El fin supremo que se propone conseguir el iniciado es alcanzar a Dios, identificarse con él.
Ha de acomodar su marcha a la del Dios solar, avanza hacia el oeste, hacia el acceso a la región del submundo, donde penetrará cuando llegue para él el instante de la muerte, pero la muerte es solo una apariencia, un cambio de estado, el alma sobrevive y progresa.
Uno de los momentos más difíciles para el iniciado es enfrentarse a la travesía en el inframundo, donde se encuentran los mayores obstáculos para aquél que quiera unirse con la divinidad.
Terribles tentaciones asedian en el mundo soterrado, doce puertas y doce horas conducen al ¨Duat¨ (antecámara de la luz primordial). El difunto/iniciado debe abrirse paso y avanzar en el inframundo para arrancarle la luz a las tinieblas, para que pueda llegar a la Morada del Padre: Osiris.
La Piedra filosofal se vuelve roja, se vuelve blanca, se coagula, se disuelve, brilla, centellea y resplandece en el inframundo. El difunto/adepto se ha enfrentado a los enemigos de la noche, los ha vencido, …“vedle triunfante de sus enemigos vivos y muertos. Se identifica con el Dios de cabeza de gavilán.
Horus ha repetido sus encantamientos cuatro veces y todos sus adversarios cayeron vencidos y degollados”
El nuevo iniciado conoce el poder del verbo luminoso, debe ahora purificar su corazón para que esté libre de mancha. En virtud de esta pureza de corazón y de esta vigilancia de sentimientos su conciencia está firme, su voluntad reina sobre sus facultades, bajo la tranquila mirada de Ra. Debe resistir las tentaciones de Mestha, Hapi, Duamutf y Kebhsenuf, los cuatro Dioses de la Muerte y rendirles culto.
Tiene poderes sobre su propia vida y de esta facultad se siente orgulloso “Yo estoy en el ayer y conozco el mañana, dueño soy de renacer una segunda vez si quiero realizarlo”.
Se aproxima el instante del juicio definitivo, el periodo de pruebas terminará. La ceremonia capital prosigue, es el momento de pesar su alma/corazón. El lugar se llama la gran “Sala de la diosa Maat”, la diosa de la justicia. Cuando se libera de los cuatro cuerpos de pecado entra en la ¨sala de la doble Maat¨, entra en el seno bendito de la Diosa Madre del Mundo.
Maat, señora de la justicia, de la verdad y el orden, representada bajo la forma de una pluma, o llevando ésta en la cabeza.
Su nombre es ¨Justicia y Verdad¨. La hoja superior de la puerta lleva una inscripción que dice: “Señora de Maat sobre sus dos pies” y la hoja inferior se llama : “Señora de doblado vigor, domeñadora del ganado”. El aspirante después de haber hecho su ofrenda a los Dioses funerarios se dirige al Gran Sacerdote que dirige la ceremonia para recitar su confesión negativa ante los 42 Dioses que se encuentran en la sala de la doble Maat.
Esta confesión significa todas las perfecciones que el adepto debe adquirir para liberarse de los cuerpos de pecado. En seguida se dirige en forma sucesiva a cada uno de los 42 Dioses asesores del Gran Sacerdote, les venera y ofrece su verdad y su pureza.
Es examinado por Sacerdotes y cuando quedan todas las preguntas contestadas, las puertas se abren, surge entonces el guardián de la puerta, después Maat y luego Thot, llega el momento culminante, es indispensable pesar el corazón del adepto.
En un platillo de la balanza se ve la representación del corazón y en el otro una imagen de la pluma de Maat.
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