La Mantícora era una criatura legendaria similar a la esfinge egipcia o incluso un tipo de quimera.
Era una criatura originaria de la mitología , y su nombre significa, literalmente, "devoradora de personas".
Tenía una cabeza humana frecuentemente con cuernos, cuerpo de un león rojo, tres filas de afilados dientes (como un tiburón), a veces alas, cola de un dragón o escorpión y una voz que recordaba al sonido de una trompeta.
Además, era letal por ser capaz de disparar venenosas espinas para incapacitar o matar a cualquier presa.
Es llamativo que era una bestia que devoraba a su presa entera, sin dejar rastro de ropajes, huesos o posesiones.
Dependiendo siempre de la versión a la que se acuda, su tamaño variaba desde el de un león hasta el de un equino, y su descripción podía incluir o no la presencia de alas y una coraza.
Al igual que se ha dicho anteriormente, la mantícora se introdujo en la mitología helena por medio de Ctesias, un médico griego que se encontraba en la corte del rey persa Artajerjes II en el siglo IV a.C., más concretamente gracias a su obra Indika ("Historia de la India"), desaparecida en la antigüedad.
Pero algunos estudiosos clásicos como Pausanias dudaban de la descripción original de Ctesias y atribuían el origen del monstruo a una descripción exagerada de simples tigres indios.
Sin embargo, el famoso Plinio el Viejo la consideró una criatura auténtica y la incluyó en su influyente Naturalis Historia (c. 77).
Más tarde, Claudio Eliano también la introdujo en su obra De Natura Animalium (IV; 21), obra utilizada como base para la mayoría de bestiarios europeos del medievo.
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