Es una palabra en sánscrito que quiere decir “proteger” o “guardar”.
En el Budismo, es generalmente usada para señalar las enseñanzas del Buda y el camino acertado para llegar a la iluminación.
En Hinduismo, dharma es interpretado como una buena acción, virtud o deber superior.
En general, dharma es todo aquello que guarda o protege el bienestar individual y colectivo.
Tanto en el Hinduismo como en el Budismo, dharma está asociado con el concepto de karma – la ley de causa y efecto.
La rueda de la vida o “Samsara”, conectada al concepto de karma, simboliza el ciclo de la vida que incluye nacimiento, vida y muerte.
El ciclo, como la rueda, no tiene principio ni fin, y por lo tanto después de la muerte hay otro nacimiento y una nueva vida – una y otra vez.
Esto es lo que llamamos reencarnación.
Esto es lo mismo tanto en Hinduismo como en Budismo.
La ley del karma dice que para cada acción, existe una consecuencia; para cada causa, hay un efecto; todo lo que se envía al Universo, regresa a nosotros tarde o temprano.
El karma de una persona – o un colectivo - se puede manifestar durante un ciclo de la rueda de la vida, o durante el siguiente – durante esta vida, o la próxima.
Para lograr un ‘buen karma’ es necesario vivir de acuerdo al dharma, es decir, actuando correctamente y siguiendo las enseñanzas espirituales más elevadas.
Toda acción que beneficie al individuo, a quienes lo rodean y a la humanidad en general, es considerado dharma y generará buen karma.
El dharma tiene el poder de balancear y borrar el mal karma acumulado, y en ese sentido afecta nuestro futuro inmediato al igual que próximas vidas.
Para acumular buen karma, el individuo debe seguir el camino del dharma que implica virtudes como pureza, compasión, honestidad o verdad y austeridad.
Una vida que vaya en contra de estos preceptos, se considera adharmica.
El adharma se basa principalmente en tres vicios – el orgullo, promiscuidad o violencia física e intoxicación.
En Hinduismo, el Manusmriti (las leyes de Manu) dicen que existen 10 reglas para cultivar dharma. Estas son el perdón, la paciencia, el control del cuerpo y la mente, la honestidad, la santidad, la lógica, el control de los sentidos, la verdad, el conocimiento y la ausencia de rabia.
Al final, la experiencia de ser humano implica tener la libre opción de actuar de acuerdo a nuestras virtudes o defectos.
Es esta decisión la que generará buen o mal karma en nuestras vidas y nos ayudará a avanzar en el camino espiritual hacia la iluminación o a quedarnos estancados en existencias humanas una y otra vez, hasta que superemos la prueba.
En la ley kármica nada está ya determinado y en cualquier momento, por mucho mal karma que tengamos acumulado de esta y otras vidas, podemos balancear la cuenta obrando de acuerdo al dharma.
El poder está en nuestras manos y a cada momento forjamos el presente y futuro con nuestros pensamientos y acciones.
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