15 de octubre de 2014

Druidas y Su Doctrina en el Mundo Celta


Los Druidas dieron forma a una doctrina basada en la inmortalidad, la moral humana, una visión del mundo en función de la Naturaleza, una mitología, un ceremonial y unos ritos funerarios. 

Para todos ellos la vida era una etapa de un largo camino, en la que se disponía de un cuerpo, de una
voluntad, de unas creencias y de unas propiedades, todas las cuales podrían ser llevadas al mundo de los muertos, del que acaso regresarían en una nueva condición de «seres vivos».

En este largo camino se producían una serie de transmigraciones del alma, con la peculiaridad de que uno de estos procesos podía llegar al cuerpo de un hombre, de una mujer o de un animal. 
Esta idea sobre la metempsicosis aparece en varios cuentos y leyendas Celtas.

A pesar de que los Druidas tomaban a los árboles como el eje de la existencia de los seres humanos, se fijaron en el cielo y en muchos fenómenos naturales. Esto les proporcionó unas nociones muy valiosas en disciplinas como la física y la astronomía, que aplicaron a sus calendarios. 

Ya sabemos que eran unos médicos excelentes, lo mismo que unos filósofos.
Por su condición superior dentro de una sociedad tan tribalizada y errante, los Druidas formaron una especie de cofradías muy bien organizadas. 
Como toda una civilización se hallaba bajo su responsabilidad, llegaron a contar con santuarios en los que se reunían para compartir conocimientos y hablar de sus inquietudes.
Se tiene constancia de que existieron familias druídicas, ya que la iniciación era muy larga. 
Podía durar veinte años, en un proceso que cubría las etapas de preparación y de aprendizaje. 
A lo largo de todo este tiempo el «aprendiz» estaba obligado a memorizar millares de versos, en los que se hallaba condensada toda la doctrina druídica. Sin embargo, a pesar de lo dura que resultaba esta enseñanza, se imponía una severa elección de los candidatos, debido a que éstos llegaban a ser cientos porque convertirse en un druida significaba alcanzar un poder casi sobrenatural.

¿Hubo Druidesas?

La leyenda cita a las druidesas, pero cumpliendo el papel de unas brujas.
Los historiadores creen ver en estas mujeres a Brigit, la diosa de las tres caras que representa la poesía, o a las hadas de Bretaña. 
Otros se fijan en Morgana, la protectora de Arturo.
De lo que no hay duda es que entre los druidas no había ninguna ley que prohibiera la existencia de druidesas. 
Se cree que aparecían en tiempos de guerra, como alentadoras del valor, curanderas y protectoras. También podían socorrer a los caballeros que buscaban el Grial, al indicarles la ruta menos peligrosa, luego de consultar las cartas o las hojas de un árbol. 
Pomponio Mela menciona a las Gallisenas, que eran unas vírgenes muy bellas, a las cuales se
podía encontrar en la isla de Sein. 
Para ayudar a los Celtas llegaban a ordenar al mar que calmara sus olas o al viento que soplase en distinta dirección. 
Otra de sus cualidades era la de transformarse en animales; sin embargo, lo más preciado de estas singulares «druidesas» hemos de verlo en que predecían el futuro y sanaban las heridas mortales de los héroes.
Cuando los romanos atacaron la isla de Mona, se debieron enfrentar a unas mujeres enlutadas, que les
combatieron con antorchas y gritando conjuros malignos. 
Algunos de éstos consiguieron hundir varios barcos; sin embargo, el sol rompió las débiles nubes y
su resplandor provocó la huida de estas furiosas druidesas. 
Nunca más se supo de ellas.


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