9 de julio de 2017

La Crucifixión de Jesús -



Los soldados golpearon a Jesús con látigos. Le pusieron un manto púrpura. Hicieron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. Se rieron de Él y le escupieron. Dijeron que era el “Rey de los judíos”.

Marcos 15:15–20



Mucha gente siguió a los soldados mientras llevaban a Jesús a un cerro cerca de Jerusalén. Lo obligaron a cargar Su propia cruz. Le clavaron las manos y los pies a la cruz, y la levantaron. También crucificaron a otros dos hombres que eran ladrones.

Lucas 23:27, 33; 

Juan 19:17–18


Jesús oró y le pidió al Padre Celestial que perdonara a los soldados que lo habían crucificado porque ellos no sabían que Él era el Salvador.

Lucas 23:34


María, la madre de Jesús, estaba de pie cerca de la cruz. El apóstol Juan también estaba allí. Jesús le pidió a Juan que cuidara a la madre de Él, y Juan se llevó a su casa a la madre de Jesús.

Juan 19:25–27



La tierra quedó cubierta de oscuridad. El Salvador sufrió en la cruz por muchas horas. Finalmente Su espíritu dejó Su cuerpo, y murió.

Mateo 27:45, 50


Cuando murió, hubo un terremoto que rompió grandes rocas en pedazos. Una cortina del templo, llamada velo, se partió en dos. Los soldados romanos sintieron miedo.

Mateo 27:51, 54


Uno de los discípulos de Jesús bajó el cuerpo del Salvador de la cruz. Lo envolvió en un lienzo y lo colocó en una tumba, un lugar donde se sepulta a las personas. Rodaron una piedra muy grande enfrente de la tumba para cubrir la entrada.

Mateo 27:57–60


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