25 de mayo de 2017

2 - La Dama Blanca - Arcanos Mayores - Tarot De Las Hadas -

Una hermosa, mujer, de aspecto virginal y puro personifica en el tarot, el papel de La Sacerdotisa.

La Dama Blanca, el hada que representa la bondad, el altruismo y la dulzura, nos empuja a dar una nueva oportunidad a los demás.

Derecho

Nos indica que las decisiones que estamos tomando, son las correctas, transmite confianza y seguridad a la persona que consulta y le brinda el apoyo necesario para que no se rinda.
Esta Carta nos habla de la importancia de la intuición, que tantas veces dejamos a un lado llevados por la racionabilidad.
La mente no siempre tiene todas las respuestas.
Nos habla de escucharnos a nosotros mismos, de perder el miedo a leer en nuestro interior.
En cierta manera esta carta se relaciona con el Oráculo de Delfor, en la antigua Grecia, adonde todos se acercaban esperando una respuesta.
La respuesta llegaba, pero era confusa, nada concreta, porque debía ser interpretada, siguiendo el instinto y la intuición.
Eso nos quiere decir esta Carta.
Aprender a observar atentamente es otro valor a ejercitar.
muchas veces no prestamos toda la atención que deberíamos a los demás, no tenemos en cuenta sus gestos, sus miradas y puede ser que nos estén pidiendo ayuda y no lo quiera expresar abiertamente.
^ La aparición de la
Sacerditisa entre las cartas
descubiertas de la mesa
es una señal positiva.
La Dama Blanca se presenta en el bosque cuando alguien esta perdido, ayuda a la mujer parturienta y protege a los que están desesperados.
Desallorar la intuición y mostrarse servicial son las peticiones que nos hace la Dama Blanca.
Si la consulta realizada versa sobre las relaciones amorosas y aparece esta Carta, esta indicando que la relación es solida, si esta empezando con su pareja, esta Carta le augura estabilidad y verdaderos sentimientos, si es una relación de años, le confirma la fidelidad de su pareja o de los sentimientos que dice tener hacia usted.

Revés

Nos advierte del riesgo de no tomar decisiones por cobardía o falta de iniciativa.
Nos reprocha la dureza con la que juzgamos en ocasiones los actos de los demás, nos pide una autocritica y un cambio de pensamientos.
Si la pregunta se refería a la relación amorosa y la carta aparece invertida, nos habla de una relación que no esta pasando por un buen  momento. También puede hablar de soledad o inestabilidad sentimental.

Para Reflexionar

"Que margen deja a sus sentidos?."
"Que datos le ofrecen sus sueños o su intuición?"
"Tiene alguna corazonada?"
"Sabe que necesitan los que le rodean?"
Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo

1- Giane - Tarot De Las Hadas -

Encarna las cualidades del Mago

La aparición de Giane, entre las cartas es un buen augurio.
Es una Hada hilandera, famosa por la habilidad y destreza de sus manos.
En Cerdeña buscan a Giane por las cuevas para que adivine el futuro, sus predicciones son muy acertadas, conocedora como es del interior del ser humano.
A Giane hay que imaginarla hilando entre su rueca, adivinando por medio de sus hilos el destino de cada uno de nosotros, envuelta en una maraña de posibilidades que marcaran nuestro futuro.

Derecho

Nos invita a medir nuestras actitudes para poder potenciarlas.
La destreza que adquirimos con el habito de hacerlas continuamente, también se puede aplicar a la mente.
Algunas veces apuntan que solo usamos el diez por ciento de todo nuestro potencial.
Pero la mente no se limita solo a pensar.
La imaginacion, la memoria, la rapidez mental, la intuición, son capacidades a desarrollar en una sociedad que todo nos lo ofrece dado, cuanto la información no llega facilmente solo con encender la television o a través de un clip del ratón, con el avance de Internet.
^ En Cerdeña buscan a Giane
por las cuevas para que
adivine el futuro.
Sus predicciones son
muy acertadas, conocedora
como es del interior
del ser humano.

Revés

Nos advierte del engaño de los demás, del riesgo de dejarse llevar por el halago, por la palabreria o por los falsos anuncios que ofrecen mucho a cambio de nada.
Nos recuerda la necesidad de tener en cuenta siempre al interlocutor, saber ante quien hablamos.
Giane parece tener la respuesta.
La confianza en uno mismo es el primer valor a potenciar.

Para Refleccionar

"Debemos desconfiar de los que nos rodean y ponernos en guardia?".

"Donde esta el limite entre la imaginacion y la perdida de la realidad?"



Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo

0 - Malekin - Arcanos Mayores - Tarot De Las Hadas -

Encarna "Al Loco".

Los valores claves de esta carta son la despreocupación o la inocencia.
Malekin: una niña hada de apenas 6 años, recorre el castillo de Suffolk y vive feliz y despreocupada, esperando que le llegue el momento de volver con los suyos.
No se plantea su situación de modo dramático, para Malekin, la vida es una aventura que hay que disfrutar todos los días.

Derecho
Esta carta nos recuerda que la vida es un juego que no conviene tomar demasiado enserio.
Nos invita a enfrentar nuestros problemas de modo diferente, intenta mirar las cosas de otra manera, como afrontar la realidad como si la viéramos por primera vez, como se manifiesta ante los ojos de un niño, porque puede ser que así vislumbremos una salida para nuestras preocupaciones.
Puede hacerse distintas lecturas de este naipe.
Algunos consideran  que es una carta con valor negativo, puesto que muestra confusión en un momento dado o la inconsciencia con la que nos enfrenta mas a una situación imprevista.
Pero también puede interpretarse como la necesidad que tenemos de cambiar nuestras actitudes, que en muchas ocasiones son inmaduras, nada conscientes de la verdadera realidad.
Puede darnos varias lecciones. "Nos enseña que en la vida lo importante no es lo que te ocurre, sino como lo afrontas".

Revés 
 Nos advierte de los peligros de tomarse todo demasiado a la ligera, sin medir la dimensión de nuestros actos.
También nos avisa del riesgo que supone actuar en contra de lo que ha establecido la sociedad, o fuera de ella, por la incomprensión que puede acarrear.
Nos previene de los daños que puede depararnos estar al margen de los convencionalismos.
Esta Carta invita a la reflexion, al análisis de nuestra conducta ante los problemas que nos preocupan.

Esta carta invita a la reflexion, el analisis de nuestra conducta, ante los problemas que nos preocupan.

"¿Estamos actuando de modo inmaduro?."
"¿ Controlamos lo que nos ocurre?".
"¿No nos estaremos empeñando en una idea sin plantearnos otras posibilidades?"
O por el contrario, "¿No estaremos dando demasiada importancia a algo que quizas no lo tenga?."
"¿No deberia buscar la solucion mas simple en lugar de buscarle los tres pies al gato?"
"¿Cual es la verdadera realidad?."

 Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo 

El Tarot De Las Hadas - Reseña -

Una vez presentadas de un modo genérico las cartas del tarot, cabria preguntarse que sentido tendría un tarot de Hadas.
La respuesta es evidente y muy sencilla: el vinculo que mantienen las Hadas con la naturaleza lo hace posible.
Si un tarot tiene sentido, ese es el Tarot de las Hadas.
Huno un tiempo en el que el ser humano vivió intima comunicacion con la naturaleza.
Los bosques, los campos, los cielos, los ríos y mares, constituyen el medio natural donde encontraba el sustento y todos los elementos que precisaba para la vida.
El amaba y respetaba la naturaleza y este le correspondía mostrándose tal cual era, con su generosidad y abundancia, revelándole sus misterios y encantos mas ocultos.
Pero el hombre se fue alejando progresivamente de la naturaleza.
Los descubrimientos científicos, los avances tecnicos y la civilizacion sembraron primero la duda en el hombre para acabar derrumbando sus viejas creencias.
La soberbia y el sentimiento de autosuficiencia le hicieron volver la espalda a aquel mundo sobrenatural en el que un tiempo se movió. Con el paso de los años, los hombres no solo menospreciaron las narraciones que sus antepasados les legaron de generación en generación en un proceso de siglos, sino que acabaron ignorando a los seres que un día competieron con ellos los bosques y los ríos.
Las Hadas, unos seres primitivos y esenciales, todavía mantienen el vinculos inicial con la naturaleza. Esta unión hace posible que conozcan los secretos de las plantas y sus poderes, que hablen el lenguaje de las flores, de los arboles y animales y que controlen los fenómenos meteorológicos, como la niebla, las tormentas o el arco iris.
Las Hadas como los palos del tarot, se dividen en cuatro grupos que equivalen a los cuatro elementos de la naturaleza, así distinguimos las hadas del reino del bosque, las hadas del reino del agua, las hadas de las grutas y las montañas y las hadas del fuego, del aire y de la luz.
Aunque comparten características comunes, cada una de ellas encarna un valor distinto: "La Grig" representa la alegría, "La Vila", la justicia, "Calipso" el sacrificio, "los Tuatha de Dannan" personifican el poder,la autoridad, la estirpe, las hadas de las estaciones reflejan el cambio, "las Moiras"el destino, las damas verdes descubren el poder de seducción, "Asrai" muestra su fragilidad y las "Daoine Sidhe" el éxito social, la anciana "Habetrot" representa el apoyo cuando mas se necesita, las "Portunes"informan de una buena noticia y la "Leanan Sidhe" recuerda que debemos mirar dentro de nosotros.
El elemento Tierra, el Palo de Oros, nos sumerge en el mágico mundo del reino del bosque: "la Dríade", guardiana del roble, "la Meliade" guardiana del fresno,la creativa doncella del musgo, el respetuoso caballero Ossian, el altanero rey Finvarra, la pequeña Muryan,la siempre deslumbrante reina Mab, la despierta hada del espino.
Todas ellas nos abren los secretos de su reino y nos hablan del lado mas material de nuestra vida, el dinero, recordándonos que poseer sin compartir, poco sentido tiene.
El elemento Agua, reflejado en el palo de Copas, nos llega a través de las hadas del reino del Agua y se nos manifiesta a través de sus ríos,lagos y mares: las enamoradizas sirenas, la comprensiva Roane, las hermosas doncellas cisnes, la tierna Asrai, la temperamental Rusalki, las caprichosas mujeres marinas, las dulces donas d´aigua, nos muestran sin pudor el mundo de los sentimientos y nos recuerdan que solo el que se entrega puede triunfar o perder en el amor. El elemento Aire, explicado a través del palo de Espadas, nos presenta a las hadas mas salvajes y atrevidas: la terrible Annis, las temidas lavanderas, la luchadora Morrigan, la lanzada Hada del Brasil, la tímida Ayalga, la agresiva Cailag o el viajero Ulises, nos enfrentan a los distintos obstáculos que encontramos en la vida cotidiana.
La vida no es fácil, pero cada día es un nuevo descubrimiento que merece la pena ser vivido.
El elemento Fuego, que da el palo de Bastos, nos revela las hadas mas apasionantes, llenas de luz y de fuego, las siempre ardientes salamandras, hadas del fuego, las luminosas dedos de luz, la esperanzadora Hada del arco Iris, las selectas Daoine Sidhe, las elegantes Sidhes, el autoritario rey Obreron, las atléticas sílfides, la obediente Eco, nos descubren que, cuando estamos sin fuerzas, la voluntad y el coraje son los medios para salir adelante.
Afortunadamente, no todos los hombres le dieron la espalda al mundo sobrenatural.
La creencia en hadas, elfos, trasgos y brujas, se mantienen todavía en los cuentos y mitos del norte de Europa, en la lejana China, en la India, África o América.
Aun hoy, estos esquivos espíritus pueden hacerse patentes a las almas sencillas que son capaces de creer en un mundo encantado, alejado de los canones y de la dureza de las realidades cotidianas.
Las viejas sagas nórdicas, los relatos celticos, las eddas irlandesas y otras creaciones literarias posteriores todavía conservan restos de ese mágico mundo que un día compartieron hombres y hadas y que estas ahora tratan de descubrirnos.

Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo
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El Sentido Del Tarot -

El tarot se nos ofrece como un complejo medio capaz de analizar la naturaleza humana..
Cada carta representa un aspecto de nuestra vida, nos habla de proyectos, esperanzas, logros y fracasos.
Abarca cada una de las distintas dimensiones del hombre, el plano intelectual, los sentimientos, nuestras acciones y conflictos, recoge las posibilidades, los obstáculos, los medios de los que disponemos y el animo con el que nos enfrentamos a los avatares diarios.
La manera en la que nos enfrentemos a la tirada de cartas puede hacer que encontremos, mas o menos, las respuestas que a nosotros nos interesan.


La materia con la que contamos para enfrentarnos a nuestro presente, pasado y futuro, es el conjunto de cartas que conforman en tarot, en total 78 cartas, divididas en arcanos mayores y arcanos menores.
Es frecuente que se menosprecie el valor de los arcanos menores frente a los mayores, pero conviene tener en cuenta que no hay cartas prescindibles.
Para una consulta rápida o con una respuesta concreta pueden servirnos solo los arcanos mayores, pero si pretendemos un conocimiento mas amplio de nuestra realidad, que muestre nuestras preocupaciones mas cotidianas y nos enfrente a nuestros deseos, necesitaremos la baraja completa.
Los arcanos mayores indican el camino a seguir en la lectura, los hechos relevantes e imprescindibles que marcan o marcaron nuestra vida.
Son 22 cartas y representan la evolucion del hombre desde el arcano 0, El Loco o la inocencia, hasta el arcanos 21, El Mundo que representa la perfección.
La existencia del hombre en una búsqueda y una continua lucha.
El resto de la baraja lo componen los arcanos menores, 56 cartas distribuidas en cuatro palos, Oros, Copas, Espadas y Bastos y revelan los acontecimientos de la vida cotidiana.
El palo de Oros, que en la Baraja Francesa corresponde al
Palo de Diamantes, hace referencia a la situación financiera.
Se detiene en el aspecto mas material del individuo, nos habla de negocios, dinero y riqueza.
En sentido figurado puede mostrar nuestro estado físico y nuestra salud.


El Palo de Copas, que equivale al Palo de Corazones, representa el mundo interior del corazón, sus sentimientos y emociones. Expresa el amor y nos muestra los apoyos con los que contamos.


El Palo de Espadas, las Picas de la baraja Francesa, manifiesta los obstáculos, las luchas a las que nos enfrentamos para conseguir nuestros objetivos.

El Palo de Bastos, los Tréboles de la Baraja Francesa, descubre los instrumentos de los que se vale el hombre para afrontar la realidad y manifiesta el coraje, la voluntad, la energía que ponemos en los proyectos. Las cartas no se pueden entender de un modo aislado, sino dentro de un contexto muy concreto. Veremos un ejemplo: Xana o Arcano 17 conocida como la Estrella, que es una carta de esperanzas y proyectos, en una tirada de tres cartas no la podemos entender de la misma manera si aparece en la primera posición o en la tercera. Hay cartas que por si solas tienen un significado y que el carácter favorable o desfavorable de otra carta hacen que adquiera un sentido diferente.
Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo


Introduccion - Tarot De Las Hadas -

La vanidad del ser humano le ha hecho creerse superior al resto de las razas de la tierra, pero la fragilidad de su existencia, el desconocimiento de su destino y sus múltiples limitaciones, no hacen mas que confirmar que el hombre no es tan poderoso como se cree.
Los avances tecnologicos y su capacidad para destruir el mundo pulsando solo un botón, le hacen pensar que ha evolucionado en sus pocos miles de años de historia.
Sin embargo desde aquellas primeras poblaciones de la  tierra, poco han cambiado las preocupaciones de los hombres.
Amor, muerte, alimento y supervivencia son temas universales y constantes en la historia del ser humano.
Las hadas, probablemente el pueblo mas antiguo de la tierra, han dispuesto de mas tiempo para conocer los fenómenos de la naturaleza y asumir con mayor tranquilidad ciertas potencias que inquietan al hombre, como la videncia, la transmisión de pensamiento o el contacto con otros seres.
La sabiduría que conceden los años vividos, su falta de prejuicios y el alejamiento de la dictadura de la razón, les ha permitido desarrollar todo el potencial de su mente.
Las hadas se han relacionado desde siempre con el mundo de la magia.
En el recuerdo de los adultos permanece todavía la historia de Cenicienta y del hada madrina que convirtió la calabaza en carroza.
La curación, la clarividencia, la telepatía y la adivinacion han sido algunos de sus poderes repetidos.
La sanacion no es un don que posean todas las hadas. La mayoría son capaces de curar las heridas de arma blanca o las enfermedades mas comunes, pero porque aprovechan los conocimientos que poseen de las plantas medicinales y elaboran brebajes mágicos con las flores.
Solo en algunos casos las hadas ejercen la curación imponiendo directamente las manos sobre el pecho como es el caso de Vila.
Ya en la antigua Grecia, las moiras tenían en su mano el destino de los hombres.
La Giane, el hada hilandera de Cerdeña, la anciana Habetrot y las actuales moiras, son descendientes de las antiguas hadas griegas, de las que todavía conservan hoy la facultad de predecir el futuro.
Las sílfides tienen el don de la telepatía, mientras que la holandesa Banshee o las lavanderas europeas
predicen con su presencia la muerte de alguien cercano. Sin embargo, la capacidad mas comúnmente
desarrollada entre las hadas es la adivinacion del alma humana.
Con solo una mirada, las guardianas de los bosques son capaces de presentir el interior del hombre que se acerca a sus dominios.
Los fenómenos naturales tampoco parecen ser un freno para su avance.
El Sol, la luna, las tormentas, el viento, el fuego, la niebla o el arco iris no esconden secretos que las hadas no hayan podido desvelar.
Si las hadas controlan las tempestades que tanto aturden al hombre, si penetran con su mirada en el interior del ser humano, si conocen nuestro destino y perciben nuestras preocupaciones, ¿ que nos hace pensar que no revelaran el misterio oculto en los naipes de una baraja?.
Si les han comunicado a los hombres el poder de las plantas para que fabriquen sus medicinas, si han compartido con nosotros sus poderes y nos han iluminado en muchisimas ocasiones, ¿que nos hace desconfiar de ellas?, ¿ que pierde el hombre abriendo sus sentidos y dejandose sumergir en los enigmas de la creación?.
Pero antes debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿ estamos preparados para todo lo que las hadas tengan que contarnos?



^ Los monumentos megalíticos son considerados lugares
sagrados para las practicas espirituales.
Las piedras forman dibujos que describen el movimiento
de los astros y son un reflejo de la preocupación del hombre
por su futuro.
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Slicellus - Dioses y Semidioses - Mitologia Celta -


Dios de origen oscuro, ya que es difícil llegar a descifrar su atribución principal, siempre asociado a su compañera Silvana.


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Signos Diloggun - Ofun tonti Eyioko -


Signo 10-2.

El refrán de Ofun Eyioko dice:

El porfiado está siempre patas arriba.

En Ofun Eyioko te aconsejan:

Elegguá, Obbatalá, Ozaín, Odduduwa, Eggun, Oggún, Yewá, Obbatalá, Oshún, Nana Burukú, Babalú ayé.

Entorno actual de Ofun Eyioko:

Usted siente que sus cosas se le están paralizando y que ha ido perdiendo posición, dinero y salud.

Patakí. La vendedora de cocos.

Había una mujer que iba todos los días a vender cocos a la plaza y un día fue donde Orunmila y este le dijo que tenía que hacer rogación si quería tener buena venta; ella le contesto que para vender cocos no hacía falta hacer ebbó. entonces Eshu fue a la plaza y le dijo a la gente que cuando vieran a una mujer vendiendo cocos que no se los compraran porque esos cocos estaban malos y no servían para los santos. Como resultado de esto a la mujer nadie le compraba cocos y ella al ver que no tenia venta fue corriendo a casa de Orunmila, hizo ebbó y entonces fue cuando ella pudo vender sus cocos.



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La Dupla Elegua Eshu -


De todos los pasajes de “dijinga” de los Orishas, el de la dupla Elegguá-Eshu es uno de los más extensos, por justamente tener que cumplir con las funciones primordiales de protección y apertura de caminos de las casas de religión de Regla, así cómo de la mayoría de los consultantes y fieles que le veneran. 

Monte Ewe
Son sus plantas: Aba, abre camino, aceitero, agalla de la costa, aguacate blanco, ají de China, ají chileno, ají guagua, alacrán o rabo de ratón, albaca de hoja ancha, alcanfor, almácigo, atipla, aretillo, aroma amarilla u olorosa, aroma de uña de gato, Artemisa, aticuanla, baría, bejuco verraco, bejuco sabanero, bejuco San Pedro, bejuco lombriz, bejuco jimagua o parra cimarrona, bejuco guaro, bejuco prieto, bejuco colorado, bibona, bija, carraspina, camao, cayaya, crotos, curujey, chamico, chichicaste, ébano carbonero, escoba cimarrona, espartillo, espinillo, espuela de caballo, flor de agua, cambuto o cambutera, gateado, grama de caballo, guabico, guajaca, guaro, guayaba, guayabillo, güira cimarrona, itu, itamo real, lengua de vaca, maloja, nastuerzo, huevo de gallo, meloncillo, mijo, ñame, ojo de ratón, jurubama o jurabama, pelo del diablo, palo moro, palo negro, palo torcido, palo víbora, pastillo, pata de gallina, pendejera, pica pica, picha de gato, piña de ratón, piñón de pito, piñón botija, pinipiniche, pinipini, rabo de gato, raspalengua, raspa barriga, rompesaragüey, San Diego, sigaraya, tabaco, tengue, tripa de jutía, yamao, yerba fina, yerba hedionda o guanina y zarza blanca o parrillera. 

Elegguá Abaile (A-gbá-ilé): por este camino se lo conoce como mensajero e intermediario en las casas de Regla de Ochá en general. 
Es el que realiza principalmente las funciones de limpieza, trasladar los ebbó, ya fuera al río, al monte, al mar, al pie de un ceibo, etc. Tiene afinidad y admiración por Irokó, pues lo protegió y le dio cobijo, cuando este Eshú tuvo una fuerte riña con Eggún. 
Por tal motivo es que Eggún va atrás, en el patio, y Elegguá adelante.

Eshu Achi kuelú: Es un viejo de pequeña estatura, que vive en los huecos y túneles bajo tierra de las encrucijadas, porque es un espíritu de tierra de abajo... 
Le pertenecen los minerales, en especial el oro. Nació en Ojuani. Trabaja con Ifá. Gusta de buenos cigarros de hoja y aguardiente o ron. Cuando se lo asiente se le hace un hueco en el suelo, donde se deposita su otá, y luego se cubre con un cono de barro, que tenga partes de tierra de encrucijada y tierra colorada. Tiene veintiún caminos, y usa paggugú

Elegguá Afrá: Es de tierra Arará. 
Es el Elegguá de Babaluayé. Su collar alterna cuentas blancas con negra. 
Tiene como tabú el aguardiente y el vino de palma. Acostumbra silbar por las esquinas de las calles y lugares solitarios. 
Es compañero del Eshu Makenú. 

Eshu Afrodí y Eshu Agroi: Son de nación Arará. Como tienen veinticuatro caminos se decoran con veinticuatro cauríes, distribuidos en tres hileras. Ambos tienen forma piramidal y se coronan en la cúspide. Son ayudantes de Ifá y en su culto solo ofician los hombres. 

Elegguá Agbanukué: Es un Elegguá guardián de la casa y brinda mucha ayuda. Es compañero del Lodé y del Laná. Tiene el poder para dejar ciegos a sus enemigos. Es el mejor aliado de Ifá, junto con Biba Kikeño y Alaroyé, y cada uno lleva una flechita metálica en la frente. Protege al Babalawó ya que es su seguridad: le repite todo lo que oye y ve. Ayudó a Orulá a demostrarle su clarividencia a Olofi. 

Eshu Agbálonké: Es adulto y fuerte. Castiga con el fuego. Le llaman el Eshu de las muertes. Continuamente está guiando almas de difuntos. Nace en Obará Meyi. 

Eshu Agberú: Es la esposa de Eshu, la receptora de sus ofrendas. 

Eshu Agbó Bará: Es un trampista que todo lo oye. Es de tierra Takua, y tiene 36 caminos

Eshu Agganiká: a éste le gusta tropezar con todo lo que se encuentra, porque es malévolo, muy peligroso y vengativo. Cuando se enoja, atrae a la policía. Agganiká se le llamó en Cuba a la Guardia Rural. Se le pone azogue en su carga y anda a caballo, con un machete. 

Elegguá Aggó Meyó: De tierra Oyó. Es un preventivo y eficaz custodio contra las trampas y engaños. Es íntimo amigo de Xangó, y es el legado que éste orishá le concedió cuando era rey de ese poblado. Casi siempre andan juntos. 

Eshu Agongó Oló Oñá: es el dueño de los caminos. Tiene 21 patakkí, y es íntimo amigo con Oggún y Ochossi. Siempre se lo encontrará apostado en las rutas y accesos a grandes ciudades, motivo por el cual, cuando se le ofrenda a Oggún para algo “grande”, se hace la comida de Oló Oñá, que va pegada a la del guerrero. 

Elegguá Agongó Ogo: Elegbara con su nudoso garrote, que le sirve para defenderse y atacar a sus enemigos. Es la clásica representación del hombre de la prehistoria. Se lo encuentra en las riveras de los ríos, es muy amigo de Ochún, a la que cuida día y noche, y lleva en su ardimú, maíz hervido. 

Elegguá Akerú: es un mandadero, un transportador (lleva y trae) Es de tierra lukumí, y muy afiliado a los ngangá. No admite ser manejado ni manipulado por las Iyalochas. 
Elegguá Akesan: es del reino de Oyó, muy afiliado a Aggó Meyó. Tiene espada y garrote, y comanda un grupo importante de Eshus a su cargo. Por este camino, Elegguá está en el medio de lo malo y de lo bueno. Depende de que manera se lo atienda, será lo que éste realice a favor o en contra de una persona. 

Eshu Akileyó: Oriundo de tierra de Oyó, es un chiquillo alborotador, belicoso y caprichoso. El más pícaro y revoltoso. Se especializa en hacer desórdenes en grandes oficinas, todo lo traspapela. Cuando alguien no encuentra en su casa los papeles del inmobiliario o de impuestos, es Akileyó que está jugando. 

Eshu Akokorobiya Akokoriye: Es de la nación mina popó. Muy aficionado a jugar con trompos y bolas y a fumar cigarrillos. De genio inquieto y divertido, siempre está dispuesto a hacer alguna travesura. Tiene 23 caminos, es compañero de Ochossi, vive entre los caminos de las matas y la manigua. 

Elegguá Alá Le Ilú: título de honor que ostenta Bara en las ciudades o pueblos, es ya viejo, pero un gran adivino (un awó) de gran jerarquía. Es de tierra Oyó, y fue enseñado en el arte del manejo del até por Xangó Alafín. Es por ello que entre sus atributos, tiene un hacha doble montada sobre un garrote de madera dura, adornada en su extremo superior con 29 clavos de herradura, número de sus caminos por Ifá.

Eshu Alá Akomako: le gusta esconder las cosas por maldad, y como buen ladrón, prefiere recibir sólo ofrendas robadas. También castiga con el fuego. Es de tierra Arará, nace en obí con Yemayá, y le pertenecen todos los caminos que llegan hasta la playa. Tiene 21 caminos, y su atributo principal es una manilla adornada con caurís, cuyos dedos desalineados simbolizan a un “pungista”.

Eshu Alá Ayiki (Bara Aláyiki Agagá): su nombre significa que como mucho, es un glotón. De tierra de Oyó, también trabaja para Ifá. Se lo describe como un niño rumbero, revoltoso, de apetito voraz y muy adicto al aguardiente. Aláyiki representa lo inesperado, lo imponderable, también el engaño, el disimulo traicionero, de ahí su mote: Aquél que nadie sabe como empieza ni como acaban las cosas... Según cuenta una historia de Ifá, cierta vez embarcó a Ochún, culpándola del robo de un chivo; así obró en función a su glotonería. Nace en Oggundá Iroso. Tiene 29 caminos, y su atributo principal se compone de un plato y cubiertos de plata. En una fina copa de plata de deposita su bebida. 

Elegguá Alá Lu Banché: Es dueño y señor de todo lo que se va a hacer, de las situaciones y de los pasos, ya sean dioses o simples mortales. Tiene un importante aché para salvar o poner las cosas al revés. Por eso es el primero a quién se agasaja en toda ceremonia de la Regla de Ochá. Come ebbó y paddé, y su color es negro, blanco y rojo. Tiene 27 caminos, y cuando se le asienta, se hace un cono de barro en cuyo vórtice superior lleva un gallito negro de metal. No se lleva muy bien con los orishas de cementerio, pero sí con aquellos grandes guerreros del panteón Yoruba. 

Eshu Alágbana (Alágbawanna): Este Eshu es el jefe de los Egguanda, a quienes dirige con pasión. Representa el infortunio y la desesperanza, y castiga a los burlones, a los impíos e irresponsables. En general origina todo tipo de desgracia, siniestros, dolencias, penas y reveses, los suicidios por fuego, e incluso las picadas ponzoñosas y los accidentes son el resultado de su malevolencia. Habita en la soledad de los parajes oscuros e inhóspitos del bosque y la manigua. Le gusta salir a caminar y apostarse en las encrucijadas, donde mata con el fuego o con un cuchillo, provocando hemorragias incontenibles. Utiliza muchos palos y bejucos mágicos del monte. Mantiene un trato continuo con los Egguns, los Iwin, Ngangá y Oyiyi Okú, y con la hechicería. Este Eshu adulto y solitario fue el que ayudó a Babaluayé cuando fue castigado por Obatalá, ya que quería difundir la viruela; le procuró entonces dos perros y lo llevó junto a Xangó y Orulá. Tiene 23 caminos, y en el Diloggún habla por Obara Melli. 

Eshu Alaketu: es un Elegguá rey de Ketu. Usa collar de cuentas negras y blancas. Tiene 29 caminos, y solo se asienta a los Babalawos de Regla de Ochá. Comparte un rincón de la casa junto a Oggún Olukoló, el campesino. Entre sus atributos tiene machete, espada y herraduras de caballo. Se lo asienta en Obí, y come solamente una vez al año, en épocas de buena cosecha. A veces se lo coloca cerca de un asentamiento de Lokou (mercado) pues trae muchas riquezas de lo que se siembra y se cultiva. 

Eshu Alaroyé: Vive en la puerta a la entrada del Ifé, en una cazuela de barro. Le agrada comer dulces y otras chucherías. Amante del baile, del dinero (owó) que se le ofrenda, ya sea en monedas o en caracoles, es de fumar y beber olí chequeté (aguardiente de maíz) Es muy burlón, malicioso y malcriado. Protege y anda mucho con Oggún y Ochossi, porque es guerrero nato. Es chiquito, y a menudo se le puede encontrar en la orilla de los ríos. Se le representa en un otá poroso. También trabaja para Ifá y entonces lleva una flechita de metal en la frente, como Agbanukué y Biba Kikeñó. Para apaciguarlo y afamarlo, porque así no trastorna, se le saluda diciéndole: Alaroyé ( gran hablador ), que también quiere significar Alá Aroye (dueño de las disputas, de la discordia) y Aroyé (debate, controversia, locuacidad). Lo ve todo, lo sabe todo, y por eso advierte sobre los peligros, las enfermedades. Además aconseja como manejar favorablemente los negocios. Se cuenta que una vez le salvó la vida a Orulá. 

Elegguá Alaroyé Akokelebiyú: Nombre de un Elegguá niño, muy maldito y rencoroso, que cuando se irrita con el dueño de Ilé, provoca que la policía venga al hogar. También suele invocárselo para hacer justicia contra corruptos y pervertidos. Es el peor de los enemigos de la justicia, cuando esta no se imparte como es debido. 

Eshu Alaroyé Kío (Inkío): Tiene una sola pierna, y los danzantes en su honor le bailan saltando en un pie y girando como remolino. Es compañero de la manigua de Osaín. Tiene 23 caminos, y su Otá es la imagen de un muñeco de madera similar al del orishá de la vegetación. Su color es rojo y negro. Es de tierra Arará, aunque muchos lo dan por Takuá. En el Diloggún habla por Eyioko. 

Eshu Alaarú: Sus atributos son como mensajero y portero. Es el Elegguá de entrada a las casas de religión de aquellos hijos de Obatalá. Tiene 9 caminos junto a éste, y su aché principal es un iruké con una paloma negra de metal en su extremo superior. Es de tierra Obbara, ordún (letra) por la que habla en Ifá. 

Eshú Alimú: Es de tierra Arará. Trabaja con Babaluayé, motivo por el cual es, el predilecto protector de las puertas de entrada de las casas de Regla de Ochá que tienen a un hijo asentado de cementerio. Su patakkí lo integran 27 caminos, número de caurís conque se adorna su paggugú ritual. Los lukumí suelen colocar la cabeza de un muerto como mango. 

Eshú Alona (Alonná): Enigmático, de tierra Takuá, suele azotar a sus víctimas con el fuego y tiene un trato continuo con los muertos. Es el Elegguá de Yewá. Tiene 29 caminos, y en su frente lleva tres flechitas metálicas. No se asienta en las casas de Regla, pues es tan peligroso como navaja en mano de un modeun (mono) 

Eshu Alusí: éste es de intenciones malignas, muy avieso y perjudicial, pues es causante de desgracias y calamidades. Habitualmente se lo asienta en mayombe o palo monte. Es muy amigo de los iwin, y solo reconoce a quién pague un buen servicio en monedas de oro o grandes riquezas en su honor. 

Eshu Añaguí (añabi): éste Eshu tiene tres caminos: en uno aparece con dos caras; es un Dios de la sabiduría que vive dentro de un coco. 
Él asegura la prosperidad y la felicidad, ya que posee el poder de la renovación de la vida. Se le reconoce la partenidad de Elegguá junto con Eshu Alayi Ibere Yeyé, que es la madre, el comienzo de la génesis. Ambos comen paddé. 
En otro camino se manifiesta como la madre de Elegguá, porque según una historia, de sus relaciones con Eshu Okú Boró (que era oba rey de una tribu yoruba) concibe un hijo, el príncipe Elegbará. Añagui en este camino es muy aguerrida y cuando se enoja, es tan furiosa como una tempestad. Sabe curar con las plantas. Todo lo descubre, y como es tan pequeñita, se traslada montándose en los remolinos. Vive en los bosques, pero también cuida la entrada de la sábana y las maniguas como Aña Bi Lade. Lleva ciento un cauris, lavados previamente con mioró (omiero) Por otro camino, llamado Eshu Ñanguí (Yangí), venerado en piedra laterítica, se dice que es el padre de todos los Eshus, ya que según una antigua leyenda, fue cortado en doscientos pedazos por Orunmilá Ni Agbomiregún, el cual utilizó una espada para castigarlo por su terrible voracidad. Estos pedazos se convirtieron en doscientos Eshus y luego se duplicaron. Añagí otorga el sustento, la victoria y la firmeza de Ifá. Por su mayor jerarquía en la legión de los Eshus, es que gobierna, organizando y destruyendo las funciones de los demás (que así reciben distintos nombres)

Fuentes: Pai Roberto de Xango




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Los Signos Del Zodiaco y Los Doce Trabajos De Hercules -

 

La mitología griega es uno de los más apasionantes y completas materias que puede acometer cualquier persona. Porque no deja sin tocar ninguna fase de la vida y hasta lo vincula con actividades cósmicas. Su temática es tan inclusiva, que todos nosotros podemos aplicarnos los experimentos y pruebas, las derrotas y logros de esta heroica figura que se esforzó, siglos atrás, hacia la misma meta que muchos persiguen.

Hércules representa al encarnado y aún no perfeccionado Hijo de Dios que, con determinación, toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina, lo que producirá finalmente la manifestación de su interna divinidad. Y, de un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que realizar, resultará un Salvador del Mundo. En los doce trabajos de Hércules, están representados, pues, el Sendero del Discipulado y las experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación.

Leyendo la historia de Hércules a medida que pasaba por los doce signos del zodíaco. Comprobaremos que, en cada uno de ellos, expresaba sus características y lograba algún conocimiento nuevo sobre sí mismo. Y, a través de ese conocimiento, demostraba el poder del signo y adquiría los dones que el mismo confería. En cada uno de los signos lo encontraremos venciendo sus tendências naturales, controlando y gobernando su destino, y demostrando que las estrellas inciden y nos tientan, pero no nos dominan.

A medida que vamos Leyendo la historia de Hércules y lo sigamos a lo largo de sus doce trabajos, recorriendo el gran zodíaco de los cielos, nos aproximaremos a aquél desde dos ángulos: el del hombre común, aún no despertado a la vida real, y el del aspirante individual; y aún, el de la humanidad en su conjunto. Porque, ahora que el hombre ha desarrollado su mente y coordinado sus aptitudes mentales, emocionales y físicas, ha agotado los intereses del mundo fenoménico y está empezando a buscar una salida a un reino más amplio de conocimiento.

Capturar las Yeguas de Diomedes

Aries

El Primer gran Portal del gran Zodíaco se abrió: Y Hércules recibió la siguiente orden:

Ve y captura esas yeguas malignas y detén sus hechos. Libera a esa tierra y a sus habitantes.

Fue el primer trabajo que Euristeo encomendó a Hércules: capturar las yeguas de Diómedes.

Diómedes, hijo de Marte, criaba en su reino las yeguas negras de la guerra, en los pantanos del mismo. Eran salvajes y feroces y todos las temía, pues mataban a los hijos de los hombres, asolaban las cosechas y engendraban continuamente caballos igualmente malignos y feroces.

Hércules le dijo a su amado amigo Abderis, que siempre le acompañaba: Ayúdame en este trabajo.

 Abderis así lo hizo. Y ambos se enfrentaron a la tarea juntos. Planearon su estrategia, siguieron a los caballos a lo largo de las praderas y los pantanos hasta que, al fin, lograron encerrarlos en un lugar del que no podían salir. Y entonces les trabaron las patas.

Hércules, orgulloso de haberlo logrado, se consideró demasiado importante para terminar personalmente el trabajo, así que, mientras él seguía adelante, le dijo a Abderis:

Ve y lleva las yeguas a través del portal.

Pero Abderis no era como Hércules. Abderis era débil. Y temía a los caballos. Y éstos se le escaparon y lo agredieron y lo patearon y lo mataron.

Entonces, Hércules tuvo que tragarse su orgullo y repetir, esta vez solo, todo el trabajo, mientras su amigo yacía muerto, y conducir las yeguas a través del Portal.

Los pobladores de la región aclamaban a Hércules como su salvador, cuando pasaba por los pueblos. Pero Abderis estaba muerto. Al llegar al Portal, el Maestro dijo:

Has llevado a cabo el primer trabajo. Pero mal. Aprende la lección y pasa a otro servicio.

Desde el punto de vista cósmico, Aries es el signo de la Creación. Es el signo de los comienzos. En la evolución humana, marca el punto en el que se inicia la conciencia subjetiva de la existencia, en comienzo de la senda de la experiencia.

Aries es el signo del poder evolucionante emanado de Dios y del hombre, que es un hijo de Dios. Y ese poder fluye hacia dentro del mundo, hacia la materia, produciendo las formas, y hacia el mundo del ser o del espíritu. El primer flujo se expresa a través de las formas en el sendero del descenso, externo; y el otro representa el sendero de retorno, interior. Y ambos, juntos, completan el recorrido de la evolución toda.

En Aries se inicia el camino en el que se toma forma y se aprende a dominarla. Pero también se inicia el desarrollo interior y el dominio de lo interno sobre lo externo. Las características de este período son: reorganización, repolarización, reorientación y regeneración. Todo ello, todo el recorrido depende de la atención mental que el ser divino y humano, que es el hombre, le dedique.

Durante millones de años, esa fuerza vital se ha usado para satisfacer deseos. Pero, con el tiempo, durante una serie de recorridos por todo el zodíaco, el atractivo de la materia va desapareciendo hasta que, una vez, precisamente en Aries, nace una nueva visión, un nuevo objetivo. El hombre que es, a la vez, un hijo de Dios, ha descubierto su naturaleza dual y desea abandonar su aspecto material para empezar a dejarse influenciar por su aspecto espiritual.

Y se ve en la necesidad de aprender a usar su fuerza vital, ya no con una finalidad egoísta, sino desinteresada y altruista.

Aries rige la mente. En Aries está la fuerza que construye, con la materia, la forma exterior y visible, que se convertirá en la prisión del espíritu. Más adelante, ese espíritu individual pasará a sentirse integrado en una masa cuando pase por Cáncer y a considerarse un hombre en Leo. Luego, en Escorpio, alcanzará la máxima densidad y, por fin, en Piscis, la forma morirá.

En Libra, el signo opuesto a Aries, habrá alcanzado el espíritu el equilibrio y la armonía entre sus dos aspectos, como consecuencia de las experiencias acumuladas durante su recorrido por los cinco signos intermedios.

Hércules había de empezar a adquirir control sobre la mente en el mundo del pensamiento. Durante miles de años, las yeguas (que representan a la mente inferior) habían estado produciendo negros caballos agresivos y dañinos, es decir, pensamientos erróneos, juicios equivocados e ideas falsas, que habían devastado la región, es decir, la tierra.

Y una de las primeras lecciones que todo aspirante ha de hacer propia es la de convencerse del enorme poder que poseen sus pensamientos y, por tanto, el enorme daño que puede hacer con ellos entre los más próximos, entre sus amigos y en el medio ambiente, mediante esas yeguas madres marcianas que, una vez fecundadas, siguen devastando la región. Ha de aprender, pues, a usar correctamente su mente y no dejarla engendrar más caballos guerreros y agresivos. Porque el egoísmo, la falta de bondad, el amor a la murmuración y a la crítica, constituyen gran parte del contenido de su pensamiento; y las yeguas madres de su mente están constantemente siendo fertilizadas por el egocentrismo y la ilusión. Estas yeguas madres, en lugar de dar nacimiento a ideas y conceptos originados en el reino del espíritu, y en vez de ser fertilizadas desde el reino espiritual, se convierten en madres del error, la falsedad y la crueldad, que tienen su origen en el aspecto inferior de la naturaleza humana.

Capturar el Toro de Creta
El segundo Portal se abrió de par en par.

Euristeo mandó llamar a Hércules y le dijo que debía capturar el toro sagrado que el rey Minos de Creta poseía, y llevarlo desde la isla a la tierra firme. No le dio más instrucciones.

Hércules buscó primero y persiguió después al toro sagrado, guiado por la estrella luminosa que brillaba sobre su frente. Así lo siguió hasta su refugio y él sólo, lo capturó y lo condujo hasta la costa, montado en él a horcajadas y, luego, a través de las aguas del mar, que separaban a Creta de la tierra firme, hasta la ciudad de los cíclopes.
De acuerdo con la ley universal, Hércules ha iniciado su segundo trabajo en el plano mental.

Porque, en la ejecución de cualquier plan creador, primero es el impulso del pensamiento y, luego, el del deseo. Primero el estado de conciencia mental y, luego, el de la sensibilidad, que se desarrolla en el mundo del deseo.

En este trabajo, hay que comprender perfectamente el funcionamiento de la Ley de Atracción, que relaciona al que construye la forma (el espíritu) y la forma misma, o sean, el polo positivo y el negativo, el Yo y el no Yo, el macho y la hembra, etc. Y aprender el uso correcto y el control de la materia. Así que el aspirante es probado, primero, en su naturaleza animal y sus motivaciones y, luego, en la atracción que experimenta por la materia.

La gran ilusión de la materia y el sexo son dos aspectos de la misma fuerza de atracción expresándose, uno, en el plano físico y el otro en el plano del deseo o emocional.

3. Todo aspirante tiene en el sexo un problema importante que afrontar.

Porque, si su mente no puede resistir la atracción del polo opuesto, se convierte en una víctima del sexo y puede llegar a ser controlado por la parte inferior de su animalidad.

En cambio, si conoce la finalidad y correcto uso de su fuerza creadora sexual y la posibilidad de transmutarla en palabras y escritos, ideas y actos positivos y altruistas, entonces el aspirante se convierte en un puntal para la sociedad, porque comprende y defiende la familia y la reproducción como medio sagrado de proporcionar posibilidades de renacimiento a otros espíritus hermanos. Y construye y ayuda y progresa y beneficia a la sociedad en la que está integrado.

En el trabajo de Hércules, pues, el toro representa el deseo animal, es decir, todos los deseos basados en la materia que, unidos, dan lugar a la gran ilusión que produce el centrar la conciencia en algo que no es real, alejándonos de lo que lo es, que es la vida del espíritu. El discípulo es una parte del conjunto humano, separada de ese conjunto y sometida a los vaivenes del deseo material. Por tanto, ese deseo, ese toro, ha de ser perseguido y dominado hasta que se pueda “cabalgar sobre él” y atravesar así las aguas de la pasión, sin peligro alguno, hasta llegar a la tierra firme. El toro, pues, ha de ser montado y conducido por el hombre, el espíritu.

Y, para hacerlo, para controlarlo, hay que emplear el sentido común. Recordemos el lema rosacruz: Una mente pura, un corazón tierno y un cuerpo sano, que deben ser utilizados, los tres, como indican las leyes del lugar en que su propio destino lo ha situado. Si el propósito es puro y está libre de la atracción de la materia, la acción será justa y la consecuencia será una vida justa en el plano físico y en todos los planos.

El mito de la expedición de los Argonautas en busca del Vellocino de Oro – representación simbólica del cuerpo-alma expresa, sin decirlo, que el acontecimiento relatado tenía lugar cuando se estaba realizando el paso, por precesión de los equinoccios, de la era de Tauro a la era de Aries, y ello supuso que las religiones que habían representado a Dios por un toro (Buey Apis, toros de Asiria y Babilonia, pueblo judío antes de salir de Egipto, civilización minoica de Creta, nuestros Toros de Guisando, etc.) pretendiendo poner el acento en la virtud de la fortaleza divina, estaban pasando a destacar la mansedumbre, la bondad y la humildad del cordero, cambio que tuvo lugar entre el tercero y el segundo milenio antes de Cristo.

Pues bien, nuestras actuales corridas de toros tienen su origen en aquella lejana época en que el toro pasó a ser, de representante de la deidad, a representante de las pasiones, los vicios y lo negativo que el aspirante a la vida superior, en la nueva época, había de vencer a toda costa. Baste recordar al efecto la reacción de Moisés cuando, al bajar del Monte Sinaí con el Decálogo, descubrió que su pueblo había vuelto a adorar al becerro de oro, es decir, había regresado a la religión de la era de Tauro. Seguramente, en las Escuelas de Mistérios de entonces, existieron las corridas de toros.

Apoderarse de las Manzanas de Oro de las Hespérides

En ti yace la verdad. Tienes en ti una fuerza, que es la herencia de todos los hijos de los hombres que son también hijos de Dios.

En este trabajo se prueba la sinceridad del aspirante. Porque en él, para logara las manzanas de la sabiduría, hay que sentir antes un verdadero deseo de ser bueno y de investigar los aspectos de la vida espiritual y practicar la autodisciplina, la meditación y la oración.

De ese modo, el devoto se transforma en un hombre activo porque el deseo hay que bajarlo al mundo de la realización. En el mundo físico es donde adquirimos experiencia. Y ésta es la prueba de Géminis. Porque las causas puestas en el mundo del pensamiento han de manifestarse aquí como realidades. También es aquí donde, mediante los sentidos, el espíritu descubre nuevos campos de conocimiento y nuevas zonas de la existencia a investigar. Es aqui donde se logra el conocimiento que, finalmente se ha de transmutar en sabiduría. Porque el conocimiento es la búsqueda del significado, mientras que la sabiduría es el conocimiento del espíritu.

Sin la comprensión de la forma en que debe aplicarse el conocimiento, fracasamos, porque la comprensión es la aplicación del conocimiento a la luz de la sabiduría, a los problemas de la vida y a la consecución de la meta.

Hércules sen enfrenta, pues, al desafío de juntar los dos polos de su ser y coordinar espíritu y cuerpo logrando así la unidad en que se funden los pares de opuestos.

A Hércules se le indica el trabajo a realizar: buscar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.

La manzana figura mucho en la mitología. En el Edén, Lucifer ofreció una a Eva que, al aceptarla, obtuvo el conocimiento del bien y del mal, es decir, la sabiduría. Es una manera simbólica de exponer la aparición de la mente y de cómo ese nuevo vehículo empezó a funcionar en aquel ser que ni era animal ni era humano.

Pero, con la adquisición de la mente llegó también la conciencia de la propia dualidad, el pensador y lo pensado, la atracción de los pares de opuestos, del espíritu, que es bueno, y la materia que es mala si no se deja dominar por aquél para expresarse a través de ella.

Sólo se le dijeron a Hércules tres datos del problema a resolver: que había un jardín con un árbol en el que crecían las manzanas de oro; que el árbol estaba custodiado por la serpiente de cien cabezas; y que, cuando lo encontrara, encontraría allí a tres hermosas doncellas.

Y, con esos datos, Hércules empezó a explorar el planeta. Primero fue al norte, luego al sur y al este y al oeste, hasta que encontró a Nereo. Hércules le preguntó, pero Nereo nunca daba una respuesta clara y concreta y directa, sino vagas sugerencias o insinuaciones. Por fin, le dijo la dirección en que debía buscar, lo que le hizo volver hacia el sur, es decir, retroceder en el camino ya andado.

En ese camino hacia el sur, Hércules encontró a la serpiente llamada Anteo, con la que hubo de luchar. Anteo era hijo de Poseidón, el dios de las aguas, y de Gea, la Tierra. Por eso, cuando Anteo estaba en contacto con la tierra, su madre, se hacía invencible. Y Hércules, como todos los discípulos, en esa lucha, tuvo que usar su mente y descubrir por qué si Anteo perdía contacto con la tierra se debilitaba. Y, cuando lo hubo descubierto, le fue fácil mantener a Anteo en el aire y vencerlo. Recordemos que también Moisés tuvo que levantar en el aire la serpiente para defender a su pueblo, atacado por serpientes venenosas.

Pero el aspirante a la vida superior ha de defenderse de otro peligro muy común y que hace caer a muchos candidatos por lo atractivo que resulta y que es el astralismo.

Géminis es un signo común, es decir, variable, y es un signo de aire, es decir, mental. Y, en su búsqueda, tras vencer a Anteo, se tuvo que enfrentar al astralismo, que se ocupa de la apariencia y no de la realidad. Y por eso, su próximo encuentro fue con Busiris.

Busiris era hijo de Poseidón, el dios de las aguas, y de una mortal. Y presumía de ser un gran maestro, de poder indicar a Hércules el camino para llegar a las manzanas de las Hespérides y de ser el depositario de la verdad. Hércules lo creyó y permaneció mucho tiempo con él, admirándolo y olvidando el trabajo pendiente. Lo aceptó como su maestro y guía. Y, cuando Busiris lo tuvo completamente dominado, lo ató al altar del sacrificio y le hizo olvidar a Nereo. Hércules, finalmente despertó de aquella sugestión, se dio cuenta de lo que sucedía y del engaño de que estaba siendo objeto, se liberó, ató en su lugar a Busiris en el altar y siguió su camino en busca de las manzanas. Esta parte de la prueba nos muestra los engaños, retrasos, desalientos y rodeos que contiene el Sendero.

Siguiendo su búsqueda, encontró a Prometeo, atado a una roca y con los buitres devorándole el hígado, que cada día se renovaba, así que Hércules, se desvió de su camino para ahuyentar a los buitres y liberarlo, cosa que hizo.

Y llegó al momento cumbre de la prueba, en el que encontró a Atlas cargando sobre sus hombros el peso del mundo. Tan impresionado quedó Hércules con el enorme esfuerzo que Atlas tenía que hacer para sostener el peso de la tierra que, conmovido, lo sustituyó en tal tarea. Y entonces se produjo el milagro: Atlas fue al Jardín de las Hespérides y, sin impedimento por parte de la serpiente de cien cabezas que las custodiaba y con la colaboración de las tres doncellas, cogió las manzanas de oro y se las entregó a Hércules que, instantáneamente, se vio liberado del peso del mundo y libre de la tarea que se había impuesto por ayudar a aquél.

El problema con el que había que luchar en el signo de Géminis era que el hombre es espíritu y es cuerpo y hay que compensar el yo inferior con el Yo Superior.

Esa dualidad de Géminis está representada en muchas escrituras sagradas. Recordemos sino a Rómulo y Remo (matando el primero al segundo), a Caín y Abel (haciendo lo mismo), a Cástor y Pólux (uno mortal y otro inmortal) y a Ismael e Isaac (uno hijo de la carne y el otro hijo de Dios). Y recordemos las dos columnas a la entrada Del templo masónico.

Capturar la Cierva de Keruneia o de Oro
Este cuarto trabajo consistió en capturar la cierva de Keruneia. Artemis había encontrado, tiempo atrás, cinco ciervas iguales y las había capturado. Sus cuernos eran de oro, sus pezuñas, de bronce y jamás habían sido alcanzadas por nadie corriendo. Su tamaño era el de los toros. Artemis utilizó cuatro de ellas para hacerse una cuadriga y la otra la dedicó a Hera y la situó en el bosque de Keruneia.

Era, por tanto, un animal sagrado y nadie podía tocarla si no quería ser acusado de impiedad.

Todo un año necesitó Hércules para capturarla, cosa que logró, al fin, en el templo de Artemisa (la Luna), donde la encerró y se la cargó a cuestas. Ello provocó que Artemisa se la reclamase. Al atravesar la Arcadia cargado con ella, se cruzó con Diana y Apolo que, a su vez, se la reclamaron también. Pero Hércules se negó a entregársela y, al acusarle ellos de sacrílego, le echó la culpa de su acto a Euristeo y siguió su camino.

A Cáncer podemos considerarlo como el último de los signos “preparatorios”. Y ello, tanto si se considera la involución o introducción del espíritu en la materia, como si se trata de la evolución o predominio gradual del espíritu sobre la materia, hasta llegar al reino humano.

El hombre medio, que se ha dotado de una mente en Aries y de un deseo en Tauro y luego se ha concienciado de la dualidad de su naturaleza en Géminis, penetra en el reino humano atravesando el Portal de Cáncer.

El aspirante, ya despierto a lo superior, por su parte, en Aries se ase fuertemente a su mente y la hace trabajar para sus intereses, aprendiendo así a controlarla. En Tauro, recibe el primer destello de luz espiritual, cada vez más fuerte, mientras se aproxima a su meta. En Géminis, no sólo percibe los dos aspectos de su naturaleza, el material y el espiritual, sino que el aspecto espiritual o inmortal empieza a crecer a costa de la parte material o mortal.

Para pasar el Portal de Cáncer hay que haber pasado antes por el estado de conocimiento animal hasta llegar al humano. Se trata de un proceso inevitable, subconsciente, potencial y ordenado por las leyes naturales. Más adelante en la evolución, habrá que pasar el Portal de Capricornio. Pero a éste se entra mediante la iniciación, que es siempre un proceso voluntario, libre y poderoso. Cáncer, pues, supone la conciencia del conjunto, de la masa, el espíritu colectivo, mientras que Capricornio representa al grupo, al espíritu Universal.

En Aries y en Tauro, percibimos los mundos de los contactos físicos y de las emociones; en Géminis, el mundo de las ideas convirtiéndonos en humanos. Tenemos, pues, ya instinto e inteligencia. Entonces se nos indica, mediante una iluminación momentánea, que hay más mundos que descubrir y conocer.

Cáncer representa la mente subconsciente, la imaginación colectiva, el instinto hereditario.

El hombre no evolucionado está inmerso en la masa. El aspirante, en cambio, se eleva, en este signo, por encima de la masa, a la que le suma el instinto, y empieza a desarrollar la intuición.

Los términos instinto, intelecto e intuición son tres distintos modos de conocimiento. El instinto es la conciencia de la materia y la vida celular. Por eso Artemisa, la Luna, que gobierna la forma material, le reclamaba a Hércules la cierva.

Pero el hombre es racional, sabe analizar y posee una mente y esa nueva capacidad de percepción de un mundo nuevo, es lo que lo diferencia del animal que era, y le ofrece un nuevo campo de conocimiento y experiencia. Y el instinto se transforma en intelecto. El primero le informa del mundo físico y de las emociones que suscita y el otro pone a su alcance el mundo de las ideas y lo hace humano. Entonces es cuando el Maestro le dice que hay aún otro mundo, un mundo con su propio método de contacto.

Expone el mito que, además de Artemisa, le reclamaron a Hércules la cierva de oro Apolo, el dios sol y por Diana, la cazadora celeste. ¿Por qué? Porque, así como Artemisa pensaba que la cierva era el instinto, Diana pensaba que era el intelecto y Apolo pensaba que era la intuición. Y ése es un problema que aún no hemos resuelto del todo porque, como discípulos, hemos de aprender a utilizar El instinto como Artemisa, a su estilo, y el intelecto siguiendo la influencia de Diana, hija del sol; y, a través de él, ponernos en contacto con el mundo de las ideas y de la investigación; y, luego, llevar esa facultad al tempo del Sol y transmutarla en intuición que nos permita conocer las cosas del espíritu.

Matar al León de Nemea
Hércules, con todas sus armas preparadas, se situó ante el quinto Portal, ignorando qué le esperaba y preguntándose sobre su siguiente prueba y hasta dudando de su decisión de seguir o no su destino.

Pero su voz interior le decía:

– Los habitantes de Nemea necesitan tu ayuda. Están sufriendo los acosos de un terrible león. La noticia de tus hazañas les ha llegado y piden que los libres de ese azote cruel.

Y Hércules, prestando oídos a su voz interior, se dispuso a responder a esa necesidad ajena. Así que, pensando que las armas obsequio de los dioses, más que ayudarle le iban a molestar, y fiándose de las suyas de siempre, su garrote, que él mismo había fabricado, su carcaj y su arco, partió en busca del león.

Tras una laboriosa búsqueda, vio al león. Era un hijo de Ortros (el perro hermano de Cerbero), al que Hera había situado allí para que luchase con Hércules.

El león estaba junto a un espeso matorral que había al borde del camino y, al ver a un enemigo que se aproximaba sin miedo, acostumbrado como estaba a que todos huyesen con sólo verlo, rugió con todas sus fuerzas. Con ese rugido, los arbustos se vieron sacudidos, los ecos del mismo llenaron la comarca y sus habitantes temblaron de miedo. Pero Hércules no se movió. Y, echando mano a su carcaj, le lanzó una flecha certera. La flecha dio en el costado del león y cayó al suelo sin haberlo herido. Hércules repitió la operación hasta que se quedó sin flechas, pero el león seguía ileso en medio del camino. Entonces Hércules, asió su garrote y se dirigió, sin miedo, hacia él. Y el león, no acostumbrado a que esto le sucediese, lanzó otro rugido y, dando un salto, desapareció entre los matorrales. Hércules corrió en su persecución, pero no lo pudo encontrar.

Durante largo tiempo buscó al león por el monte sin éxito. Hasta que un día, de repente, escuchó un rugido que provenía de una cueva cercana. Hércules, si dudarlo, se internó en ella para enfrentarse a la fiera. Pero la atravesó y descubrió que la cueva tenía otra salida y que el león había huido por ella. Quedó sin saber qué hacer. Y, mientras meditaba cómo se las arreglaría para cazar al león, vio un montón de troncos y ramas cerca de él, así que los transportó a la entrada de la cueva y la taponó con ellos. Y, yendo por la otra entrada, penetró y allí se enfrentó al león. Lo asió con sus propias manos y lo estranguló. Él solo, sin armas y con sus propia manos. Luego intentó desollarlo. Pero la piel del león era invulnerable y no había cuchillo ni herramienta que la pudiese cortar. Por fin, dio con la solución: lãs garras del mismo león. Con ellas pudo por fin arrancarle la piel y llevársela consigo como prueba de su hazaña.
Este trabajo es el número cinco. Cinco es el número del hombre, compuesto de un espíritu inmortal y cuatro vehículos mortales: el físico, el vital, el de deseos y el mental.

En Aries, el espíritu tomó para su uso el tipo de materia que le serviría para relacionarse con el mundo de las ideas. Esa materia, luego, se vistió de materia mental, agregando así, a su individualidad, la materia mental que le permitiese expresarse mejor y convertirlo en un espíritu pensador.

En Tauro, contactó con el mundo del deseo, siguiendo un procedimiento similar y así entro en contacto con el mundo de los sentimientos y las emociones. Y llegó a ser un espíritu consciente.

En Géminis, se construyó un nuevo vehículo como canal para las energías del espíritu y de la materia, manteniendo en armonía los dos polos de su ser. Y así nació el cuerpo vital.

En Cáncer, que es el signo del nacimiento físico y de la identificación con la masa, el espíritu inmortal se manifestó en la cuádruple naturaleza, y el hombre se convirtió en el protagonista de su propia vida, vivida en el plano físico.

Pero es en Leo donde llegamos, realmente, a ser la estrella de cinco puntas, el ser que se reconoce a sí mismo como un individuo y, al mismo tiempo, como un Yo. En este signo es donde empezamos a utilizar palabras como “Yo” y “mi” y “mío.”
Leo es uno de los cuatro signos fijos, que forman la cruz en la que tanto el Cristo Cósmico como el Cristo individual interno están indudablemente crucificados, dificultados, impedidos de manifestarse y, definitivamente sacrificados. Veámoslo:

En Tauro, la fuerza creadora a través del deseo, aparece en su aspecto inferior, el deseo sexual, que hay que transmutar en, o sacrificar, a su aspecto superior.

En Leo, la mente cósmica actúa sobre el individuo como mente razonadora, y también su aspecto inferior ha de ser sacrificado y la mente del hombre ha de subordinarse a la mente universal.

En Escorpio, que es el tercer brazo de la cruz fija, el amor cósmico o atracción cósmica se muestra en su aspecto inferior, produciendo la gran confusión de creer que la materia es lo importante y lo real. Por eso, en Escorpio, el aspirante está crucificado, supeditando la ilusión de la materia a la realidad del espíritu.

En Acuario, la luz de la conciencia universal ilumina al ser humano y sacrifica la vida individual volcándola en la vida universal. Se supedita así, pues, lo imaginario, lo irreal a lo real, el aspecto inferior al superior y la unidad a la suma total.

Dícese que, antiguamente, sólo existían diez signos en el zodíaco. Y que Leo y Virgo formaban un solo signo con un único símbolo. Y, si se reflexiona un poco, pronto se ve en ello el origen y la interpretación de la esfinge, del león con cabeza de mujer: las dos polaridades, positiva y negativa, el espíritu como león y la matéria como mujer o madre de toda forma.

Apoderarse del cinturón de Hipólita

El sexto año de su servidumbre recibió Hércules de Euristeo la orden de traerle el cinturón de Hipólita, que era la reina de las amazonas. Ella lo había recibido de la propia Venus, diosa del amor, como símbolo del poder que ostentaba sobre sus súbditos.

Las amazonas eran un pueblo legendario que se decía vivía en el margen izquierdo del Danubio, a las orillas del gran mar. Estaba formado exclusivamente por mujeres, y los hombres sólo hacían trabajo de esclavos y de reproductores, siendo eliminados tras cumplir su misión. Los niños eran también sacrificados apenas a nacer. A las niñas se les extirpaba el seno derecho para que no les sirviese de estorbo al lanzar sus flechas, ya que las amazonas se dedicaban exclusivamente a la guerra. Descendían de Ares, el dios de la guerra, y de la ninfa Armonía.

Sólo mujeres, pues, se reunían alrededor de su reina. Dentro Del templo de la Luna celebraban diariamente su culto y hacían sacrifícios a Marte.

Acababan de regresar de su visita anual a la tierra de los hombres. Dentro de los recintos del templo esperaban la orden de Hipólita, su reina, que estaba de pie sobre las gradas del altar mayor, llevando el cinturón que le había dado Venus, la reina del amor. Este cinturón era un símbolo de la unidad lograda a través de la lucha, el conflicto, la contienda; un símbolo de la maternidad y del Niño sagrado hacia quien toda vida humana realmente se dirige.
Ha llegado la noticia– dijo ella – de que por su camino viene un guerrero cuyo nombre es Hércules, un hijo de hombre y no obstante un hijo de Dios, al que he de dar este cinturón. ¿Obedeceré la orden o combatiremos contra la palabra de Dios?

Y, mientras escuchaban sus palabras y reflexionaban, se oyó una voz, diciendo que él ya estaba allí, que había venido con anticipación y esperaba apoderarse del sagrado cinturón de la aguerrida reina.

Sin esperar, Hércules, apenas penetró en el templo, atacó a la reina. Durante la lucha, no quiso escuchar las palabras amables que ella le dirigía. Hasta que la venció, le arrancó el cinturón que ella había recibido como símbolo de unidad, amor y sacrificio y fe, y la mató. Con ello mató a la que le ofrecía lo que él pretendía. Y allí, junto a la reina muerta, horrorizado por lo que había hecho, oyó la voz del Maestro:

Hijo mío. ¿por qué matar lo que necesitas, está próximo y es querido? ¿Por qué matar a quien amas, la dadora de dignos obsequios, custodia de lo posible? ¿Por qué matar a la madre del sagrado niño? Otra vez advertimos un fracaso. Otra vez no has entendido. Redímete enseguida.

Hércules se dirigió hacia las costas del gran mar, con el cinturón de Hipólita. Cerca de la costa, vio a un monstruo marino que tenía en sus fauces a la pobre Hesione. Ésta gritaba desesperada pidiendo socorro. Así que Hércules, sin pensarlo dos veces, corrió hacia el monstruo para salvarla. Pero, cuando llegó, ya la había engullido, así que, espada en mano, se introdujo en su garganta y, llegado al estómago, tomó a la doncella de la mano y se abrió camino hacia el exterior, matando al monstruo y liberándola de él. De este modo compensó el error cometido al matar a la reina de las amazonas.

Así es la vida: un acto de muerte por un acto de vida. Y, de ese modo, los hijos de los hombres que son hijos de Dios, van creciendo en sabiduría y equilibrio y aprenden a caminar con Dios.

Tras ello, Hércules pasó de nuevo por el sexto Portal y el Maestro, viendo esto y viendo el cinturón de la reina le dijo:

Tu sexto trabajo está concluido. Mataste lo que te quería y recataste lo que te necesitaba y así los dos son uno de nuevo. Reflexiona sobre los caminos de la vida que se reflejan en los caminos de la muerte. Ve y descansa, hijo mío.

Se dice que Virgo es el más antiguo de los signos zodiacales. A través del tiempo, ha habido Isis, Evas, Astartés, y otras, hasta llegar a María. Todas ellas reverenciadas como madres del mundo. Pero María es la única que sostiene al Niño en sus brazos. Porque en este signo es en el que concebimos y nutrimos el conocimiento de Cristo que, tras el período de gestación, en su signo opuesto, Piscis, nace como Salvador del Mundo.
La experiencia de Virgo es, como la de Leo, una experiencia de cueva, si bien se trata de “la cueva del tiempo”, que se caracteriza por el calor, la quietud, las experiencias profundas y las crisis lentas y hondas.
Todos pasamos por todos los signos pero, en el de Virgo, sus especiales energías se diversifican para generar mil nuevas ideas en todos los aspectos de la vida como el arte, el comercio, la industria y la ciencia, pero todas exigen un período de incubación, de reflexión y, luego, de lucha para imponerlas o compartirlas.

Virgo y su signo opuesto, Piscis, junto con Géminis y su opuesto Sagitario forman la que se denomina “Cruz Común o Mudable”, que es la de los que están pasando por la probación. En ella alcanzamos la resignación y desarrollamos la aspiración que nos prepararán para la Cruz Fija del Discipulado.

Cuando nuestra personalidad está crucificada en la Cruz Mudable nos dedicamos a sus fines materiales, para que adquiramos así la habilidad necesaria para dedicarla a fines más elevados.

Capturar el Jabalí de Erimanto

Había llegado el momento de iniciar otro trabajo. Pero, a medida que se avanza en la rueda, la prueba es mayor y hacen falta más equilibrio y juicio más sano y seguro. La voz del Maestro dijo:
Ve, hijo mío, y captura el jabalí, liberando a la región, pero tómate tu tiempo para alimentarte.

Y Hércules, que es un hijo de hombre pero también es hijo de Dios, pasó, decidido, por el séptimo Portal, sin saber que se iba a enfrentar a una doble prueba, la de la amistad y la del valor inteligente.

De modo que, armado sólo con su familiar garrote, trepó, montaña arriba al encuentro del terrible jabalí. Le asaltaron visiones y tuvo atisbos de pánico, pero siguió adelante, subiendo decidido.

Inesperadamente y en plena ascensión, se encontró con su amigo Folos, miembro de un grupo de centauros, y se detuvo a hablar con él, olvidando el objeto de su trabajo. Folos le invitó a abrir un tonel de vino y a beber de él. Pero ese tonel era propiedad de todo el grupo de centauros y, según los dioses habían establecido al regalárselo, nadie podía abrirlo sin estar todos presentes y de acuerdo.

Folos y Hércules, sin embargo, lo abrieron y bebieron hasta emborracharse. Y llamaron a Quirón, otro amigo centauro, para que participara de la juerga. Y tal escándalo organizaron que los demás centauros lo oyeron y acudieron indignados. Se entabló una batalla y Hércules, a pesar de sus experiencias anteriores y sus sabias resoluciones, mató, entre otros, a sus dos amigos Folos y Quirón.

Y, una vez más, Hércules, que era hijo de los hombres pero que era también hijo de Dios, se convirtió en mensajero de la muerte.

Compungido por lo que había hecho, continuó su búsqueda hasta que localizó al jabalí y lo capturó con una trampa.

Entonces, lo agarró por las patas traseras y, desde la nevada cumbre, condujo al jabalí caminando sobre sus patas delanteras y produciendo el jolgorio de todos los pueblos por donde pasaba.

Así regresó Hércules al maestro, que le dijo:

Has pasado el séptimo Portal. Medita las lecciones del pasado y reflexiona sobre las pruebas, hijo mío. Dos veces has matado lo que debías amar. Aprende el por qué.

El signo de Libra ofrece muchas paradojas y extremos acusados que dependerán de si uno está recorriendo el zodíaco como el hombre ordinario, en sentido contrario al de las agujas del reloj, o lo transita como aspirante, en el sentido de éstas.

Es éste uno de los signos más difíciles de comprender e interpretar. Es el primero que no tiene ni símbolo humano ni animal, si se hace caso omiso de la mujer que sostiene la balanza, la Justicia, a la que se representa con los ojos vendados, significando que la visión externa no es nada comparada con la intuición o visión interna, que es la que nos conduce al equilibrio y a la Justicia y, consecuentemente, a la Verdad.

Libra es como un compás de espera, un período de silencio. Y, mientras el hombre ordinario entra en este signo a través de Escorpio, con lo que la balanza oscila salvajemente arriba y abajo, el hombre más avanzado, que ya tiene la conciencia crística agitándose en su corazón, entra en este sigo proviniendo de Virgo, y tiene mucho más fácil lograr el equilibrio entre materia y espíritu y entre todos los pares de opuestos.

Por eso, en este signo, aparecen como principales los problemas del sexo y el dinero. Los dos pueden conducirnos por el buen camino o por el malo, según el uso que de ellos hagamos. Por eso, el sexo puede ser un sacramento, una compensación, una recuperación del equilibrio cósmico perdido en el momento de la separación de los sexos para la producción de cuerpos y para llevar adelante la evolución humana, o puede ser un medio de degradarse hasta la animalidad inferior.

Y al dinero le ocurre lo mismo: que puede, bien usado, ser una fuente de bendiciones para los demás y para uno mismo pero, mal empleado egoístamente, puede llevarnos a la ambición, la injusticia y la crueldad más abyecta.

Así que la balanza de Libra puede oscilar desde la prevaricación hasta la justicia; desde la parcialidad hasta el discernimiento; o desde la inutilidad hasta la sabiduría.

 Matar la Hidra de Lerna

Escorpio 

Y el Maestro dijo:

“Junto al Río Amimona, en el antiguo Argos, está el infecto pantano de Lerna. Dentro de la fétida ciénaga vive la monstruosa Hidra, una desgracia para la región. Tiene nueve cabezas, y una de ellas es inmortal. Prepárate a combatir con ella. Y sabe que no te servirán las armas corrientes porque, si le destruyes una cabeza, le crecen dos.

Hércules escuchaba ensimismado. El Maestro continuó:

Sólo te daré un consejo: Ascendemos si nos arrodillamos; vencemos si cedemos; ganamos si renunciamos. Ve, pues, hijo del hombre e hijo de Dios, y vence. La luz brilla ahora en el octavo Portal.

Entonces, Hércules pasó a través del Portal.

El hedor de la ciénaga de Lerna contaminaba toda la comarca. Cuando Hércules se aproximó, tuvo que detenerse de lo insoportable que resultaba. Además, sus orillas estaban formadas por arenas movedizas. Tras muchos tanteos, de día y de noche, encontró Hércules la guarida de la bestia. Estaba oculta siempre. Hércules esperaba que asomase, pero no lo hacía. Intentó usar barcas para llegar allí, pero la ciénaga impedía la navegación. Tampoco se podía llegar andando debido a las arenas movedizas. Ni servían de nada las trampas. Así que se le ocurrió untar sus flechas con brea y las lanzó dentro de la tenebrosa cueva. De repente, todo se conmovió y la Hidra salió, con sus nueve cabezas erguidas y lanzando llamas. Medía más de cinco metros de altura y su cola sacudía la tierra con violencia. Súbitamente, se abalanzó hacia Hércules para inmovilizarlo enroscándose alrededor de su cuerpo, pero Hércules la evitó de un salto y le golpeó una de sus cabezas con el garrote, destrozándola. Pero, en el acto, de esa cabeza destrozada, apenas tocó la tierra, surgieron dos tan agresivas como ella. Una y otra vez se repitió el suceso, hasta que Hércules recordó la recomendación del Maestro: Arrodillándonos nos elevamos: Así que, arrojó su garrote, se arrodilló en el lodo que le llegaba casi a la cintura y, con sus manos desnudas, la asió y la elevó en el aire. Entonces, la Hidra perdió fuerza. Dándose cuenta de ello, Hércules, se quedó de rodillas en el lodo, sosteniéndola en lo alto. Y el monstruo, tan fuerte en la oscuridad y en medio del lodo, perdió todo su poder cuando entró en contacto con la luz del sol y la caricia del viento.

Hércules, pues, la mantuvo en el aire. Ella convulsionó terriblemente, los cuellos de las nueve cabezas se doblaron como marchitos y sus ojos se tornaron vidriosos y sin vida. Menos los de una cabeza, la inmortal. Hércules, entonces, la cortó y la enterró bajo una gran roca. Empapó sus flechas en la sangre del monstruo, que era venenosa, y se encaminó de regreso hacia el Maestro.

Está magníficamente descrita aquí la vida del discípulo, que ha de sumergirse hasta las rodillas en la humanidad y ha de levantar hacia la luz y el aire del espíritu al monstruo de los males acumulados, como errores y fracasos durante su largo pasado. Las flechas luminosas que lanzó Hércules a la cueva de la Hidra para llamar su atención significan la aspiración espiritual, que despierta al monstruo dormido y hace que, todo buscador, apenas inicia el Sendero, sea víctima de tentaciones desconocidas y de problemas y desgracias inesperados.

Porque, en este signo hay que compensar todos los pares de opuestos, ya que puede ser un signo avanzado del discípulo integrado y consciente, o signo retrasado del hombre no evolucionado, como se supone casi siempre. Todo dependerá de en qué sentido esté el hombre transitando por el zodíaco.

La Hidra de cada uno de nosotros vive en las cavernas de la mente. Crece en el fango y la oscuridad de los rincones mentales sin luz. Simboliza la fuerza serpentina, que actúa en el cuerpo del hombre, bajo el dominio de Escorpio y que, si se la controla, lo conduce hasta la Iniciación, pero si no, lo lleva a los grados más ínfimos de la animalidad. Por eso este signo tiene dos notas clave: La regeneración y la degeneración.

Esta Hidra terrible, alojada en los repliegues del subconsciente, suele dormitar allí por largo tiempo pero, de repente, puede explotar en un furor terrible, inesperado y desconocido. Nadie imagina que está alimentando en su subconsciente un monstruo tal, pero allí está. Y surge, una vez u otra, trastocándolo todo y produciendo mucho daño.

Por eso es conveniente lanzarle, como Hércules, esas flechas de luz, para poder descubrirla y, una vez conocida su existencia, combatirla frente a frente a la luz del espíritu.

Combatir algo así que está en nuestro interior es muy difícil incluso para un hijo de Dios. Porque, eliminada una cabeza, le crecen dos tan malignas o más. Y, eliminado un pensamiento o un deseo negativos, siempre nacen otros que los reemplazan.

Se dice de Escorpio que es el signo de la magia. Existe una magia blanca, que es la expresión del espíritu por medio de la forma, y una magia negra, que es el uso de la forma para ganar lo que queremos para la forma. La magia blanca es el uso del espíritu con propósitos de elevación humana, utilizando la personalidad. La magia negra es puro egoísmo.

¿Y por qué es Escorpio el signo de la magia? Porque en Virgo descubrimos, dentro de nosotros mismos a un Cristo que hemos ido nutriendo a lo largo de los tiempos; en Libra, oscilamos entre los pares de opuestos, la forma y el espíritu de Cristo, hasta que logramos el equilibrio; y en Escorpio se nos prueba para ver cuál de los dos triunfará, la forma o Cristo, el Yo Superior o el yo inferior, lo real o lo irreal, lo verdadero o la ilusión. Ésta es la historia real de la prueba de la Hidra en Escorpio.

Ahuyentar las Aves de Estinfalos

El Maestro, desde un lugar de paz, habló así a Hércules:

Hijo mío, estás ante el noveno Portal. Pasa y encuentra el pantano de Estinfalos, donde moran los pájaros que devastan la zona. Y da con el sistema para hacerlos huir de allí.

Y, tras un momento de silencio, continuó:

Recuerda que la llama que brilla más allá de la mente te revelará la dirección a seguir. Adelante.Hércules, pues, partió a realizar su noveno trabajo. Durante largo tiempo buscó y buscó, hasta que localizó el pantano. A medida que se aproximaba, un coro de infinidad de pájaros elevaban el tono de sus graznidos amenazadores. Eran pájaros muy grandes, feos y feroces. Su pico era de hierro y afilado como un puñal y sus plumas eran de acero y herían de muerte a quien alcanzaban. Y sus garras no iban a la zaga. Pero había tres que sobresalían. Eran enormes y, apenas percibieron a Hércules se precipitaron sobre él. Él se mantuvo en su lugar y, con su garrote, fue rechazando sus ataques. Logro golpear a uno en el dorso y las plumas que desprendió se clavaron en la tierra alrededor de Hércules. Luego, se alejaron.

Hércules vio lo difícil de la situación y se preguntó cómo alejarlos de la región. Intentó matarlos con sus flechas, pero eran tantos que cubrían el sol y resultaba imposible acabar con ellos por ese medio. Se le ocurrió ponerles trampas, pero ni las barcas ni los pies podían atravesar el pantano y, además, tampoco hubiera sido solución por su gran número.

Entonces, le vinieron a la memoria las palabras del Maestro: “la llama que brilla por más allá de la mente te revelará la dirección a seguiry, reflexionando largo rato, dio con una solución. Recordó que tenía un regalo de Atenea consistente en dos címbalos de bronce que, al hacerlos sonar, emitían un sonido sobrenatural, tan penetrante y aterrador que se decía que podía despertar a los muertos. Así que, al ponerse el sol, cuando todos los pájaros estaban de regreso a su morada, tapándose los oídos para no ser víctima de aquel sonido, hizo sonar sus dos címbalos. Inmediatamente, horrorizados y aturdidas por el estruendo, los pájaros huyeron formando una bandada de dimensiones nunca vistas y, graznando, se alejaron del lugar para siempre. La región había sido liberada y disfrutaba de un silencio ya olvidado. Y el sol poniente emitió su último rayo del día.

Al regresar junto al Maestro, éste le dijo:

Las aves han sido ahuyentadas. El trabajo está cumplido. Descansa ahora, hijo mío.

Repasemos la historia de Hércules, el aspirante, y lo que ha hecho en cada signo hasta llegar a Sagitario:

En Aries, comenzó en el plano de la mente, en su esfuerzo por capturar las yeguas devoradoras de hombres, y fracasó, porque trabajó desde el punto de vista de la personalidad y no desde el punto de vista del espíritu.

Ahora, en Sagitario, se volvió a enfrentar al mismo problema en el plano de la mente. Y, ahuyentando las malignas aves, demostró su dominio del arma que todo aspirante ha de saber usar: el control de la mente. Porque, si sabemos controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestras palabras y nuestros actos. Y es imposible la Iniciación si no lo logramos antes. En Aries, pues, empezó Hércules a aprender a controlar el pensamiento.

En Tauro, hubo de descender un plano y, en el del deseo, se enfrentó al problema del sexo mal entendido, que es la más baja manifestación de la universal Ley de Atracción. En aquel trabajo triunfó y dominó al toro, llevándolo dominado a la tierra de los cíclopes.

En Géminis, empezó a darse cuenta de que él era un ser dual y de que le preocupaban dos temas, el del cuerpo y el del espíritu. Y, sobre todo, cómo armonizarlos y coordinar su acción. Ésa es la razón por la cual Géminis fluctúa en las primeras etapas.

Hércules escuchaba ensimismado. El Maestro continuó:

Sólo te daré un consejo: Ascendemos si nos arrodillamos; vencemos si cedemos; ganamos si renunciamos. Ve, pues, hijo del hombre e hijo de Dios, y vence. La luz brilla ahora en el octavo Portal.

Entonces, Hércules pasó a través del Portal.

El hedor de la ciénaga de Lerna contaminaba toda la comarca. Cuando Hércules se aproximó, tuvo que detenerse de lo insoportable que resultaba. Además, sus orillas estaban formadas por arenas movedizas. Tras muchos tanteos, de día y de noche, encontró Hércules la guarida de la bestia. Estaba oculta siempre. Hércules esperaba que asomase, pero no lo hacía. Intentó usar barcas para llegar allí, pero la ciénaga impedía la navegación. Tampoco se podía llegar andando debido a las arenas movedizas. Ni servían de nada las trampas. Así que se le ocurrió untar sus flechas con brea y las lanzó dentro de la tenebrosa cueva. De repente, todo se conmovió y la Hidra salió, con sus nueve cabezas erguidas y lanzando llamas. Medía más de cinco metros de altura y su cola sacudía la tierra con violencia. Súbitamente, se abalanzó hacia Hércules para inmovilizarlo enroscándose alrededor de su cuerpo, pero Hércules la evitó de un salto y le golpeó una de sus cabezas con el garrote, destrozándola. Pero, en el acto, de esa cabeza destrozada, apenas tocó la tierra, surgieron dos tan agresivas como ella. Una y otra vez se repitió el suceso, hasta que Hércules recordó la recomendación del Maestro: Arrodillándonos nos elevamos: Así que, arrojó su garrote, se arrodilló en el lodo que le llegaba casi a la cintura y, con sus manos desnudas, la asió y la elevó en el aire. Entonces, la Hidra perdió fuerza. Dándose cuenta de ello, Hércules, se quedó de rodillas en el lodo, sosteniéndola en lo alto. Y el monstruo, tan fuerte en la oscuridad y en medio del lodo, perdió todo su poder cuando entró en contacto con la luz del sol y la caricia del viento.

Hércules, pues, la mantuvo en el aire. Ella convulsionó terriblemente, los cuellos de las nueve cabezas se doblaron como marchitos y sus ojos se tornaron vidriosos y sin vida. Menos los de una cabeza, la inmortal. Hércules, entonces, la cortó y la enterró bajo una gran roca. Empapó sus flechas en la sangre del monstruo, que era venenosa, y se encaminó de regreso hacia el Maestro.

3. Está magníficamente descrita aquí la vida del discípulo, que ha de sumergirse hasta las rodillas en la humanidad y ha de levantar hacia la luz y el aire del espíritu al monstruo de los males acumulados, como errores y fracasos durante su largo pasado. Las flechas luminosas que lanzó Hércules a la cueva de la Hidra para llamar su atención significan la aspiración espiritual, que despierta al monstruo dormido y hace que, todo buscador, apenas inicia el Sendero, sea víctima de tentaciones desconocidas y de problemas y desgracias inesperados.

. Porque, en este signo hay que compensar todos los pares de opuestos, ya que puede ser un signo avanzado del discípulo integrado y consciente, o signo retrasado del hombre no evolucionado, como se supone casi siempre. Todo dependerá de en qué sentido esté el hombre transitando por el zodíaco.

La Hidra de cada uno de nosotros vive en las cavernas de la mente. Crece en el fango y la oscuridad de los rincones mentales sin luz. Simboliza la fuerza serpentina, que actúa en el cuerpo del hombre, bajo el dominio de Escorpio y que, si se la controla, lo conduce hasta la Iniciación, pero si no, lo lleva a los grados más ínfimos de la animalidad. Por eso este signo tiene dos notas clave: La regeneración y la degeneración.

Esta Hidra terrible, alojada en los repliegues del subconsciente, suele dormitar allí por largo tiempo pero, de repente, puede explotar en un furor terrible, inesperado y desconocido. Nadie imagina que está alimentando en su subconsciente un monstruo tal, pero allí está. Y surge, una vez u otra, trastocándolo todo y produciendo mucho daño.

Por eso es conveniente lanzarle, como Hércules, esas flechas de luz, para poder descubrirla y, una vez conocida su existencia, combatirla frente a frente a la luz del espíritu.

Combatir algo así que está en nuestro interior es muy difícil incluso para un hijo de Dios. Porque, eliminada una cabeza, le crecen dos tan malignas o más. Y, eliminado un pensamiento o un deseo negativos, siempre nacen otros que los reemplazan.

10. Se dice de Escorpio que es el signo de la magia. Existe una magia blanca, que es la expresión del espíritu por medio de la forma, y una magia negra, que es el uso de la forma para ganar lo que queremos para la forma. La magia blanca es el uso del espíritu con propósitos de elevación humana, utilizando la personalidad. La magia negra es puro egoísmo.

¿Y por qué es Escorpio el signo de la magia? Porque en Virgo descubrimos, dentro de nosotros mismos a un Cristo que hemos ido nutriendo a lo largo de los tiempos; en Libra, oscilamos entre los pares de opuestos, la forma y el espíritu de Cristo, hasta que logramos el equilibrio; y en Escorpio se nos prueba para ver cuál de los dos triunfará, la forma o Cristo, el Yo Superior o el yo inferior, lo real o lo irreal, lo verdadero o la ilusión. Ésta es la historia real de la prueba de la Hidra en Escorpio.

Ahuyentar las Aves de Estinfalos

El Maestro, desde un lugar de paz, habló así a Hércules:

– Hijo mío, estás ante el noveno Portal. Pasa y encuentra el pantano de Estinfalos, donde moran los pájaros que devastan la zona. Y da con el sistema para hacerlos huir de allí.

Y, tras un momento de silencio, continuó:

– Recuerda que la llama que brilla más allá de la mente te revelará la dirección a seguir. Adelante.

2. Hércules, pues, partió a realizar su noveno trabajo. Durante largo tiempo buscó y buscó, hasta que localizó el pantano. A medida que se aproximaba, un coro de infinidad de pájaros elevaban el tono de sus graznidos amenazadores. Eran pájaros muy grandes, feos y feroces. Su pico era de hierro y afilado como un puñal y sus plumas eran de acero y herían de muerte a quien alcanzaban. Y sus garras no iban a la zaga. Pero había tres que sobresalían. Eran enormes y, apenas percibieron a Hércules se precipitaron sobre él. Él se mantuvo en su lugar y, con su garrote, fue rechazando sus ataques. Logro golpear a uno en el dorso y las plumas que desprendió se clavaron en la tierra alrededor de Hércules. Luego, se alejaron.

Hércules vio lo difícil de la situación y se preguntó cómo alejarlos de la región. Intentó matarlos con sus flechas, pero eran tantos que cubrían el sol y resultaba imposible acabar con ellos por ese medio. Se le ocurrió ponerles trampas, pero ni las barcas ni los pies podían atravesar el pantano y, además, tampoco hubiera sido solución por su gran número.

Entonces, le vinieron a la memoria las palabras del Maestro: “la llama que brilla por más allá de la mente te revelará la dirección a seguiry, reflexionando largo rato, dio con una solución. Recordó que tenía un regalo de Atenea consistente en dos címbalos de bronce que, al hacerlos sonar, emitían un sonido sobrenatural, tan penetrante y aterrador que se decía que podía despertar a los muertos. Así que, al ponerse el sol, cuando todos los pájaros estaban de regreso a su morada, tapándose los oídos para no ser víctima de aquel sonido, hizo sonar sus dos címbalos. Inmediatamente, horrorizados y aturdidas por el estruendo, los pájaros huyeron formando una bandada de dimensiones nunca vistas y, graznando, se alejaron del lugar para siempre. La región había sido liberada y disfrutaba de un silencio ya olvidado. Y el sol poniente emitió su último rayo del día.

Al regresar junto al Maestro, éste le dijo:

Las aves han sido ahuyentadas. El trabajo está cumplido. Descansa ahora, hijo mío.

Repasemos la historia de Hércules, el aspirante, y lo que ha hecho en cada signo hasta llegar a Sagitario:

En Aries, comenzó en el plano de la mente, en su esfuerzo por capturar las yeguas devoradoras de hombres, y fracasó, porque trabajó desde el punto de vista de la personalidad y no desde el punto de vista del espíritu.

Ahora, en Sagitario, se volvió a enfrentar al mismo problema en el plano de la mente. Y, ahuyentando las malignas aves, demostró su dominio del arma que todo aspirante ha de saber usar: el control de la mente. Porque, si sabemos controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestras palabras y nuestros actos. Y es imposible la Iniciación si no lo logramos antes. En Aries, pues, empezó Hércules a aprender a controlar el pensamiento.

En Tauro, hubo de descender un plano y, en el del deseo, se enfrentó al problema del sexo mal entendido, que es la más baja manifestación de la universal Ley de Atracción. En aquel trabajo triunfó y dominó al toro, llevándolo dominado a la tierra de los cíclopes.

En Géminis, empezó a darse cuenta de que él era un ser dual y de que le preocupaban dos temas, el del cuerpo y el del espíritu. Y, sobre todo, cómo armonizarlos y coordinar su acción. Ésa es la razón por la cual Géminis fluctúa en las primeras etapas.

En Cáncer, tomó forma en su conciencia el hecho de que estaba integrado en la masa humana. Para muchos, el hecho de ser seres humanos relacionados con otros seres humanos, no entra en absoluto en su conciencia. En Cáncer, Hércules empezó a lograr ese punto de vista. En el momento en que uno logra eso, captura un tênue chispazo de la intuición, y empieza a ser intuitivo y ya no psíquico.

En Leo, donde tantos humanos estamos ahora trabajando, Hércules se convirtió en un individuo potente, seguro de que podia hacerlo todo incluso estando solo. El hombre cree, en esta etapa de poder, que puede gobernar a los hombres. Pero se equivoca. Porque se cree más importante de lo que es en realidad. Y el aspirante ha de librarse del sentimiento del “yo soy”. Debe identificarse con la entidad espiritual que hay detrás de todas las formas y no ocuparse por la suya propia ni por sus reacciones mentales o emocionales ni por su propia utilidad.

En Virgo, Hércules se concienció, no del espíritu y el cuerpo yuxtapuestos uno a otro, sino de que, dentro de sí mismo late el Cristo, de que la personalidad, el aspecto forma, está nutriendo un hermoso Niño. Y sus ojos se abrieron.

En Libra, tuvo que lograr el equilibrio, porque no somos un espíritu ni somos un cuerpo, sino que somos las dos cosas y las hemos de equilibrar y Libra es el equilibrio en el plano físico, de los pares de opuestos. Y Hércules los equilibró tanto que no se dio cuenta de que se estaba aproximando a la meta.

En Escorpio, en el plano astral, se dedica uno de nuevo al trabajo empezado en Tauro, lo completa y quita los estorbos del gran lodazal, la gran ilusión, y permanece libre con la meta clara a la vista.

En Sagitario, es el arquero sobre el caballo blanco (mitad humano y mitad divino), representado también como el centauro (mitad humano y mitad animal) con el arco y las flechas. Es un signo doble y siempre que hay un signo doble existe algún problema.

Géminis es lo opuesto de Sagitario; Géminis es la dualidad, y Sagitario es la unidad, la personalidad unificada y consciente del espíritu, decidida a entrar en el signo de Capricornio, donde se hace la gran transición del cuarto al quinto reino o reino espiritual.

A Sagitario se le denomina “el efecto de Escorpio” porque, en cuanto nos liberamos de la ilusión y nos concienciamos de que somos un espíritu, entramos en Sagitario y vislumbramos la meta que, hasta entonces, la nube de formas de pensamiento que se interponía entre ella y nosotros nos impedía ver.

Matar al can Cerbero, el guardián del Hades

El Maestro dijo:

Es llegada la hora de que el hijo del hombre, que es a la vez hijo de Dios, pase por el décimo Portal. Has desafiado mil peligros y mucho has logrado. Posees ya la sabiduría y la fuerza. ¿Sabrás usarlas para liberar al que sufre terriblemente en perpetua agonía?

A continuación, el Maestro tocó suavemente la frente de Hércules y, a su ojo interior se apareció la visión de un hombre encadenado a una roca, que gemía mientras un buitre le picoteaba el hígado, del que salía un reguero de sangre. Luego, la visión se esfumó. Hércules permaneció quieto. Y el Maestro prosiguió:

El encadenado es Prometeo y lleva muchos años sufriendo así. Sin embargo, no puede morir porque es inmortal. Robó el fuego del cielo y se lo dio a los hombres y por eso fue castigado. Su morada que has visto es el reino de Hades. Deberás, oh Hércules, bajar a las profundidades y liberarlo de su sufrimiento.

Además, le advirtió que debía purificarse e iniciarse en los Misterios de Eleusis.

Y el hijo del hombre que era también hijo de Dios, inició su trabajo pasando a través del décimo Portal.

Mientras buscaba la entrada al Hades, encontró a dos personas atadas y acosadas por fieras. Entonces Hércules, olvidando el objetivo de su viaje, se dedico a liberarlas, cosa que logró. Luego, reanudó su camino. Descendiendo a través de los densos mundos de la materia, donde la atmósfera es casi irrespirable y sofocante y la oscuridad casi total, poniendo en juego su voluntad, buscó dentro de sí y oyó mientras erraba de un lugar a otro, la voz de la Sabiduría, Atenea, y los consejos de Hermes.

Por fin llegó a la laguna oscura y venenosa llamada Estigia, que han de cruzar las almas de los que mueren. Caronte, el barquero que las transporta a la otra orilla, exigió el pago del óbolo, pero Hércules lo amenazó con sus armas y aquél lo transportó sin cobro alguno.

Así penetró Hércules en el reino de Hades, un lugar por donde se deslizan los cascarones de los muertos.

A poco de llegar, se le apareció Medusa, de cabellos formados por serpientes sibilantes y venenosas. Hércules le arrojó su espada, pero ella desapareció.

Por fin, tras muchos pasadizos y lóbregos lugares, llegó a la sala del trono de Hades. El dios le preguntó qué buscaba un vivo en el reino de los muertos y Hércules le dijo que venía a liberar a Prometeo. Hades se lo autorizó, pero le advirtió que tendría que enfrentarse, con sus propias manos, a Cerbero, el perro con tres cabezas, todas ellas con serpientes enroscadas en torno a ellas y cola formada también por serpientes.

Satisfecho con la autorización, Hércules siguió su camino en busca de Prometeo. De repente, Cerbero apareció y saltó sobre él gruñendo. Hércules agarró la cabeza central, donde estaba la garganta de las tres cabezas y, oprimiéndola con todas sus fuerzas, la estranguló a pesar de la feroz resistencia del monstruo.

Aquí valdría la pena ilustra a los lectores y oyentes sobre el hecho de que la palabra “cancerbero” como equivalente de “portero” viene, precisamente del “can” o perro “Cerbero”, que era el portero del infierno. Así se forman los idiomas que, como todos sabemos, son siempre algo vivo, mutante y creciente.

Tras ello, siguió su camino hasta que encontró a Prometeo. Hércules rompió sus cadenas y lo liberó de su tormento. Y desandando sus pasos, acompañado por Prometeo, regresó junto al Maestro. Y éste, al verlo llegar, le dijo:

La luz brilla ahora dentro del mundo de la oscuridad. El trabajo está realizado. Descansa ahora, hijo mío.

Este signo de Capricornio es uno de los más difíciles de interpretar. Se dice que ni siquiera su símbolo se ha delineado nunca correctamente porque, de hacerse, la afluencia de fuerza que produciría no sería deseable.

Al pie de la montaña, la cabra, el materialista, busca alimento en lugares desérticos y áridos. El chivo expiatorio, algo más arriba, pace las flores del deseo cumplido, cada uno con su espina correspondiente. Y, en la cima, la cabra sagrada o unicornio ve la visión. Y entonces aparece el Iniciado.

Hay dos portales de importancia dominante: Cáncer, hacia lo que erróneamente llamamos la vida, y Capricornio, el portal hacia el reino espiritual.

Capricornio es la puerta a través de la que pasamos cuando ya no nos identificamos con la parte material de la existencia, sino que vivimos identificados con el espíritu. Eso es lo que significa ser iniciado.

Un Iniciado es una persona que no sitúa la conciencia en su mente, sus deseos, o su cuerpo físico. Los puede usar si lo desea; y lo hace para ayudar a la humanidad, pero no es ahí donde su conciencia está enfocada. Está enfocado en lo que llamamos espíritu, que es ese aspecto de nosotros mismos que está libre de forma. Es en la conciencia del espíritu donde nosotros funcionamos finalmente en Capricornio, nos conocemos a nosotros mismos como iniciados y entramos en los dos grandes signos universales de servicio a la humanidad.

Es interesante que, en Acuario, tratamos simbólicamente con animales a granel, ya que en ese signo, Hércules tiene el trabajo de limpiar a fondo los establos de Augías, su primer trabajo como discípulo del mundo. Pero en Piscis captura, no al toro, sino a todos los bueyes, llevando a nuestra conciencia la idea de la universalidad del trabajo del mundo, de la conciencia de grupo, de la conciencia universal y del servicio universal.

Limpiar los Establos de Augías

Dijo el Maestro:

Diez veces ha girado la rueda, y ahora tú estás delante de otro Portal. Por largo tiempo has perseguido la luz, que vacilaba, primero, inciertamente, y luego crecía hasta ser un faro, y ya brilla para ti como un sol en llamas. Ahora, vuelve la espalda a la claridad; vuelve sobre tus pasos; regresa hacia aquéllos para los que la luz no es sino un punto transitorio, y ayúdalos a hacerla crecer. Dirige tus pasos hacia Augías, cuyo reino debe ser purificado de antiguos males.”

Pasó Hércules, pues, por el undécimo Portal en busca de Augías, el rey.

Cuando se aproximó al reino de Augías se vio detenido por un horrible hedor que lo hizo desfallecer. Porque el rey Augías no había quitado el estiércol que su ganado dejaba dentro de los establos reales desde hacía muchos años. Y las praderas estaban tan llenas de estiércol que ninguna siembra podía crecer. En consecuencia, una angustiosa pestilencia estaba recorriendo la región y haciendo estragos en las vidas humanas.

Hércules se dirigió al palacio y buscó a Augías. Informado éste de que Hércules limpiaría los hediondos establos, Augías se mostró desconfiado y exclamó:

¿Que harás esta enorme labor sin recompensa? No tengo fe en los que hacen tales alardes. Algún plan habrás tramado para arrebatarme el trono. Yo no he oído hablar de hombres que busquen servir al mundo sin recompensa, aunque le daría la bienvenida a cualquier necio que quisiera ayudar. Cerraremos este trato: Si tú, en un día, haces lo que has prometido, te daré la décima parte de mi ganado; pero si fracasas, tu vida y tu fortuna serán mías. No creo que puedas hacerlo, pero inténtalo si quieres.

Hércules, entonces, dejó al Rey. Recorrió la asolada región y vio pasar a una carreta cargada de cadáveres, víctimas de las epidemias que la pestilencia producía. Y se sintió conmovido por ello.

Observó que había dos ríos, el Alfeo y el Peneo, que discurrían cerca de las cuadras del rey. Y, sentado en la orilla de uno de ellos, la respuesta a su problema relampagueó en su mente.

Trabajó con fuerza y entusiasmo y logró desviar ambas corrientes de los cursos que habían seguido durante décadas. El Alfeo y el Peneo vertieron, así, juntos, sus aguas a través de los establos llenos de estiércol. Los impetuosos torrentes barrieron la inmundicia largamente acumulada. El reino fue purificado de su fétida lobreguez. En un sólo día, Hércules había realizado la tarea imposible.
Cuando, completamente satisfecho, regresó donde estaba Augías, éste frunció el ceño.

Has tenido éxito porque has usado un ardid. – le dijo lleno de ira. – Los que hicieron el trabajo fueron los ríos y no tú. Fue una artimaña para apoderarte de mi ganado, así que no tendrás la recompensa. Vete de aquí antes de que rebaje tu estatura en una cabeza.

Así desterró a Hércules el encolerizado rey, y le dijo que nunca más pusiera el pie en su reino.

Habiendo realizado la tarea asignada, el hijo del hombre, que también era el hijo de Dios, volvió a aquel de quien había venido.

Te has vuelto un servidor del mundo. – dijo el Maestro cuando Hércules se acercó. – Has progresado retrocediendo; has llegado a la Casa de la Luz por otro sendero; has empleado tu luz para que pueda brillar la luz de los demás. La joya que otorga el undécimo trabajo es tuya para siempre.

Hay una frase muy interesante en el Nuevo Testamento, la de “El fin del mundo o el fin de los tiempos”. Y, si reflexionamos un poco, podremos empezar a comprender que lo que realmente quería decir era que el signo Piscis, en el cual llegó Cristo, el Salvador del Mundo, terminaría en un tiempo concreto que es, precisamente, el momento en que nos encontramos ahorra.

Nos estamos enfrentando a un día del juicio, en el cual las ovejas y las cabras serán separadas y unas irán al ciclo y las otras al infierno. Se ha pensado siempre que las que irían al cielo serían las ovejas y las cabras al infierno. Pero, bien mirado, debe ser lo contrario. Porque la cabra, en Capricornio, es el Iniciado y, desde un cierto ángulo esotérico, las cabras van al cielo porque funcionan en el reino espiritual, que es el cielo, mientras que las ovejas permanecen en la tierra (que, después de todo, es el único infierno que uno puede posiblemente predicar) hasta que dejen de ser ovejas, es decir, hasta que aprendan a tener pensamientos propios e individuales, hasta que se transformen en cabras, escalen la montaña y cambien su carácter de seguidores por la de buscadores independientes.

La entrada en el cielo es la entrada en la era de Acuario, que empezará dentro de unos quinientos años, pero en cuya zona de influencia y de penumbra ya nos encontramos. Las fuerzas de Piscis se están retirando rápidamente. Todo lo que sucede en el plano físico se debe a fuerzas superiores, como se expone a continuación:

¿Qué quería decir el culto del toro en Tauro? No significaba la deificación de la naturaleza animal en el hombre, sino que éste, bajo el símbolo del toro, tenía que luchar con el animal que hay dentro de él.

Luego, nuestro sol pasó a Aries, el Carnero, y teníamos el sacrificio del cordero, mostrando que el sacrificio de la naturaleza animal.

Luego, el sol pasó a Piscis, los peces. Las fuerzas que actuaron – y siguen actuando – sobre nuestro planeta presentan ante la conciencia del hombre su dualidad esencial. Y el hombre ha empezado a darse cuenta de que es, a la vez, espíritu y cuerpo. Cristo apareció en Piscis para demostrarnos cuál sería nuestro último logro cuando hubiéramos unido al pez símbolo de la segunda persona, y al pez nadando en la materia, símbolo del ser humano encarnado.

Estamos pasando ahora al signo de Acuario donde, a través del simbolismo del agua y la purificación, aprenderemos cómo ser el espíritu y no el ser humano. Eso es lo que ocurrirá en Acuario.

Al final de la era de Acuario, aproximadamente de aquí a dos mil setecientos años, la naturaleza animal, la naturaleza emocional y la mentalidad serán secundarias, y ese impulso universal en cada uno de nosotros que nos pone en armonía con Dios, habrá pasado a primera línea; habremos dejado atrás el reino humano y, aunque podamos estar habitando cuerpos, nuestra conciencia estará enfocada en el quinto reino de la naturaleza, el reino espiritual.

El signo opuesto a Acuario es Leo, el signo del individuo, del hombre que se ha encontrado a sí mismo como ser humano. Él se sostenía sobre sus propios pies; era el centro de su universo, las estrellas giraban a su alrededor, todo ocurría con relación a él. Por eso aprendió ciertas grandes lecciones: que era posible que él no fuera tan importante como pensaba y que, sujetándose a cierta disciplina, podría encontrar un yo más amplio. En Acuario, el discípulo se convierte en un maestro servidor. Ése es el principio fundamental que hay que mantener in mente. Puede ser un maestro porque ha aprendido a servir, y puede servir porque es un maestro.

Héraklès et Géryon

Piscis

El Maestro, desde su lugar de paz, habló a Hércules:

Estás ahora ante del último Portal. Queda un trabajo para que el círculo se complete y alcances la liberación. Ve a ese oscuro lugar llamado Eritia, donde la Gran Ilusión está entronizada: donde Gerión, el monstruo de tres cabezas, tres cuerpos y seis manos, es señor y rey y retiene ilegalmente una manada de bueyes rojizos. Debes conducir esa manada desde Eritia hasta nuestra Ciudad Sagrada. Cuidado con Euritión, el pastor, y con su perro de dos cabezas, Ortro.

Hizo una pausa y agregó lentamente:

Puedo hacerte una advertencia: Invoca la ayuda de Helios.

El hijo del hombre, que era también hijo de Dios, partió a través del Duodécimo Portal. Iba en busca de Gerión.

Dentro de un templo, Hércules hizo ofrendas a Helios, el dios del fuego en el sol. Meditó durante siete días, y entonces le fue concedido un favor: Un cáliz de oro descendió desde lo alto hasta sus pies. Y él supo, en lo íntimo de sí mismo, que aquel brillante objeto le permitiría cruzar los mares para llegar a la región de Eritia.

Y así fue. Dentro de la segura protección del cáliz de oro, navegó a través de agitados mares hasta que llegó a Eritia y desembarcó en una playa de aquel lejano país. No mucho después, llegó a la pradera donde la rojiza manada pastaba. La cuidaban el pastor Euritión y Ortro, el perro de dos cabezas.

Cuando Hércules se aproximó, el perro se adelantó veloz como una flecha hacia el desconocido y se abalanzó, gruñendo, sobre él, dando feroces dentelladas con sus colmillos al descubierto. Pero Hércules con un golpe certero y decisivo de su garrote, lo derribó.

Entonces, Euritión, temeroso del bravo guerrero que tenía delante, le suplicó que le perdonara la vida. Y Hércules se lo concedió. Y, conduciendo a la manda rojiza delante de él, se dirigió hacia la Ciudad Santa.

No había ido muy lejos cuando percibió tras él una distante nube de polvo que rápidamente se agrandaba. Suponiendo que el monstruo Gerión venía en furiosa persecución, se volvió para enfrentarse al enemigo. Soplando fuego y llamas por  sus tres cabezas a la vez, el monstruo se encontró con él. Gerión y Hércules estaban frente a frente.

Gerión arrojó a Hércules una lanza muy bien dirigida pero, inclinándose ágilmente a un lado, Hércules esquivó el venablo mortal.

Luego, tenso su arco, disparó una flecha que parecía incendiar el aire cuando la soltó, y golpeó al monstruo de lleno en su costado. Con tan gran ímpetu la había disparado, que atravesó los tres cuerpos del feroz Gerión. Con un agudo y desesperante gemido, el monstruo se inclinó y después cayó, para no levantarse nunca más. Entonces, Hércules condujo el ganado colorado hacia la Ciudad Santa.

El viaje de regreso resultó mucho más accidentado que el de ida. Tuvo, primero, que matar tantos monstruos en Libia que, para conmemorarlo, se erigieron luego las “Columnas de Hércules“, que separan la Libia o África del Norte, de Europa y que no son otras que la roca de Gibraltar y la de Ceuta. Luego, tuvo que atravesar España, la Galia, Italia, Sicilia y Grecia. En Liguria fue atacado por los belicosos indígenas. Eran tantos que Hércules agotó sus flechas e incluso las piedras a su alcance, así que pidió auxilio a Zeus, su padre, y éste envió contra sus enemigos una lluvia de pedernales, que acabó con ellos. Luego, los ladrones Alebión y Derkinos, hijos de Poseidón, intentaron quitarle el rebaño. Hércules los mató. Al llegar a Calabria, uno de los toros se escapó y cruzó a nado el estrecho entre Italia y Sicilia. Hércules dejó el resto del rebaño al cuidado de Hefaistos y corrió tras el descarriado. Después de matar a Etix, rey de los elimes, que quiso quedarse con él, lo hizo regresar con los demás. Llegados a Grecia, fueron los toros atacados por un enjambre de tábanos, enviados, lógicamente, por Hera, que los enloqueció y dispersó. Hércules reunió a los que pudo y los otros se hicieron salvajes por las llanuras de Scitia. Y, por fin, entregó los toros a Euristeo, que los sacrificó a Hera.

Aunque fatigado por este exigente trabajo, Hércules finalmente regresó. El Maestro esperaba su llegada.

Bienvenido, Hijo de Dios que es también hijo del hombre. – saludó así al guerrero que regresaba. – La joya de la inmortalidad es tuya. Con estos doce trabajos has superado lo humano y ganado lo divino. Has llegado al hogar, para no dejarlo más. En el firmamento estrellado será inscrito tu nombre, un símbolo para los luchadores hijos de los hombres, de su destino inmortal. Terminados los trabajos humanos, tus tareas cósmicas empiezan.

Pensemos en Hércules como en un Salvador del Mundo. Ha tenido una visión de algo que ha de hacer. Ve a la humanidad poseída por un monstruo, un hombre de tres cuerpos, símbolo de un ser humano con sus tres vehículos, mental, emocional y físico unidos.

Ese monstruo humano de tres cabezas representa la fuerza egoísta concentrada por el hombre y que le ataca en todos los aspectos: moral, mental y físico. Las masas humanas están representadas por el rebaño rojo, dominado por ese monstruo de tres cabezas.

El pastor que cuida el rebaño, del que Hércules se compadeció y cuya vida perdonó, representa la mente. Por eso fue respetado, porque no se puede concebir ningún ser humano encarnado que no necesite usar la mente como intérprete de la energía espiritual.

El perro de dos cabezas es la Ley Convencional del Viejo Orden, guiada por el egoísmo, conocida como “ortodoxa”, y que ha de ser sustituida por la Nueva Ley, inspirada por el amor. Porque la Ley ortodoxa, como el perro, posee un doble aspecto: es, a la vez, buena y mala, pues nunca beneficia a todos, sino que contenta a unos y daña a otros. El trabajo del Nuevo Día consiste en separar ambos aspectos.

Por una parte, hay que eliminar lo que no es ya útil y entorpece y, por otra, hay que conservar lo que hay de aprovechable.

Hércules, el dios Sol, representa la ley cósmica que finalmente extrae el bien del mal y el orden del caos.

El destino de la humanidad como conjunto está representado por el hecho de que, al regresar a casa, Hércules coloca el rebaño en un recipiente de oro, que le ha dado el dios del Sol, Helios.

Fijémonos en que al guardián del ganado, Ortro (el aspecto forma), se le dio muerte, pero el pastor y el ganado fueron introducidos en la copa de oro y elevados hasta el cielo. Aquí tenemos representado el Santo Grial; y así se realizó el trabajo. El Salvador del Mundo había cumplido su función; había elevado a la humanidad. Y eso es, precisamente, lo que hizo Cristo.

Se habla, a veces, del fracaso del Cristianismo. Pero no hay fracaso por parte del Gran Plan. Tal vez lentitud, pero, ¿sabemos cuán desastroso sería si la evolución fuera demasiado rápida, cuán peligroso si la gente fuera sobreestimulada antes de estar preparada para ello? Todos los Maestros conocen los peligros de la sobreestimulación, los desastres que ocurren cuando una persona hace ciertos contactos antes de que su mecanismo esté suficientemente puesto a punto. Los Salvadores del Mundo tienen que trabajar lentamente, pues El tiempo no significa nada para ellos.

El signo de Piscis gobierna los pies y de ahí la idea de hollar o pisar el Sendero y alcanzar la meta que ha sido la fundamental revelación espiritual de la era de Piscis. Piscis es también el signo de la muerte, en varios aspectos. A veces será la muerte del cuerpo, o puede ser que una vieja teoria llegará a su fin; que una amistad indeseable cesará; que la devoción a alguna forma religiosa del pensamiento que se ha sostenido, terminará y surgirá una nueva y colocará sus pies sobre un nuevo sendero. Piscis es el signo de la muerte para La personalidad. Recordemos aquella exclamación, tan mal traducida y peor interpretada, de la Crucifixión . “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, que no es sino la reclamación de la personalidad al espíritu, que la está abandonando para siempre, tras milenios de convivencia. Si nosotros pudiéramos abandonar la idea de los velos de la personalidad, estaríamos dispuestos a abandonar La personalidad.

También significa la muerte de un Salvador del Mundo, pues es el signo de la crucifixión y marca el fin de un ciclo zodiacal.

Existe en la naturaleza el reino humano y, por encima de él, hay otros reinos: el espiritual y el cósmico; y, por debajo de él, los reinos animal, vegetal y mineral.

El trabajo de los inteligentes hijos de Dios es actuar como transmisores, a través de la mente, de la energía espiritual, que salvará y vitalizará a todos los reinos inferiores de la naturaleza.

En cada país se puede encontrar a los que saben (no a los que dicen que saben). Pero hay un grupo de seres humanos, integrados ahora, sobre quienes está colocada la carga de guiar a la humanidad.

Están iniciando y diseminando movimientos que tienen en sí la nueva vibración; están diciendo cosas que son universales en su carácter; están enunciando principios que son cósmicos; son inclusivos, no exclusivos; no les importa qué terminología use un hombre; insisten en que el hombre debe guardar su propia concepción de la verdad para sí mismo, y no la debe imponer a nadie más; se reconocen mutuamente y, dondequiera que se encuentren, hablan un idioma universal, demuestran la luz universal, son servidores y no tienen interés en ellos mismos.

El mensaje que les llega desde lo interno está expresado en las palabras simbólicas, “Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”. A cada uno se le dirá una cosa diferente según la necesidad de la gente que lo rodea, para entregar un mensaje de luz. Por lo tanto, ellos no están atados por dogmas o doctrinas, porque tienen la palabra que les ha llegado en la oscuridad, la que han labrado para sí en la lucha y el esfuerzo de sus propios espíritus. Encuentran la necesidad de su prójimo, y de ellos es el mensaje de Cristo. “Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado”. Pero ese amor de Cristo no es un sentimiento. El amor que Cristo proclamó es una comprensión inteligente y una apreciación de la necesidad del individuo.
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Un nuevo mandamiento os doypuede ser resumido como “inclusividad”, el signo característico de la Nueva Era, el espíritu universal, la identificación, la unidad con todos nuestros semejantes. Eso es amor y él nos mantendrá ocupados; no tendremos tiempo para hablar del amor, estaremos ocupados haciendo cosas, grandes cosas y pequeñas cosas, cosas sin importancia y cosas importantes.

¿Cómo nos prepararemos para llenar ese requerimiento, para poseer esas características que automáticamente nos colocan dentro del grupo de servidores del mundo?

Sea cual fuere nuestro deber, hagámoslo.

Cultivemos la recta actitud interior y estemos abiertos de par en par a todos nuestros semejantes.

Aprendamos a meditar, y aprendamos verdaderamente a meditar.

La meditación, cuando es correctamente llevada a cabo, es un arduo trabajo mental, pues significa orientar la mente en dirección al espíritu, y nosotros aún no podemos hacerlo. Significa que, cuando hayamos aprendido a enfocar la mente en el espíritu, debemos sostenerla firmemente allí y, cuando hayamos aprendido a hacer eso, debemos aprender a escuchar en la mente lo que el espíritu nos está diciendo, y eso aún no podemos hacerlo.

Luego, debemos aprender a recibir lo que el espíritu nos ha dicho, y formar con ello palabras y frases y volcarlo al cerebro que está esperando. Eso es la meditación, y es siguiendo ese proceso como llegaremos a ser Servidores del Mundo, pues entonces seremos la fuerza de lo que hayamos llevado a cabo. Automáticamente, nos encontraremos protegidos por ese Gran Uno cuya misión es levantar a la humanidad de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real.

Los doce trabajos de Heracles (en la mitología romana, Hércules) son una serie de arcaicos episodios relacionados por una narración continua posterior, sobre la penitencia llevada a cabo por Heracles, el mayor de los héroes griegos. Los enfrentamientos individuales de éste con varios animales le sitúan antes de la literatura griega y los temas orientales: «Es una cuestión abierta si los antiguos griegos tuvieron alguna oportunidad de ver un león vivo, pero la migración de la imagen del león y de las escenas de lucha con éste está bien documentada arqueológicamente», aduciendo también la serpiente con siete cabezas de Ugarit y el Antiguo Testamento. El establecimiento de un ciclo fijo de doce trabajos era atribuido por los griegos a un poema épico (hoy perdido) escrito por un tal Peisandros de Rodas, quizás sobre el 600 a. C.

Tal como se conservan, los trabajos de Heracles no se narran en ningún lugar único, sino que deben ser recompuestos a partir de muchas fuentes. Ruck y Staples aseveran que no hay una forma única de interpretar los trabajos, pero que seis estaban situados en el Peloponeso, culminando con la rededicación de Olimpia y los otros seis, parte de la misma secuencia, llevaron al héroe mucho más lejos. En cada caso, el patrón era el mismo: Heracles era enviado a matar o conquistar, o a buscar para el representante de Hera Euristeo un animal o planta mágicos. «Todos los lugares seleccionados eran previamente baluartes de Hera o de la “Diosa” y Entradas al Otro Mundo».