19 de marzo de 2015

Signos Diloggun - Oggunda tonti Ofun


vudu-jefes-L

Signo 3-10.

El refrán de Oggunda Ofun dice:

Lo que se piensa mucho no se hace.
En Oggunda Ofun te aconsejan:

Oshosi, Aggayú, Yemayá, Oggún, Obbatalá, Olofin y Babalú Ayé.

Entorno actual de Oggunda Ofun:

Hay maldición desde el vientre de la madre, tambien hay una maldición echada. Si tiene un plan hágalo, si lo piensa mucho no lo hará. Usted necesita una orientación, ya que el fin es en éste momento una presencia en su vida, confronta un problema que aún no ha podido vencer.

Pataki. La iyare del esclavo.

En este camino, habia un esclavo, que no tenia a quien quejarse de los malos tratos y las maldiciones que recibia de su amo. 
La iyare (madre) del esclavo estaba muerta y el la vio en una sombra. La iyare le dijo que ella hablaria con Olorun, para ver si podia sacarlo de sus penas. Al poco tiempo, el esclavo tuvo un sueño y vio a Olorun en la figura de un viejo, que lo mando al ile de Orunmila. El esclavo fue donde Orunmila el cual le hizo ebo y le mando hacerle una misa a su iyare.
Cuando todo estuvo hecho, el espiritu de la iyare del esclavo, no dejaba tranquilo al amo, y este no podia dormir, pues le decia que le diera la libertad a su hijo, hasta que el amo asi lo hizo, y no fue hasta entonces que lo dejó tranquilo el egun de la iyare.
Los demas arayes del esclavo, tambien tuvieron que ir a sus pies a pedirle perdon porque Olorun en el sueño se le presentaba para hacerle la misma encomienda y decirles que serian castigados los que no cumplieran con su mandato.

Barra separadora de fuego

La Fe Mueve Montañas


Fe-L

Reclama las cosas que quieres sintiendo que son tuyas.
Cuando lo hagas, la ley de la atracción moverá todas las circunstancias para que lo recibas.
Hace setenta años yo era una pequeña niñita, tenía un hermano y una hermana mayor.
Mi padre estaba muy enfermo y permanecía en cama, mientras mi mamá cosía todo el día, para mantenernos, en su vieja máquina de coser.
No la escuché nunca quejarse de nuestra suerte, aunque el fuego que nos calentara bajase o la comida escaseara.
Las cosas funcionaban especialmente mal ese verano y para colmo se agregó la carta que nos llegó de la casa de préstamos donde decía que a menos que le pagáramos la cuota que le debíamos, nos quitarían la máquina de coser que finalmente era nuestra única posesión.
Me quedé congelada cuando ella leyó la carta y una gran diversidad de desastres aparecieron en mi mente de niña. No noté a mi madre horrorizada, al contrario la veía calma. Yo lloraba pensando que sería de nuestra familia, mientras mi madre decía que ella tenía confianza, que algo pasaría y no perderíamos la bendita maquina.
Llegó el día en que vendrían por ella y escuché golpear en la puerta de la cocina. Yo estaba asustada, sabía que esos hombres se la llevarían. 
Sin embargo, el que vino, era un señor muy bien trajeado que portaba un bebé en brazos. Le preguntó a mi madre si ella era la Sra. Perkins y le contó que él tenía un problema. 
El farmacéutico le recomendó visitarla pensando que ella podría ayudarlo.
Mi esposa tuvo un accidente ayer y está internada, dijo.
Nosotros vivimos aquí hace muy poco tiempo y no tenemos relaciones ni amigos. Yo necesito abrir mi consultorio en el día de hoy. ¿Podría cuidar de nuestro bebé por unos días? Le pagaré por adelantado, le dijo mostrándole un billete de 50 dolares.
Mi madre tomó el dinero y el bebé, y le dijo: Vaya tranquilo, nosotros nos ocuparemos del bebé mientras lo necesite.
Cuando el hombre se fue mi mamá nos miró y con lágrimas corriendo por sus mejillas nos dijo:
Ya sabía que todo se solucionaría.
jazmines