En el Lejano y Medio Oriente, se atribuyo al Zafiro propiedades protectoras contra maleficios, también contra ciertas enfermedades, especialmente las infectocontagiosas.
En la Europa medieval -y como continuación de tradiciones procedentes desde la antiguedad- se dio al Zafiro significacion simbólica relacionada con lo espiritual y lo trascendente, con el "mas allá".
Esta concepción es coherente con los dichos del Apocalipsis, en el cual se nombre al Zafiro como una de las doce piedras que servirán de base a la Jerusalén Celestial.
En la obra "Lapidario de Luis IX (Siglo VIII) se dice que el Zafiro simboliza lo inmaterial y, en el caso del ser humano, se vincula con el alma.
Esta condición, a su vez, hace que esta piedra preciosa se asocie con la ascensión, con la partida del mundo terrenal hacia el reino del cielo.
Para los alquimistas, el Zafiro era una piedra esencial, ya que la consideraban de intervención indispensable en todos los compuestos que llevan a la trasmutación de los elementos.
Por su color y, trasparencia, que recuerdan el aspecto del cielo, los alquimistas lo creyeron necesario como el aire para posibilitar cualquier cambio o combinacion.
La idea de que el Zafiro tiene propiedades purificadoras, protectoras y terapéuticas, se ha mantenido bastante generalizada, especialmente en su influencia sobre los aspectos psicológicos del ser humano.
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