12 de diciembre de 2017

Samskaras y El Karma -



Los Samskaras son un conglomerado de las acciones que hemos realizado a lo largo de las eras; son las diversas impresiones que se han reunido en lo que llamamos mente. 
La mente esta moldeada y ese mismo molde es lo que forma los velos que ocultan el Yo real. El proceso es encontrar el Yo real de uno mismo, y para encontrarlo, tenemos que deshacernos de los samskaras.

La extensión de la mente es tan vasta como el uni­verso entero. Abarca cada experiencia adquirida desde el átomo primordial, desde el tiempo de la gran explosión, cuando fuisteis propulsados hacia adelante como un átomo minúsculo. Todas las experiencias adquiridas desde ese estado a través de los reinos mineral, vegetal, animal y finalmente, humano, están en la mente. Todas esas experien­cias permanecen en ella y son indestructibles.

No somos otra cosa que un manojo de acciones y pensamientos pasados que han sido pesadamente ­impresos en nuestra psique.

No importa que una persona tenga, en la medita­ción, una experiencia o una visión horrorosa. 
La experiencia fea es tan válida como la hermosa. Lo que tienes delante es sólo la impresión.…

Los Samskaras no son forzosamente sólo malos, también pueden ser buenos, depende de cómo y donde fueron formulados y expresados. Si fueron formulados por una mayor cantidad de tamas, que es inercia u oscuridad, entonces aparecerá una mayor negatividad; si los samskaras que constitu­yen la mente individual son dominados por sattva o las fuerzas de la luz, entonces naturalmente la vida será más placentera. Estos dos gunas, tamas y satt­va, tienen que ser activados por un tercer elemento que es el rajas (la acción). Por lo tanto, hay una interacción continua entre tamas, sattva y rajas.

Todos los samskaras creados en las mentes indivi­duales de los hombres están interconectados. Una persona buena esparce, sin esfuerzo, bondad a todo su alrededor. La naturaleza de la flor es ser bella, pero esto no es lo único que hace, también aumenta la belleza del jardín. Por eso cada perso­na es responsable de la otra.

Los samskaras no pueden ser destruidos. Esos samskaras (formas o fuerzas de pensamiento) que limpiamos irán donde sean atraídos con más fuerza. Por eso, mientras más pensamien­tos negativos tengas, más pensamientos negati­vos atraerás hacia ti. Si piensas positivamente, más pensamientos positivos vendrán a ti. ¿De dónde vienen? Atraes aquellos que han sido descartados por otras mentes individuales; de hecho te conviertes en un imán que los atrae. Así es como aumentas la negatividad, porque todo existe por siempre, nada puede ser destrui­do jamás, ni un solo pensamiento, ni un solo samskara.

¿Qué significan las experiencias que tienen las personas durante la meditación? Significan sim­plemente que, al bucear profundamente en los niveles más sutiles de la mente, traemos a la mente consciente experiencias que ya existían.

Lo que produce los samskaras es el motivo o la motivación que hay detrás de cada acto. Uno puede estar totalmente devocionado a lo que está haciendo y aun asi no estar apegado a la acción, porque la acción es realizada por sí misma y no por los frutos que trae. La causa es activada, pero la causa se vuelve una causa sin causa por lo que no tendrá efecto.

La materia no puede ser destruida. El pensamiento que formula los samskaras también está com­puesto de materia.

Todo el mundo, de forma consciente o incons­ciente, desea la paz. Aun así, el factor subyacen­te que bloquea esta paz, el obstáculo en el cami­no a la felicidad, son los samskaras.

Cuanto más intentas deshacerte de los samska­ras, más samskaras formas. Cada pensamiento que tienes, bueno o malo, forma una impresión y la impresión es un samskara.

Puedes tener samskaras buenos o puedes tener­los malos. Siendo de una naturaleza relativa estarán dentro de los confines de la ley de los opuestos. No podemos escapar o deshacernos de los samskaras, pero nos podemos elevar por encima de ellos. Los Samskaras son como una carga que el hombre lleva ala espalda. Disminuyendo la carga no destruimos su conte­nido: lo dejamos al borde del camino.

Para elevarse por encima de la ley de los opuestos hay un cierto proceso: el de refinarse. Los samskaras no se pueden destruir, pero se pueden llevar aun nivel mucho más puro, mucho más sutil y eso viene a través de la acción. Toda acción que se realiza está gobernada por el pen­samiento. Si los pensamientos pueden formularse de forma bondadosa, las acciones también serán buenas.

Los pensamientos son algo muy persistente. Continúan y continúan. Cuanto más luchas con­tra ellos y cuanto más los expulsas, más vienen metiéndote más profundamente en el remolino de los samskaras.

Si no es posible disciplinar la mente, es posible dis­ciplinar el cuerpo. El cuerpo se disciplina por la acción adecuada y según lo disciplinamos, la mente también se hace disciplinada. El efecto de esta disciplina es el refinamiento de los samskaras y que la mente llegue a un nivel mucho más sutil. Y cuando la mente alcanza un nivel más sutil, las acciones del hombre se vuelven más puras.

Cuando la mente, el cuerpo y los procesos del pensamiento del hombre se hacen más refinados, éste comienza a explorar los niveles más profundos de su mente. Según la mente desciende a sus niveles más profundos y se encuentra con su yo más sutil, penetra más luz. Al penetrar más luz, los samskaras más densos que nos constituyen se hacen más ligeros, la carga se hace más denso. A la vez que la carga se hace más ligera y el yo más grosero del hombre adquiere una cualidad más sutil, cada acción que se realiza no deja esa impresión profunda, o esa cicatriz que constitu­yen los samskaras.

Según infundimos el yo interior, el Reino de los Cielos que está en nuestro interior, en nuestra vida diaria; las impresiones del pasado pierden su poder.

Esta vida se produce por el impulso comenzado en vidas previas. Hoy somos la suma total de lo que hemos sido y todo lo que nos sucede lo hemos creado nosotros. Cuando el hombre empieza a aceptar el hecho de que “Yo soy lo que soy porque me he hecho lo que soy”, se hace un hombre responsable. Y cualquier hombre que se vuelve responsable puede ver todos los sucesos de la vida de forma objetiva dejando de echar la culpa a los demás.

Sin destruir nuestros samskaras previos les superponemos una forma de vida que nos puede llevar a su refinamiento. Los samskaras se refi­nan y los tres gunas en el interior del hombre se tranquilizan sin destruirse. Cuando se adquiere esa tranquilidad, entonces esos mismos samska­ras desaparecen de nuestras vidas y se hacen uno con sus elementos originales.

Al intentar destruir los samskaras, estás añadiendo más samskaras. Lo que hay que hacer es refinar­los. Al alcanzar un determinado punto de refina­miento, se produce una gran tranquilidad y los samskaras se desprenden y se vuelven uno con sus elementos originales, que son indestructibles. Esto es lo que hace que el universo continúe, por eso es eterno. Esos samskaras, esos valores de vida tamásicos, rayásicos o sátvicos no tienen comienzo y, por lo tanto, no tendrán fin. Pero al refinarlos completamente, se desprenden de noso­tros y sólo permanece la luz pura.

El hombre se ha vuelto débil por su propio hacer, por su propio karma, por su propia mente, por sus propios modelos de pensamiento y por las impresiones que ha creado sobre su existencia. Y en realidad, esta debilidad es sólo un reflejo, una superposición de la mente, del pensamiento. Hablando de forma relativa hay debilidades, pero desde los valores absolutos no hay ninguna debilidad.

¿De dónde viene la fealdad? No viene del objeto, la fealdad viene de tus impresiones o samskaras presentes en tu mente subconsciente. De eso es lo que tenemos que librarnos. A través de la meditación puedes quemar las semillas del karma para que no crezcan.

Aprender lecciones no significa adquirir conoci­mientos. Lo que nosotros llamamos aprender sig­nifica limpiar… y así es como alcanzamos un estado de pureza. Toda la suciedad tiene que limpiarse, la suciedad de los samskaras, que es la combinación y permutación de las diversas impresiones.

La mente supraconsciente está en el nivel más fino de la relatividad y representa la cualidad de la “luz”. Nuestro condicionamiento depende completamente de cuánta luz de la mente supra­consciente se filtra. Cuanto más claro está el paso para esa luz, la experiencia es más genuina, por­que en el poder de la luz, los condicionamientos desaparecen, son superados y siente la pureza de la experiencia. Por lo tanto, para adquirir la verdadera experiencia, uno tiene que clarificar la mente.

Si la mente se hace más clara, la experiencia se hace más válida y verdadera. Y eso es lo que queremos, la experiencia de nosotros mismos.

Si tenemos estabilidad en nuestro interior, pode­mos acoger nuestro enfado por si mismo y consi­derarlo como una experiencia en si misma, sin proyectarla sobre ese pobre compañero que tene­mos delante. Este conocer viene por si mismo si permitimos que la luz interior se filtre a través de nosotros. Entonces el enfado pierde su aguijón y no deja ningún samskara, no deja una impresión duradera que tengas que resolver de alguna otra forma.

Los esqueletos que tienes colgados en el armario de la mente se liberan con las pesadillas. Es una experiencia que resuelves durante el sueño, lo que habría sido mucho más difícil si la experiencia hubiese ocurrido mientras estabas despierto.

Las experiencias de los sueños son incluso más válidas que las experiencias de la vigilia, porque cuando estamos despiertos, tenemos ciertos prejui­cios, condicionamos nuestras experiencias por nuestros procesos de pensamiento. Pero cuando soñamos, no tenemos el poder de ordenar nuestros pensamientos y vienen según su propia necesidad de expresarse a si mismos y encontrar su liberación.

La única persona que no sueña es el hombre que ha adquirido equilibrio perfecto entre el consciente, el subconsciente y el supraconsciente. Para él la unidad y el equilibrio total existen. Este hombre nunca sueña, no tiene samskaras que expresar o liberar.

Siempre estamos creando a Dios. Estamos siempre tirando de esa energía pura, esa experiencia pura que se experimenta a si misma. Estamos tirando de esa energía pura a través de las sucias capas de nuestra mente e intentamos interpretar esa pureza a través de nuestra suciedad (samskaras). Por ello, algunos filósofos dicen que el hombre crea a Dios de acuerdo con sus propias concepciones.

¿Cómo puede comprender el que está atado por los lazos de los gunas y samskaras al que vive en la libertad total del libre albedrío (el hombre auto-realizado)?.

Un sueño es una historia compuesta de diversos elementos extraídos de varias experiencias de esta vida o de muchas otras vidas. Se juntan muchas experiencias, se meten en el puchero, y la sopa que resulta es el sueño.

Cuando el sueño parece muy vivido, significa que ciertas experiencias del día o de la semana han dejado una profunda impresión en tu mente. Esa impresión, a su vez, ha agitado un samskara que está profundamente oculto.

Estás evolucionando incluso cuando duermes. Sin querer, los samskaras están liberándose y, al ser liberados, salen de sus agujeros. Es más fácil liberar un samskara cuando se está soñando que cuando se está despierto.

Cada sueño que tienes es totalmente necesario para tu evolución, porque la mente interna (las capas más profundas de la mente) sabe que tiene que liberarlo y no hay interferencia de la mente consciente.

¡Tened más pesadillas… liberad esos miedos! Un mal sueño ayuda más que uno bueno. Un mal sueño agita tu interior deshaciendo ese samska­ra.

Una impresión muy profunda no sólo permanece en el subconsciente, sino que se traduce a través de la mente consciente en la vida diaria.

En el sueño profundo, el hombre está más cerca de la Divinidad porque la mente consciente está en calma.

La mente consciente puede actuar como un estimulo para que se produzcan ciertos sueños. Este mecanismo libera varias impresiones de la mente y aligera su carga. Si esto no sucediese, el hombre se volvería loco… por lo tanto es una válvula de escape que es muy necesaria.

Lo que separa al individuo de lo universal son esas finas corrientes de samskaras.

Los elementos de los samskaras, que son de una materia muy fina, se desintegran más allá de las partículas subatómicas y fluyen a las áreas donde son más necesitados. Así, estas finas corrientes permanecen durante la fusión final entre el individuo y lo universal, entre el hombre y Dios. Aquí ocurre un proceso distinto. El árbol entero existe en la semilla y la semilla existe en el árbol. Estas finas corrientes no tienen un homólogo, a su nivel, en el que desintegrarse. Por lo tanto, estas finas corrientes revierten al estado de semilla y el individuo es finalmente liberado y tú te haces uno con Dios. Esa es la unidad de conciencia.

Esa es la unificación entre el hombre y Dios.

Estamos tratando de deshacernos de ideas pre­concebidas, doctrinas y creencias ciegas de las que no sabemos nada para apuntar al valor experimental real de la vida, donde lo más puro de lo puro, el yo espiritual, se experimenta en su inocencia total.

El alma individual viene de lo no modelado y se modela al combinarse con todos los diversos ele­mentos del Universo. Para que el alma encuen­tre la paz total, tiene que desmodelarse.

Debido a asociaciones y experiencias pasadas nuestro razonamiento se tuerce.

Cuando utilizamos métodos para intentar desmo­delarnos a nosotros mismos, lo que sucede es que, en el intento de desmodelar la mente con la mente, la remodelamos en un molde distinto. De lo que se trata realmente es de escapar de los modelos. El objetivo es sobrepasar los moldes del alma yendo profundamente al interior a las bases de la pura inocencia. Este es el propósito de la vida.

Fuentes. Sociedad Española de Meditacion


Siguiente

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu Comentario