Hay otra historia acerca de una fea y horrible Yaksa (una demonio).
Pero aún más terrible era su hábito de devorar humanos, tal como a los tigres les encanta comer humanos, y los humanos comunes comen vacas, cerdos y aves de corral.
Esta Yaksa tenía un apetito especial por los niños y cada niño que veía se convertía en su comida.
Muy pronto se había comido a casi todos los niños del pueblo.
Los padres en el pueblo vinieron a buscar ayuda del Buda Sakyamuni.
La Yaksa tenía un hijo al que amaba entrañablemente, de la forma en que los tigres aman a sus crías y no se comen a sus propios cachorros, aunque se coman otros animales y humanos.
"Vayan a su casa y esperen hasta que la Yaksa salga de su casa.
Entonces escóndanle a su hijo. Después les diré qué hacer", dijo el Buda Sakyamuni a los aldeanos.
Cuando la Yaksa salió de su casa, los padres del poblado ocultaron a su hijo.
Cuando la Yaksa regresó y no pudo encontrar a su hijo, sintió un profundo pesar y agonía, y lloró y se revolcó en el suelo.
Finalmente, ella también fue a buscar la ayuda del Buda.
Ya lo ven, incluso los demonios respetan al Buda. Los fantasmas y los demonios respetan a todos los practicantes espirituales genuinos y serios.
El Buda Sakyamuni le preguntó a la Yaksa: "¿Amas entrañablemente a tu hijo?"
Ella contestó: "¡Sí!"
El Buda le preguntó: "¿Es tu hijo lo más preciado en la tierra para ti?"
Ella contestó: "¡Sí!"
A esto el Buda dijo: "Amas a tu hijo entrañablemente, tal como otros padres aman a los suyos. Entonces, ¿por qué te has comido a casi todos sus hijos?
Si prometes dejar de comer los hijos de otros, entonces yo te ayudaré a encontrar a tu hijo."
La Yaksa inmediatamente hizo la promesa.
Incluso los demonios pueden ser iluminados. ¿No es así? Después de que el Buda Sakyamuni le explicó la verdad, ella inmediatamente se iluminó y ya no se atrevió a comer los hijos de otros nunca más.
Ante nuestros ojos, los niños son muy pequeños; no pueden hablar ni caminar, y son bastante diferentes de los adultos.
Sin embargo, sabemos que igual son seres sensibles y que crecerán para ser como nosotros.
A partir de esta historia, podemos deducir también que los animales también son seres sensibles.
En el futuro, al practicar más, también nacerán como seres humanos y se convertirán en Budas.
Siguiendo
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