Akshobya: El Imperturbable
El Buda Azul.
Akshobhya está sentado en un trono de loto azul, apoyado sobre cuatro elefantes.
Su cuerpo brilla con una luz azul intensa del color del cielo tropical nocturno.
Su cabello es oscuro y se sienta en la postura de loto completo.
Sonríe e irradia luz. Tiene la mano izquierda relajada sobre el regazo. En su palma hay un vajra dorado en posición vertical.
Su mano derecha va hacia la tierra. Las puntas de sus dedos tocan el tapete de luna blanca sobre el cual está sentado. Este gesto nos habla de la llegada al hogar. Está tocando el suelo sobre el cual se asienta la existencia. Es la respuesta a todas las preguntas. Su figura transmite una confianza inalterable. Tiene tan fuertes raíces que nada podría agitar su tranquilidad. Al entender el significado de su mudra, los habitantes de su reino alcanzan la sabiduría y entran a una etapa del sendero hacia la iluminación del cual ya no retrocederán. En su corazón hay una sílaba formada por una luz azul claro, hung, símbolo de la integración de lo individual y lo universal. Este sonido llega a todos los rincones de su reino: om... vajra... Akshobhya... hung. Todo es un reflejo perfecto en el espejo de tu mente.
Ratnasambhava: el que nació de una joya
El Buda de La Abundancia.
El Buda Amarillo se sienta sobre un gran trono de loto ambarino, sostenido por cuatro caballos.
En su mano izquierda tiene una joya. Su mano derecha muestra el mudra de la generosidad (mudra varada).
No hay límites para su esplendidez. Si estás en su mundo sentirás una abundancia de energía y creatividad; una felicidad que se desborda. Sentirás amor y sabiduría que crecen, como plantas que florecen en una tierra fértil.
El mediodía es la hora que se relaciona con Ratnasambhava.
Su dorado resplandor dulcifica todo y su sabiduría resalta las características comunes de la experiencia. Ve los infinitos aspectos de la vida, todos igualmente vacíos de sustancia inherente. A Ratnasambhava se le asocia con la transformación del orgullo en la sabiduría de la igualdad y con el reino humano dentro de la rueda de la vida. Ratnasambhava ve la “humanidad común” que hay en todos los seres y se ocupa de todos por igual.
Amitaba: Luz infinita
La Luz del Amor Infinito.
El nombre de Amitaba significa “luz infinita”.
Está sentado en postura de loto completo y tiene sus manos en el mudra de la meditación. Su luz es la del sol del atardecer, que irradia amor y compasión. Al meditar en él se calman las olas de nuestros pensamientos.
Amitaba es completamente accesible.
Reina en el cuadrante del oeste y, como el sol del ocaso, puede simbolizar también la luz de la conciencia que se retira del mundo de los sentidos para adentrarse en los estados superiores de la concentración meditativa.
La fuerza espiritual de Amitaba es pura calidez y dulzura. Tiene el color del rubí, el tono de la fascinación, el color de la sangre, el rubor de la emoción delicada, la sombra difusa de la emotividad exaltada.
Amogasiddhi: Exito sin Obstáculos
La fuerza total de dos relámpagos diamantinos.
El Buda del cuadrante norte es Amogasiddhi.
Su nombre significa “éxito sin obstáculos”. Con frecuencia, se le representa moviéndose con rapidez a través del espacio. Sus atributos y emblemas hablan de fuerza y energía, mas su actividad es sutil y oculta. Aparece en la vasta expansión del cielo azul de la media noche. En la mano izquierda tiene un doble vajra; dos rayos diamantinos cruzados.
El vajra simboliza un poder impresionante. Puede atravesar cualquier cosa y permanecer sereno. Nada en el mundo puede resistir su impacto.
El doble vajra tiene todas estas cualidades reforzadas. Es un símbolo de completa integración psíquica, del despliegue de todo el potencial, de perfecta armonía y equilibrio, lo cual sólo se puede encontrar después de adentrarse en lo más profundo de la existencia. Es el perfecto plano de construcción.
Vairóchana: El Iluminador
El Buda blanco, símbolo de la realidad tal como es Un mandala no es, como parece, un diagrama plano bidimensional.
Es más bien como una mansión de varios pisos, donde la luz de una habitación se refleja en todas las demás. El mandala tiene diversos niveles de significado y sólo podremos entenderlo por completo cuando hayamos llegado a su centro. En el centro del mandala de los cinco Budas encontramos a cuatro leones que sostienen un trono de loto sobre sus lomos. Por encima luce el fulgor de una luz blanca. Hay un loto blanco, una estera de luna blanca y un Buda blanco, sonriente y sereno, ataviado con ricos mantos blancos. El contraste lo da su cabello negro y una rueda dorada, dharmachakra, que sostiene en sus manos.
Éste es Vairóchana, “el iluminador”. En el sistema de práctica nyingma es él quien se sienta en el corazón del mandala, el símbolo y personificación de la realidad absoluta.
Fuente: Luz eterna
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