemplo, no podemos tener luminosidad sin oscuridad, ni día sin noche.
Yin y Yang están en constante movimiento, y cuando la mayor parte corresponde a Yin, Yang es la menor. Cuando Yin disminuye, Yang crece.
La teoría del Yin y el Yang y los diversos modelos de existencia que ha generado es una elaboración del antiguo libro chino sobre la adivinación,
El libro de las mutaciones (Yi Jing o I Ching). En este compendio, Yang, el principio masculino, se representaba con una línea continua, y Yin, el principio femenino, con una línea discontinua.
Estas líneas se agrupaban en ocho trigramas (combinaciones de tres), que simbolizaban todas las permutaciones básicas de las fuerzas y de los fenómenos naturales.
Tradicionalmente, los ocho trigramas se consideraban como una familia.
Tres líneas juntas de Yang representaban al padre o al Cielo: el arquetipo Yang del principio creativo y activo.
Tres líneas de Yin representaban a la madre o a la Tierra: el arquetipo del principio receptivo y pasivo.
Los seis hijos de la familia (tres hijas y tres hijos) se conocen con los nombres de Lago, Fuego, Trueno, Viento, Agua y Montaña.
Cada uno de los ocho trigramas también corresponden a una dirección de la brújula y a un período del año, y juntos representan los estados fundamentales de la existencia en el cosmos.
El Qi El Yin y el Yang son fuerzas relativas que no pueden existir la una sin la otra.
Esta interdependencia se ilustra en el símbolo de la Gran Polaridad con una simiente negra en la parte blanca y viceversa.
Todas las cosas poseen ambas vertientes: La del Yin y la del Yang, y se pueden subdividir aún más, según el Yin y el Yang.
Por ejemplo, el tiempo se puede dividir en día (yang) y noche (yin), pero a su vez el día se puede subdividir en mañana (yang) y tarde (yin).
De forma similar, la Luna es yin, pero la luz de la Luna se considera Yang, cuando se compara con la oscuridad nocturna a su alrededor.
El Yin y el Yang se asocian con determinadas características y se manifiestan en todo el cosmos.
El Yin se asocia con lo femenino y con la oscuridad, el almacenaje, la introversión y el frío.
En el mundo natural, se presenta en la Luna y en el agua, y está presente en la sangre y en el interior del cuerpo humano.
El Yang se asocia con lo masculino y con la luz, la actividad, la extroversión y el calor.
En el mundo natural, el Yang tiene su representación en el Sol y en el fuego; en el cuerpo humano se relaciona con el flujo de la energía vital (qi) y las superficies exteriores.
Los 5 Elementos
El yin y el yang también se representan en los cinco elementos, que, según la creencia china, integran todas las formas de vida.
Así mismo, entre estos cinco elementos (el agua, la madera, el fuego, la tierra y el metal) existe una interacción en forma de un ciclo dinámico de apoyo y oposición. El agua ayuda a la madera, por ejemplo, ya que el agua hace crecer los árboles, pero también destruye y apaga el fuego.
Los cinco elementos se asocian con las estaciones del año, con los colores, con los órganos internos, con los gustos e incluso con las emociones.
La madera, por ejemplo, se asocia con la primavera, con el color verde, con el hígado, con el sabor agrio y con el disgusto.
El qi humano puede clasificarse de cuerdo con los cinco elementos y usarse para determinar tanto el estado de salud como el de enfermedad. Una persona con un exceso de energía de madera se muestra irascible y está más expuesta a enfermar del hígado, mientras que otra con carencia de energía de agua padece de piel seca y manos y pies calientes. Un buen equilibrio entre los cinco elementos significa un buen estado de salud y una armonía mental.
Fases y Ciclos Chinos
De acuerdo con la teoría del yin y el yang, todas las energías del mundo están interrelacionadas y en un estado constante de fusión. Esto explica la rotación de las estaciones y el recorrido diario del Sol por el cielo.
El solsticio invernal y la medianoche, se consideran altamente yin, y a cada uno de ellos le sigue un incremento de la energía yang, que se manifiesta mediante características como el calor y la luz, hasta el solsticio estival y el mediodía, que son casi puramente yang.
A partir de ese momento, vuelve a aumentar la energía yin, con frío y oscuridad, mientras que la fuerza de la energía yang empieza a desvanecerse.
El yin y el yang también regulan nuestro cuerpo, por lo que es importante que vivamos en armonía y no en conflicto con las energías naturales del mundo.
Esto incluye la adaptación de nuestros niveles de actividad a las estaciones del año y a consumir alimentos que posean las características adecuadas para nuestra constitución.
Los paisajes se pueden analizar en términos de yin y yang y de las teorías de los cinco elementos. Como en todas las cosas, el equilibrio de sus energías varía con la hora del día, del mes y de la estación. No obstante, también poseen características fundamentales.
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