7 de diciembre de 2017

La Erótica Mística y el Método Carezza (de Occidente)


Para llegar a la Shakti, y a través de ella al Shiva Interior, el tantrismo pone en la práctica sus concepciones a través de las técnicas del Yoga, sin descartar ni mucho menos el bhakti Yoga o Yoga devocional y lo relacionado con el placer (Bhoga).

La vía tántrica llamada “del Valle”, es la más fácil, especialmente para el control de la eyaculación, porque este tipo de unión poco movida, está basada en la relajación física y mental. 
Abre, a pesar de lo que podría pensarse, un universo de sensaciones y experiencias desconocidas, da lugar a una plenitud más prolongada y logra la integración total de los dos seres, en cuerpo, mente y espíritu.

Es gracias a esta vía que el practicante tántrico llega a feminizar su experiencia de la sexualidad. Lejos de restringirse a la sexualidad genital, la experiencia tántrica tiende a desbordar progresivamente el ámbito de lo genital para difundirse en todo el cuerpo y cuando llega el orgasmo, éste implica todo su cuerpo y luego invade su ser.

El éxtasis se intensifica y se prolonga. 
Esto sucede porque el tántrico no se acopla a una vagina sino que se une al ser total, a la mujer física, psíquica y cósmica, es decir, a la encarnación de Shakti
Así, una vez el lingam unido a la yoni, Shiva participa en el deseo y en la emoción erótica de Shakti y, unido a Shakti, todo el cuerpo masculino se convierte en órgano sexual, no sólo el lingam como sucede en la unión ordinaria.

En esta vía, en prácticas como Maithuna, decimos que se trata de una experiencia divergente, en tanto no se centra en el área genital exclusivamente, a diferencia de la experiencia sexual masculina en occidente en que la experiencia es convergente en cuanto tiempo y espacio convergen hacia la zona genital.

Así, la llamada “Vía del Valle” permite una experiencia mucho más plena. 
Existe, en occidente, un régimen sexual que encuentra puntos de similitud y es el método Carezza.

Este método, fue inventado en 1844 por el norteamericano John Humphrey Noyes, fundador de la comunidad Oneida, quien lo denominó Carezza o “retención masculina”. 
En los EEUU se conoció con gran éxito, antes de la Primera Guerra Mundial.

El método permite todo excepto eyacular y si esto sucede, jamás debe suceder en la vagina. 
El orgasmo femenino es aceptado, salvo si compromete la retención masculina.
Una gran diferencia con el Tantra es que considera que eyaculación y orgasmo son la misma cosa, mientras que para el Tantra no sólo no son lo mismo sino que la eyaculación sabotea el orgasmo.

El método Carezza supone un amor profundo y el deseo de transponer la sexualidad a otro plano que el común, por parte de la pareja. 
Considera la unión sexual como una fiesta amorosa y la eyaculación como un incidente inoportuno y grosero, incluso antiestético, que mata por un tiempo el deseo de acercamiento a la mujer.

La unión de los sexos es aquí un intercambio, basado en el contacto humano más íntimo, que sólo se realiza plenamente cuando es prolongado y, aunque no sugiere ninguna posición en particular, aconseja evitar los movimientos rítmicos, prolongados y acelerados que llevan a la eyaculación.

Recomienda variar el ritmo, la amplitud y la duración de los movimientos y, en caso de inminencia eyaculatoria, inmovilizarse el tiempo necesario para que ésta desaparezca.
El método Carezza redescubre así un aspecto fundamental del Maithuna, el de los “intercambios pránicos magnéticos”, en cuanto los órganos sexuales están magnéticamente polarizados. Por eso, sostiene el método, hay que aprender a tocar a la amada de tal manera que esa corriente de electricidad vital recorra su cuerpo con un estremecimiento estático, mientras que la libera de su propia energía acumulada. 
De igual manera la mujer engendra fuerzas magnéticas que podrá desbordar en el hombre, satisfaciéndolo tan plenamente que todo sentimiento de pérdida será eliminado y se obtendrá la felicidad. 
El flujo e intercambio de estas energías conduce a un equilibrio total y a un reposo benéfico.

Con la práctica exitosa de este método, los órganos genitales quedan tan desmagnetizados como después de una eyaculación, mientras que emana una fuerza maravillosa de los amantes. 
Esto, marca diferencia de lo que sucede después de la eyaculación, en que luego de los primeros momentos de distensión agradable, sigue la sensación de haber sufrido una pérdida, de haberse debilitado.

Con el método Carezza, los amantes se separan gradualmente, con caricias y radiantes de amor. 


Van Lysebeth, André; Tantra, el culto de lo Femenino, Editorial Urano, Barcelona, 1990.

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