La mitología de Lilith es fascinante. Desde hace algunos años el
feminismo ha venido a enseñarnos que las mujeres podemos ser otra cosa que
madres, monjas, prostitutas o hermanas.
Obras como las de Jean Shinoda Bolen "Las Diosas en cada Mujer", nos
han ofrecido otros arquetipos con los cuales identificarnos: Atenea, Persepoles,
Afrodita, Demeter....
Ello ha coincidido con una mayor independencia económica de la mujer
y con una mayor aceptación por parte de la sociedad de la mujer en los roles
no-tradicionales (Médico o abogado , por ejemplo).
LILITH es un
demonio, al menos así lo considera la Religión Hebrea que le atribuye el robo de
niños de corta edad a los que se lleva de su cuna por la
noche.
(Hoy nos podemos reír de esta mitología, pero recordemos que no hace mucho tiempo, la mortandad infantil era elevadísima, incluso entre los hijos de los reyes)
Sin embargo,
Lilith no nació demonio. Fue la primera esposa de Adán, creada por Yahavé a la
vez que éste y como su igual. Pero ante la pretensión de Adán, apoyada por
Yahvé, de que ella debía someterse a la voluntad de su marido; ella le respondió
con un moderno "ahí te las den todas" y se marcho del Paraíso dando un portazo.
Con ello, evidentemente, no le quedaba mas remedio que unirse a las huestes del
Enemigo de Yahvé, Lucifer.
Lilith, tiene apetitos sexuales, es una mujer que se va a la cama con
quien le place y a quien nadie posee. El goce de la sexualidad, sin animo de
procreado, otra de las de las prohibiciones habituales en contra de las mujeres
en casi todas las culturas. Lilith no es tierna, no es dependiente, no busca el
amor sino sexo.
Por ello puede enloquecer a los hombres como una "femme-fatale".
Lilith es el espíritu del viento, representa a una doncella alada de
gran belleza, cuya función era conducir a los hombres al templo de Ishtar para
celebrarlos ritos sexuales con las sacerdotisa vírgenes.
En su origen, por lo tanto, Lilith es, literalmente, un espíritu libre,
"la mano de Ishtar",dedicada a los sagrados placeres del amor
sexual.
La llegada del patriarcado puso fin a los ritos sexuales celebrado en
el templo de la Diosa, eliminando así la fuente principal del poder femenino, al
considerarlo como, algo digno de ser temido por su influencia sobre los hombres,
y que por lo tanto debía mantenerse bajo control.
De ese modo, la sexualidad femenina se convirtió en algo diabólico.
Lilith, de un espíritu del viento pasó a ser un demonio alado. Sus alas son uno
de sus atributos. Gracias a ellas Lilith jamás puede ser atrapada.
Personifica ese aspecto de lo Femenino profundo que no puede ser
sometido por nada ni por nadie, porque es libre, Y esto es algo que queda
reflejado en todos los mitos en los que aparece.
Lilith siempre se escapa, huye volando.
Cuentan que
Innana mando a llamar a Gilgamesh porque su sauce sagrado no daba ramas ni
hojas, pues en sus raíces había anidado la serpiente que no podía ser encantada;
en su tronco Lilith había creado su hogar y en su copa el pájaro Anzu se había
instalado con su polluelo. Entonces Gilgamesh mato a la serpiente y talo el
árbol, de modo que Anzu huyó con su polluelo a las montañas y Lilith destruyo su
casa y voló a las tierras salvajes y deshabitadas. Igual que, según las
escrituras hebreas, también se fue volando del Eden porque ya no soportaba a
Adán, ya que no estaba de acuerdo con sus pretensiones de dominio hacia
ella.
Lilith se
revela contra la imposición patriarcal- no contra el hombre-porque ella sabe que
la evolución sólo es posible gracias al juego equilibrado de ambas polaridades,
femenina masculina. Y mientras Lilith no sea aceptada como la otra mitad que hace
posible el acceso al todo, seguirá en el exilio, ya sea en las tierras
inhabitadas donde huyó Gilgamesh, ya sea en el mar Rojo donde huyó de
Adán.
El mito del sauce de Innana, en cuya base anida la serpiente, en cuyo
tronco Lilith tiene su hogar y en cuya copa el pájaro Anzu vive con su
polluelo.
Lilith está, desde el comienzo, relacionada directamente con los ritos
de sexualidad. Estos ritos no eran necesariamente ritos de fecundación, sino
tántricos, encaminados hacia un objetivo que es la iluminación. Ella ejerce el
papel de mediadora entre la serpiente que no puede ser encantada y el fiero
pájaro Anzu. Es decir, ella es quien comunica a los dos extremos del árbol, que
simboliza nuestra columna vertebral así como la del sistema Tierra-Luna. Ella
conoce los ritos y nos puede guiar en nuestra evolución transformando nuestra
energía sexual en consciencia plena.
Es
comprensible que Lilith haya sido transformada en demonio, apareada con
demonios y madre de demonios, y todo ello estando en el exilio, bien lejos,
porque a fin de cuentas ella encarna lo que más puede temerse del viejo orden, y
por lo tanto la sombra del orden nuevo.
Lilith es lo que jamás podrá ser dominado, ni eliminado, ni
manipulado, porque ella esta por encima de todo, permanece fiel a su propia
verdad.
Y en virtud de esa lealtad siempre elige aquello que esta en armonía con
su naturaleza, no permite que los de mas elijan por ella, no hace
concesiones.
Nadie la expulso del Paraíso, y nadie le negó tampoco la entrada, por
tanto Lilith sigue siendo libre de volver y puede , por la misma razón,
indicarnos el camino de regreso al hogar.
De hecho también se ha dicho que Lilith se presento en el Edén como la
serpiente enroscada en el árbol del Bien y del Mal, lo cual sugiere que entraba
y salía libremente del Paraíso. Y bajo la forma de serpiente, sugiriendo una vez
mas su vínculo con Kundalini.
La serpiente, los demonios, los Luciferes, que son los portadores de
la luz que se alojan en nuestra columna vertebral, el extremo de su cola
apoyado en nuestros genitales, su cabeza en nuestro cerebro. Lilith es también
portadora de luz, y habita en el centro del árbol. Solo ella puede establecer el
contacto entre la serpiente y el pájaro.
Tenemos por lo tanto un espíritu del viento, una divinidad alada que es libre.
Tenemos también un demonio que nos tienta a indagar más allá de nuestros límites
inmediatos,. Tenemos una serpiente que nos entrega la llave del conocimiento.
Tenemos además una entidad que nos insta a ser fieles a nosotros mismos, a
renunciar a aquello que nos permite ser quienes verdaderamente
somos.
Seamos conscientes de ello o no, nos estamos paseando constantemente en
un mundo de luces y sombras, al hilo de la frontera que nos separa de, o nos
une, a, nosotros mismos.
Lilith
promete algo tan simple como la unión a través de la fidelidad a uno mismo lo
cual, en definitiva, es integridad o unidad. La división dentro del uno es el
resultado de aquella división entre la mujer y el hombre, lo Masculino y lo
Femenino. Y esa división es el enfrentamiento, la lucha, la insatisfacción, la
separación, la soledad y el miedo.
Fuentes Consultadas
Leyendas
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