5 de enero de 2018

Complejo de Edipo - Psicologia -


Freud estudió el complejo de Edipo, y se inspiró en el mito griego para su denominación. 

El mito cuenta que al nacer Edipo, el oráculo predijo a su padre el rey Layo, que el niño lo mataría y desposaría a su madre. 
El padre, en un intento por evitar la profecía, manda matar al niño, pero el plan falla, y Edipo retorna a Tebas siendo adulto y cumple la profecía.
Freud describe el complejo de Edipo, como una etapa del desarrollo del niño, y resulta fundamental en la configuración psíquica del sujeto.

Freud se inspiró en el mito griego para la denominación de este concepto.
Bajo el mismo principio, Carl Jung, desarrolló el complejo de Electra, que es la contrapartida femenina del de Edipo. 

Freud nunca aceptó la concepción de Jung, pues consideraba la sexualidad femenina de otra forma, y aplicaba el complejo de Edipo también a la sexualidad de las niñas.

Varios fueron los científicos que se opusieron a la universalidad del complejo de Edipo, entre ellos, la psicoanalista alemana Karen Horney, y el antropólogo británico Bronislaw Malinowski.

El Complejo de Edipo:

El complejo de Edipo debe ser reprimido, para permitir el desarrollo de la sexualidad del niño, pero cuando este conflicto se dirige al inconsciente, entra en acción el complejo de castración, donde se atribuye el cercenamiento del pene a la niña. 
El niño teme sufrir la castración, como castigo de su deseo sexual hacia la madre. En la niña, se da un sufrimiento menor por la ausencia de pene, el cual negará psicológicamente.

La fase fálica, el interés del niño por los genitales, desaparece durante el período de latencia, para retornar posteriormente en la adolescencia. Durante este período recibe la amenaza de castración por parte de la madre.

El niño pasa diariamente por el retiro del pecho materno temporario primero (cuando no está mamando), y la separación del contenido intestinal. Luego el retiro del pecho se hace definitivo. Cuando ve la falta en una niña, advierte la posibilidad de la castración, y la amenaza adquiere su efecto tiempo después.

El complejo de Edipo, presenta dos vías al niño:

Activa- tomar el lugar del padre con la madre.
Pasiva- hacerse amar por el padre.

La castración es requisito del Edipo, sea como castigo, o como obligación, se establece de este modo, una lucha entre el narcisismo por una parte del cuerpo, y la investidura libidinosa del objeto.
El Yo del niño, se extraña del complejo.

La investidura de objeto es sustituida por la identificación, que es revertida a la autoridad del padre y la madre, formándose el núcleo del superyo, que prohibirá el incesto, e impedirá que el objeto retome sus investiduras.

Las aspiraciones libidinales son sublimadas en afecto desexualizado, y entonces comienza el período de latencia. 
Freud describe a este proceso como represión, pero podría catalogarse de cancelación y destrucción del complejo.

En la niña, Freud describe que se da la percepción del clítoris como pequeño pene, con perspectivas de que crezca, pero al asumir que las mujeres grandes lo poseen, cree que ha sido castrada. 
El superyo se instaura como resultado de el amedrentamiento externo y la educación. Se acerca al padre sustituyendo a la madre. 
Simbólicamente, su complejo culmina con el deseo de recibir un hijo de su padre, estas nociones permanecen en el inconsciente como base para la futura función sexual.

La actitud comprensiva de los padres ayuda a superar el complejo de Edipo. 
En el mejor de los casos, el niño trata de emular a su rival y superarlo, entonces el padre se vuelve un modelo para el hijo. Lo mismo ocurre con la niña y su madre.

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