Desde tiempos remotos diversas culturas han atribuido a la Esmeralda cualidades o poderes mágicos, incluyendola en creencias supersticiosas y en relatos legendarios.
Entre ellos, según algunos investigadores, se cuenta la idea de que su presencia tiene la propiedad de facilitar el parto.
Algunos pueblos antiguos de Europa relacionaron a la Esmeralda -posiblemente por su particular color verde- con lo húmedo y la primavera y, a través de ello, con la procreación y fecundidad.
También asociaron a esta piedra preciosa con la Luna.
En algunos escritos se mantiene que la Esmeralda por su presencia puede originar influencias que tienden a la voluptuosidad, llegando a producir efectos afrodisiacos.
Ciertas culturas precolombinas del Continente Americano identificaban a la Esmeralda con los fluidos que circulan en animales y plantas -sangre y savia- distribuyendo las sustancias nutritivas y dandoles así vigor y fortaleza.
Entendiendo estos conceptos asociaron esta piedra preciosa con las diversas manifestaciones de la potencia de la Naturaleza: lluvia, relámpagos, truenos e incluso los astros, especialmente los dos mas notables -las luminarias-: el Sol y la Luna.
Los Aztecas, relacionaron a la Esmeralda con el pájaro quetzal -en el cual también predomina el color verde-, cuyo Simbolismo no se limitaba a su vinculacion con la `primavera y el renacer de la naturaleza sino que a través del dios Quetzalcoatl se constituía en creador y benefactor del hombre y en divinidad del aire.
Otras civilizaciones Centroamericanas, entre las que se destaca la Cultura Maya, también atribuyeron especiales significaciones Simbólicas a la Esmeralda con implicancias esotéricas y cultos mágicos.
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