En la mitología griega, Equidna (en griego antiguo Ekhidna, ‘víbora’; en latín Echidna) era una monstruosa ninfa, considerada descendiente de Forcis y Ceto o de Tártaro y Gea.
Era un ser a veces llamado Drakaina Delphyne ‘vientre de dragona’, descrita por Hesíodo en su Teogonía como un monstruo femenino, madre con Tifón de todos los monstruos importantes de los mitos griegos. Tenía el torso de una bella mujer de temibles ojos oscuros pero cuerpo de serpiente.
Cuando ella y su compañero Tifón atacaron el monte Olimpo, Zeus los derrotó, pero les permitió seguir viviendo, así como a sus hijos, como desafío para los héroes futuros.
Moró desde entonces en una cueva del país de los Arimoi, un remoto lugar desértico situado en Asia Central, probablemente Siria (Hesíodo, Teogonía, 304).
En una ocasión, Equidna asaltó a Héracles durante uno de sus viajes para robarles los bueyes de Gerión, y cuando éste fue a reclamarlos Equidna le dijo que no se los entregaría a menos que el héroe tuviese sexo con ella.
Heracles lo hizo, y de esta unión nacieron Agatirso, Gelono y Escites.
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