15 de diciembre de 2017

Enanos – Elementales



En una gran estancia del interior de las montañas de la Tierra Media, Aulë, el herrero de los valar, creó a los Siete Padres de los enanos durante las Edades de la Oscuridad, cuando Melkor y sus aviesos servidores de Utumno y Angband dominaban toda la Tierra Media.
Por lo tanto, Aulë hizo a los enanos fuertes e intrépidos, insensibles al frío y al fuego, y más resueltos que las razas que los siguieron.
Aulë conocía el alcance de la vileza de Melkor, de modo que otorgó a los enanos perseverancia, un espíritu indómito, tenacidad para el trabajo y capacidad para resistir penalidades.
Eran valientes en el combate y tenían un orgullo y una fuerza de voluntad inquebrantables.
Los enanos se dedicaban a la metalurgia, la minería y la construcción; además, tallaban la piedra prodigiosamente.
Estaban bien dotados para las artes de Aulë, que había dado forma a las montañas, pues eran fuertes, de luenga barba y fornidos, aunque no altos, pues oscilaban entre el metro veinte y el metro cincuenta de estatura.
Puesto que su tarea era larga, se les concedió una vida de unos dos siglos y medio; sin embargo, eran mortales y también podían morir en combate. Aulë hizo a los enanos sabios en el conocimiento de sus artes y les dio una lengua propia llamada khuzdul. En ese idioma, Aulë se llamaba Mahal, y los enanos, khazâd; pero era una lengua secreta, desconocida, con la única excepción de unas pocas palabras, para todos los que no fueran enanos, pues éstos la preservaban celosamente. Los enanos estuvieron siempre agradecidos a Aulë y lo reconocían como su creador. Sin embargo, quien les dio la verdadera vida fue Ilúvatar.
Se dice que una vez que Aulë hubo creado a los enanos, los ocultó a los ojos de todos los demás valar y creyó que tanto él como sus criaturas pasaban también inadvertidos para Ilúvatar.
Sin embargo, aunque éste conocía sus actos, pensó que no lo movía la malicia y consagró a los enanos. Pero lo que no estaba dispuesto a permitir era que esta raza viniera al mundo antes que sus propios hijos predilectos, los elfos, que habían de ser los Primeros Nacidos. Así pues, aun cuando los enanos estaban plenamente conformados, Aulë los cogió y los puso bajo tierra, y en esa oscuridad los Siete Padres de los enanos durmieron durante mucho tiempo antes de que se volvieran a encender las estrellas y se aproximara el despertar.
Así, durante la Primera Edad de las Estrellas los elfos despertaron de las estrellas en Cuiviénen, el lago del este de la Tierra Media. A los pocos años, los Siete Padres de los enanos comenzaron a moverse, la cámara de piedra y ellos se levantaron llenos de temor.
Se dice que cada uno de estos Siete Padres construyó una mansión bajo las montañas de la Tierra Media, pero las historias de los elfos procedentes de esta temprana época sólo hablan de tres.
Correspondían éstas a los reinos Belegost y Nogrod de las Montañas Azules y Khazad-dûm de las Montañas Nubladas.
La leyenda de Khazad-dûm es la más larga, pues fue la casa del Primer Padre, el rey Durin I, llamado el Inmortal.
Para los elfos que habitaban en Beleriand en la Edad de las Estrellas, los enanos fueron realmente una bendición, pues entraron en el reino de los elfos grises con armas y herramientas de acero y demostraron una gran capacidad para trabajar la piedra.
Si bien los elfos grises no tenían hasta entonces conocimiento de este pueblo, que les pareció poco atractivo y al cual llamaron naugrim, "el pueblo menguado", pronto comprendieron que eran sabios en las artes de Aulë y empezaron a llamarlos también gonnhirrim, "maestros de la piedra". Se practicó mucho el comercio entre los elfos y los enanos y ambos pueblos prosperaron.
Aun siendo un pueblo desmañado y de formas nada gráciles, los enanos crearon mucha belleza.
Sus mansiones disponían de grandes estancias llenas de vistosos estandartes, corazas, armas adornadas con piedras preciosas y hermosos tapices.
La luz de las estrellas penetraba por grandes patios y jugueteaba en estanques espejados y rutilantes fuentes de plata.
En las grandiosas cúpulas se veían fúlgidas gemas y vetas de metales preciosos iluminadas por lámparas de cristal.
En las paredes de azabache pulimentadas como lunas de vidrio podían verse maravillosas figuras de mármol.
Por escaleras de caracol y sinuosos pasadizos se accedía a torres altas y hermosas o a salas de piedras multicolores. Había túneles que conducían a patios y grutas con columnas de alabastro estriadas por el tiempo y la habilidad de los cinceles de los enanos.
En las Edades de la Luz de las Estrellas , Los enanos de las Montañas Azules elaboraron el más fino acero que había visto el mundo.
La famosa cota de malla de los enanos, hecha a base de eslabones trabados, se fabricó por primera vez en Belegost, que también se llamaba Gabilgathol y Grandeburgo, y el más grande herrero de todos los tiempos, que respondía al nombre de Telchar, residía en Nogrod, que era también conocida como Tumunzahar y Morada Hueca.
En esta época los enanos forjaron las armas de los sindar y construyeron para los elfos grises del rey Thingol la ciudadela de Menegroth, que se llamaba las Mil Cavernas y tenía fama de ser la más hermosa mansión de la Tierra media.


Siguiente

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu Comentario