18 de octubre de 2017

Genero - Filosofia Hermetica II Parte



El cátodo, o polo negativo, es el principio madre de los Fenómenos Eléctricos y de las más sutiles formas de materia que la ciencia conoce actualmente.
De manera, pues, que existen poderosas razones que impulsan a rechazar el término «negativo»,
insistiendo en sustituirlo por la palabra «femenino» en vez del término antiguo.
Los hechos nos conducen a esto, sin tener en cuenta para nada la doctrina hermética, y, por consiguiente, emplearemos la palabra «femenino» en vez de «negativo» al hablar de dicho polo de actividad.
Las últimas enseñanzas científicas dicen que los corpúsculos o electrones creadores son femeninos.
(La ciencia dice que «están compuestos por electricidad negativa y nosotros que están compuestos por energía femenina).
Un corpúsculo femenino se destaca, o mejor dicho, deja a un corpúsculo masculino y comienza una nueva carrera.
Activamente busca una unión con un corpúsculo masculino, animado por el impulso natural a crear nuevas formas de materia o energía.
Cierto autor va aún más lejos y dice que «enseguida busca, por su propia voluntad, una unión… este
desprendimiento y unión forman la base de la mayor parte de las actividades en el mundo químico.
Cuando un corpúsculo femenino se une a otro masculino, empieza determinado proceso.
Las partículas femeninas vibran más intensamente bajo la influencia de la energía masculina y giran rápidamente en torno de esta última.
El resultado es el nacimiento de un nuevo átomo.
Este nuevo átomo está compuesto realmente por una unión de electrones masculinos y femeninos, pero cuando la unión se efectúa el átomo es una cosa separada, que posee ciertas propiedades, pero que ya no
manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad.
El proceso del desprendimiento o separación de los electrones femeninos se llama «ionización».
Estos electrones o corpúsculos son los obreros más activos en el campo de la Naturaleza.
De sus uniones o combinaciones surgen las diversas manifestaciones de la luz, del calor, de la electricidad, del magnetismo, de la atracción, de la repulsión, de las afinidades químicas y sus contrarios, así como otros fenómenos de índole similar.
Y todo surge de la operación del principio de género en el plano de la energía.
El papel del principio masculino parece ser el de dirigir a cierta energía inherente hacia el principio femenino, poniendo así en actividad el proceso creador.
Pero el principio femenino es el único que ejecuta siempre el trabajo activo creador en todos los planos absolutamente.
Pero, sin embargo, cada principio es incapaz de energía operadora sin la ayuda del otro.


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