2 de julio de 2017

Signos Diloggun - Eyila tonti Obbara -


Signo 12-6.

El refrán de Eyila Obbara dice:

Cuando hay guerra, el soldado no duerme.

En Eyila Obbara te aconsejan:

Elegguá, Oggún, Obbatalá, Shangó, Oshún, San Lázaro, Olokun, Ozaín.

Entorno actual de Eyila Obbara:

Usted se encuentra detenido en una acción o pensamiento, lo que le mueve no funciona ya, y posee una guerra con su salud o por ella pierde su salud.

Patakí de Eyila Obbara. Orunmila y el rey orgulloso.

Había un rey muy avaro y orgulloso, quien se creía el amo y señor del mundo. el tenía una hija y cada vez que tenía un pretendiente al padre no le parecía bien, a la vez que lo demeritaba y lo despreciaba pues para poder desposarse con la princesa, el rey exigía una dote excesiva, la cual nadie de ese territorio poseía. En unos de sus viajes, Orunmila llego a ese pueblo de Ifé, y estando instalado en uno de sus paseos vio a la muchacha 1uedando enamorado de ella y lo mismo sucedió con ella hacia él.

Al siguiente día Orunmila se dirigió a palacio a ver al rey, para pedirle la mano de su hija. El rey no puso obstáculo alguno y le dijo: buen hombre, si usted quiere a mi hija por esposa, usted tiene que pagar una dote por ella pues eso es tradición en nuestra familia. al día siguiente Orunmila llevo todo su capital a presencia del rey y este viendo que no podía demeritar a Orunmila, le puso un nuevo requerimiento donde le dijo que tenía que pedir limosna durante tres meses de casa en casa.

El rey lo que quería realmente era humillar a Orunmila y a la vez despreciarlo pues le hacía ver al pueblo que él era de buenos sentimientos al darle la mano de su hija a un menesteroso y de esa forma limpiaba sus culpas. Ante este nuevo requerimiento del rey Orunmila acepto. Orunmila comenzó en su casa a pedir limosna a todo el que necesitaba de él a la vez que hacia rogaciones, oparaldos, inshe Ozaín y fue tanto la fama que alcanzo durante esos tres meses que a la vez incremento su capital de nuevo.

A los tres meses Orunmila fue a presencia del rey acompañado de una enorme multitud, el rey al ver aquella manifestación nunca vista en esa tierra, hipócritamente le dice: estaba esperando a su persona para decirle que le cedo la mano de mi hija la princesa, pues usted es un verdadero rey.



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