Un Perro infernal en la Puerta del Hades
En la mitología griega, el Cerbero (en griego Kérberos, ‘demonio del pozo’), también conocido como Can Cerberos, era el perro de Hades, un monstruo de tres cabezas (aunque a veces se decía que tenía 50 o 100) con una serpiente en lugar de cola e innumerables cabezas de serpiente en el lomo.
Cerbero guardaba la puerta del Hades (el inframundo griego) y aseguraba que los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar.
Era hijo de Equidna y Tifón, y hermano de Ortro.
La existencia de un perro infernal en la entrada de los infiernos parece que ya estaba presente en la mitología indoeuropea original, pues aparece en los mitos de otros pueblos indoeuropeos, como es el caso del perro ensangrentado Garm en la mitología escandinava.
Sólo dos veces dejó de cumplir su misión.
Una, convencido o encantado por Orfeo que ayudado por los dioses y por la dulzura de su canto, logró entrar en el Infierno en busca de su amada Eurídice.
La segunda, cuando Hércules, en cumplimiento de uno de los trabajos a él encomendados por Euristeo, pudo reducirle con la fuerza de sus brazos y, medio ahogado, lo sacó al mundo exterior y lo llevó ante Euristeo, que horrorizado a la vista de un animal tan terrible, ordenó que de inmediato fuera devuelto al Hades.
Cerbero permanece encadenado ante las puertas del Hades, siempre vigilante, porque aquellos a quien los dioses han decidido dejar morir, no deben volver a la vida.
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