Al contrario, la Serpiente representaba dos poderes extraordinarios: agua y tierra, ya fuera combinados o por separado.
Ni siquiera se la asociaba con la muerte u otras desgracias, sino que se la consideraba un augurio de fertilidad y prosperidad.
De ahí que la diosa azteca de las cosechas fuera representada en muchas ocasiones con una falda hecha de Serpientes.
Esta divinidad podía recibir el nombre de Siete Serpientes o Serpiente Emplumada.
Manual del Astrologo
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