Una de las Siete Maravillas del Mundo.
Un arquitecto español realizó una reconstrucción digital después de 12 años de investigación.
Reveló que los egipcios conocían las medidas de la Tierra y el cuarto decimal del número Pi.
Pero todavía quedan secretos por entender.
Un reconocido arquitecto español reconstruyó digitalmente la Gran Pirámide de Keops, situada en Giza, Egipto, y tras analizar y estudiar los conocimientos científicos de la civilización del Antiguo Egipto, descifró los enigmas de la más antigua de las Siete Maravillas del mundo.
El trabajo del experto asegura que sus constructores conocían las medidas terráqueas, del Sol, y el cuarto decimal del número Pi.
La reconstrucción digital pertenece al arquitecto Miquel Pérez-Sánchez Pla y es la primera reproducción "exacta" que se hizo del monumento.
Surge de la síntesis entre las conclusiones de su tesis doctoral -presentada en 2008 en la Universitad Politécnica de Catalunya (UPC)- y los resultados de 12 años de investigación.
Las conclusiones están publicadas en el libro "La Gran Pirámide, clave secreta del pasado", que reúne un trabajo sobre urbanismo, arquitectura, ingeniería y arqueología.
Los hallazgos más destacados son las fechas del inicio y el fin de su construcción -realizada hace más de 4.500 años, durante el reinado del faraón Khufu, más conocido como Keops-; la causa de su construcción y la posible situación de la cámara sepulcral de Khufu, que puede hallarse oculta todavía, y que el arquitecto sitúa en la parte superior del templo gracias a "pruebas matemáticas".
La publicación se enmarca en el proyecto La Arquitectura en la Investigación del Antiguo Egipto, que cuenta con ayuda del Ministerio de Cultura, Educación y Deportes de España.
En el sitio web Antiguo Egipto XXI, Pérez-Sánchez guía el lector hasta resolver el enigma de los orígenes de Egipto, a través de diez volúmenes digitales disponibles.
El arquitecto sacó a la luz descubrimientos que "dan vértigo aceptar", ya que implican referencias al diámetro de la Tierra, a la distancia del planeta con el Sol y con Sirio (la estrella nocturna más brillante vista desde la Tierra) en años luz, así como el diámetro del astro rey, que implican el conocimiento de los constructores del monumento.
"Hay elementos difíciles de digerir, como el hecho de que el arquitecto y astrónomo Imhotepp -responsable de la Gran Pirámide- conocía el número Pi hasta el cuarto decimal (3,1416) mientras que se creía que entonces sólo se conocía hasta el segundo (3,14)", reveló el autor del libro.
Entre citas a pensadores como Borges, Pitágoras, Platón, Plutarco, Dostoievski, Voltaire y Ortega y Gasset, Pérez-Sánchez demostró también la antigüedad real de la esfinge de Guiza, que anteriormente tenía forma de león completo, y que se volvió a esculpir con cabeza humana -más pequeña en proporción- después de una erosión.
Pérez-Sánchez admitió que, en algunos casos, pueden tratarse de casualidades, pero en repetirse las proporciones y las supuestas coincidencias, sus descubrimientos lo dirigieron hacia "una causalidad, más bien", ya que en algunos casos, según calculó, la probabilidad de que se tratara de una casualidad era de una entre 32.000.
El arquitecto reconoció que quedan misterios por resolver, como el de por qué los egipcios usaban bloques de 100, 200 o hasta 400 toneladas para construir los templos y cómo los movían, y cómo tallaron y encajaron el granito con una precisión que ahora solo se podría igualar con tecnología láser.
Fuente: LaVanguardia
Fuente: LaVanguardia
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