Las Nagás son entidades entre lo terrenal y lo divino que poseen aspecto mitad humano (la mayor parte de las veces de apariencia femenina) y mitad serpiente de mar, que proceden de la Mitología de la India. Extrañas criaturas de sangre fría, dotadas de relucientes escamas y grandes ojos que parecen desprender luz propia, sus cuerpos pueden medir entre los 3 y los 6 metros de largo.
A pesar de contar con medio cuerpo de animal las Nagás se caracterizan por su aguda inteligencia y encanto, que utilizan para atraer o despistar a los posibles enemigos, y aunque aparenten dormir nunca están del todo inconscientes, por lo que sorprenderlas es una tarea prácticamente imposible.
Las Nagás prefieren las aguas cálidas para vivir y rara vez se alejan demasiado de sus hogares, que pueden estar bajo el agua (como en el caso de las sirenas) o bien en algún lugar oscuro y poco transitado, y es frecuente que elaboren trampas para cazar a los incautos que se acerquen demasiado a su terreno.
Si una de estas criaturas debe atacar a un humano primero utilizará la magia, y acto seguido tratará de morderle e inyectarle su letal veneno. A pesar de lo que se pueda pensar en un principio las nagás no son necesariamente malas ni buenas, simplemente es cuestión o bien de esquivarlas o bien de no provocar su ira. Según la tradición existen tres tipos diferenciados de Nagás: las acuáticas, las guardianas y las espirituales. Las nagás acuáticas suelen presentar un brillante color verde en su piel, habitan en lagos y pantanos de agua dulce y sólo atacan cuando se sienten amenazadas o perseguidas. Las nagás guardianas tienen un color entre verde y dorado y posee un carácter noble aunque inflexible, dando una oportunidad de huir a sus enemigos antes de atacar con su poderoso veneno.
Por último, las nagás espirituales son de color rojizo y negro, siendo las más crueles y despiadadas de su especie y atacando a cualquier ser vivo que se les acerque después de paralizarlo con su furiosa mirada.
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