Por más que la aparición del Libro de los Muertos data del Imperio Nuevo, para encontrar sus orígenes hay que remontarse a los Textos de las Pirámides del Imperio Antiguo y posteriormente a los Textos de los Sarcófagos del Imperio Medio.
Esta evolución permite que esta colección heterogénea de fórmulas contenga textos funerarios de todas las épocas de la historia de Egipto.
Destacan tres versiones diferentes del Libro de los Muertos, que se fueron sucediendo a través de la historia:
La Versión Heliopolitana, redactada por los sacerdotes de Heliópolis para los faraones, se encuentra en algunos sarcófagos, estelas, papiros y tumbas de las dinastías XI, XII y XIII, aunque la esencia viene de escritos primitivos.
Netamente solar, promueve la teología del dios Ra.
La Versión Tebana, escrita en jeroglíficos (y luego en hierático) sobre papiros, esta dividida en capítulos sin un orden determinado, aunque la gran mayoría tienen un título y una viñeta. Usada durante las dinastías XVII, XVIII, XIX, XX y XXI ya no solo por los faraones sino también por ciudadanos particulares.
La Versión Saita dio lugar a su máxima expresión en la Dinastía XXVI de Egipto, en donde se fijaron el orden de los capítulos, que van a permanecer invariables hasta el final del período Ptolemáico.
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