Gea es la madre Tierra de donde surgen todas las razas divinas.
Ella nace después de Caos y antes de Eros (el Amor).
Ella sola engendró a Urano (el Cielo) que la cubre al igual que Ponto (el mar).
Después se une con Urano y da a luz a los seis titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Cronos. También tuvo a las seis titánides: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis (madre del héroe Aquiles).
Después nacieron los cíclopes (monstruos gigantes con un solo ojo), divinidades relacionadas con el rayo y el trueno.
Por último nacieron los Hecatonquiros, seres de cien brazos, gigantescos y violentos.
Urano odiaba a todos sus hijos, por lo que los obligaba a vivir en las profundidades de su madre. Un día ella decidió liberarlos y les pidió que se vengaran de su padre, pero todos le temían demasiado.
Sólo el menor, Cronos aceptó, pues lo odiaba mucho.
Gea le entregó una hoz de acero a su hijo.
En la noche cuando Urano cubrió a Gea toda para unirse con ella, Cronos le cortó los testículos a su padre y los arrojó detrás de él.
La sangre que brotaba de la herida fecundó a Gea y de ahí nacieron los Gigantes, las Herinias y las Ninfas de los Fresnos, además de todas las divinidades realcionadas con los árboles.
Posterior a esta mutilación, Gea se unió con Ponto de donde nacieron las divinidades marinas: Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia. Mientras, Cronos reinaba en el mundo y se había vuelto un tirano terrible y había encerrado a sus hermanos en el Tártaro, por lo que Gea planeó una nueva venganza.
Los hijos de Rea y Cronos habían sido devorados por su padre, pero cuando ella estaba en cinta de Zeus, pidió ayuda. Gea y Urano le revelaron el secreto de los Destinos y le enseñaron como burlar a Cronos.
Cuando el niño nace, Gea lo esconde en una caverna, al mismo tiempo que a Cronos le era entregada una piedra envuelta en mantillas, a la que devoró sin notar la diferencia.
Cuando Zeus estuvo mayor, luchó abiertamente con Cronos y Gea le hizo saber que necesitaría la ayuda de los Titanes.
Estos al ser liberados por Zeus del Tártaro, le dieron el rayo, el trueno y el relámpago, armas con las que destronó a su padre.
Pero Gea seguía descontenta por la suerte de los Hecatonquiros, que habían sido derrotados, por lo que se une con Tártaro (dios de los abismos) y engendró a Tifón, con el que tuvieron que luchar los dioses por largo tiempo. Además nació de esta unión otro monstruo, Equidna.
La mayoría de las teogonías le atribuyen a Gea la maternidad de diversos monstruos como Caribdis, las Harpías, Pitón, el dragón guardián del vellocino de oro, e incluso la Fama.
Con el tiempo, Gea se convirtió en la madre universal, y conforme el mundo helénico personificaba a sus dioses, la tierra se encarnaba en divinidades como Démeter o Cibeles, y la tierra como elemento abandonaba la mitología.
Gea se consideraba además, como inspiradora de muchos oráculos, poseía los secretos de los Destinos, y sus predicciones eran más antiguas y seguras que las del mismo Apolo.
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