En esta parte discutiremos el propósito del karma y por qué está lleno con contenido moral.
Tenemos que comenzar desde el mismo principio.
Después de haber pasado a través de las etapas de mineral, vegetal, animal y aves, hemos estado descansando por eones en el regazo cómodo de la Fuente (Dios o el Absoluto).
Entonces, decidimos recircular por último como seres sintientes, esto es, humanos en el planeta ‘tierra’.
Así que en el Big Bang muchos de nosotros se liberarían de la fuente al mismo tiempo.
Innumerables lluvias de almas ya han pasado por eso desde el primer arribo del hombre en la tierra.
Todas las almas en cada dispersión devendrían almas compañeras o conjugues.
Nosotros tenemos libre albedrío desde la primera encarnación y consecuentemente acumulamos karma.
La acumulación de karma bueno y malo dicta eso que tenemos que enfrentar y resolver en la vida lo mejor que podamos.
Nuestra primera meta es aprender, a través de la experiencia, a ser mejores almas.
Eso se hace a través del proceso de purificación hasta que devengamos perfectos.
En esta forma podemos finalizar y regresar a la Fuente o al Absoluto de manera que ese Dios (que todo lo abarca o es todo inclusive) puede ser uno mejor.
Es tan obvio que esto no se puede hacer en una encarnación, porque el karma acumulado es extremadamente mucho.
A medida que cargamos nuestra ignorancia, tendemos a considerarnos como individuos separados, y por lo tanto, comenzamos nuestro viaje de engaño, ilusión, fantasía.
De ahí en adelante, no solamente necesitamos más que una encarnación, sino cientos de miles de ellas
para clarificar la acumulación.
Para alcanzar la meta de estar solamente lleno de amor y compasión, requerimos una Ley Karmática
de conducta moral.
De manera que al final de nuestros viajes recuperemos nuestra pureza.
Con el libre albedrío, comenzamos a hacer errores en nuestra primera encarnación, y así traemos sobre
nosotros el karma.
Si hacemos cosas para el beneficio de los otros, también se consigue karma beneficioso.
En otras palabras, una cuenta de banco de karma bueno y malo (un balance positivo y negativo) se
abre en nuestra primera encarnación.
De ahí en adelante, moriremos y renaceremos muchas veces con nuestros compañeros de alma y otros.
Cada encarnación está dotada con el olvido o desconocimientos de los sucesos pasados; de lo contrario sería imposible continuar en nuestros viajes.
No podríamos funcionar con el conocimiento de que nuestros seres queridos fueron nuestros enemigos pasados.
Es sólo en los intermedios entre la muerte y la vida que nos damos cuenta que hemos criado a una familia de enemigos, que han llegado a ser muy buenos y amorosos en esta última encarnación.
Es en el espíritu del mundo que somos capaces de practicar retrospectivamente, el perdón
a nuestros miembros familiares.
Así que incluso nuestros adversarios pueden promover nuestro progreso espiritual.
Esta aula del planeta tierra es muy variada.
Tenemos que aprender toda clase de ocupaciones, profesiones y vocaciones para experimentar la avaricia, el enfado, el egoísmo y el orgullo.
Después de adquirir esas características egoístas en el yo separado, entonces tenemos que renunciar a ellas y regresar a la ínter-conectividad.
Eso significa que no sólo tenemos que participar en todos los negocios, sino ser de todas las nacionalidades, todos los sexos (incluyendo los homosexuales) y todos los grados de criminales, como también toda clase de santidad.
Con cientos o miles de encarnaciones para poder actuar todas esas categorías, comenzamos a dejar ir y transformarnos a mejores almas.
Fuente Big Band
Wikipedia
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