9 de septiembre de 2017

Numerologia China - Significado de Los Numeros -


En la cultura China, se cree que ciertos números son de buena suerte (o de mala suerte) según la similitud entre el sonido del número y de alguna otra palabra.

Ciertos números evocan de tal forma la buena fortuna que la gente paga sumas astronómicas para poder obtener ciertas combinaciones en las placas de sus vehículos, en sus números telefónicos o, incluso, para tener una "buena" dirección postal.

Dado que hay cientos de dialectos en la lengua china, el factor de la suerte varía según la zona donde te encuentres, pero siempre se aplican las mismas reglas en lo concerniente a las creencias.

Entre los números de buena suerte se incluyen estos:

Número Tres

Se pronuncia "san" y suena como la palabra vida; por eso, siempre es un número de buena suerte.

Número Seis

El sonido de este número es "liu", lo mismo que la palabra suave. Se considera de buena suerte pues presagia un desarrollo suave del futuro, tanto en la vida personal como en los negocios. En muchos escaparates y negocios de China se ve un 666 de la buena suerte, lo cual puede resultar chocante a quienes creen en la Bestia y le tienen fobia a este número (por si acaso, se llama hexakosioihexekontahexafobia).

Número Ocho

Se pronuncia "ba" y es el número más afortunado de todos, pues tanto en mandarín como en cantones tiene un sonido similar a la palabra riqueza o fortuna.
Este es el número que los chinos usan para fomentar la prosperidad.
El Banco de China siempre escoge los octavos pisos de sus edificios para poner allí sus oficinas.
El rascacielos más alto de China, la torre Jin Mao, tiene ochenta y ocho pisos.
Los habitantes de Hong Kong que hablan cantones le tienen un cariño especial al número ocho, y en muchos restaurantes de la isla se encuentran menús del día a ochenta y ocho dólares.

Número Nueve

Se pronuncia "jiu" y suena como la palabra duradero. Es de buena suerte este número, pues representa la longevidad en cualquier aspecto de la vida.

Número Cuatro

El cuatro es un número temido en toda Asia, pues suena como la palabra muerte en muchas lenguas asiáticas.
Las compañías que producen aparatos electrónicos tales como teléfonos celulares prefieren no mencionar el cuatro al enumerar sus líneas de producto, y en muchos edificios no hay piso cuarto.
Para los cantoneses, el catorce es aún peor, pues la pronunciación "sap sei" es peligrosamente parecida a "sat sei", que significa "muerte segura"

 Los números de la Buena Suerte han jugado un rol importante en la cultura china durante mucho tiempo (la Ciudad Prohibida tiene 9.999 habitaciones).
El número puede ser todavía un factor determinante en la China actual a la hora de elegir casa, número de teléfono o, incluso, la fecha de nacimiento.
En general, se considera que los números pares dan más suerte que los impares.
El Dos sugiere armonía; el Seis, suave progreso, ya que su pronunciación (liu) es igual que la palabra ‘fluir’.
Sin embargo, el Cuatro es homófono con la palabra ‘muerte’ en chino, por lo que se considera de mala suerte.
El número Nueve, por el contrario, implica longevidad.
Pero el número Ocho es, con diferencia, el más ‘afortunado’.
La pronunciación en chino del número Ocho, ‘ba’, es similar a la palabra ‘prosperidad’, que en mandarín se pronuncia ‘fa’.
La similitud fonética es aún mayor en cantonés.
De hecho, fue en Cantón donde se originó la creencia en la fortuna del número Ocho, para luego extenderse por todo el país.
La afición de los chinos por este número se hizo evidente en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, que comenzaron el día Ocho del octavo mes de 2008 a las 8 horas. Lo lógico hubiera sido organizarlos a finales de agosto, cuando las temperaturas no son tan sofocantes, pero así no se hubiera cumplido con la superstición.
A pesar de tener origen en el sur, hay constancia de su existencia también en el norte de China.
En Beijing, los número de terminales de teléfono que incluyen muchos Ochos se pagan más caros, mientras que los apartamentos en la octava planta son los más cotizados.
Por el contrario, nadie quiere vivir en la planta cuarta y, en algunos casos, ésta ni siquiera existe, al menos nominalmente.
Así, algunos edificios y hoteles pasan de la planta Tres  a la Cinco directamente.
Lo mismo ocurre con la planta Catorce o, en el caso de edificios destinados a los extranjeros, con la Trece.
Al sur, en Hong Kong, los hombres de negocios pagan verdaderas fortunas con tal de hacerse con un número de matrícula concreto.
En los años 90, la matrícula número Ocho se vendió por 5 millones de dólares de hongkoneses.


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