Hildegarda (1098-1179) es una de las santas más interesantes del cristianismo, para muchos autores fue la que desencadenó en los años siguientes a su muerte el movimiento de las beguinas, un movimiento de «espíritus libres» en el que destacaron mujeres como Margarita Porete, Guglielma de Milán y Boneta, todas ellas perseguidas y quemadas por la Inquisición.
Hildegarda estaba entre las monjas sospechosas de brujería, y sus relatos, visiones y libros dictados fueron observados «con lupa». Ya desde pequeña fue una niña débil y enfermiza. Ingresó en un convento de monjas benedictinas dónde llegó a superiora. Fue entonces cuando creo una comunidad en Rupertsberg, cerca de Bingen en la orilla izquierda del Rin. Este fue su hogar con 18 hermanas. En 1165 fundó otro convento en Eibingen en el lado derecho del Rin.
Hildegarda desarrolló una importante vida interior y fue favorecida con visiones. Ella misma declara: «Hasta mi decimoquinto año vi mucho... /... veía cosas del futuro, como si fueran cosas del Dresente.» Ella estaba convencida del carácter Divino de las revelaciones. Pero se ordenó que un monje escribiese todo lo que decía y sentía, las monjas de su convento también ayudaron a transcribir sus enseñanzas y visiones. Muchas personas famosas de la epoca rasaron uor el convento para recibir ayuda espiritual y física.
Tiitemio destaca que incluso la visitó Bernardo de Claraval, pero esto es algo que no se ha podido confirmar.
Como destacable, al margen de sus visiones, es el inmenso legado escrito dejado, especialmente Scivias, un tratado extraordinario y difícil de entender, todo profético y admonitorio al estile de Ezequiel y el Apocalipsis. Otro texto interesante es el Líber dfvinorum operum formado por una contemplación de toda la naturaleza: el sol, la luna y las estrellas, los planetas, los vientos, los animales y los hombres, visto en sus visiones como expresión de algo sobrenatural y espiritual.
En 1858 se encontró otro manuscrito de ella, nueve libros que tratan de plantas, de los elementos de los árboles, las piedras, los peces, pájaros y reptiles. Entre estos libros aparece uno dedicado al cuerpo humano y sus dolencias, las síntomas y los tratamientos de las enfermedades con las hierbas plantas de la época. Un contexto muy delicado que era visto coz malos ojos por algunos sectores de la Iglesia.
El nombre de Hildegarda está en el Martirologio Romano y su fiesta es famosa en la Diócesis de Séller y otros lugares de Alemania. Cuando el convento de Rupertsberg fue destruido las reliquias de la santa fueron llevadas a Colonia y más tarde a Eibkgen, en la secularización del convento fueron colocadas en iglesia parroquial del lugar, en un altar especialmente construido. Eibingen la escogió como patrona. Su festividad se celebra el 1 de diciembre.
Fuentes Consultadas
Los Santos que nos protegen
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